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ROM001001 apóstol por llamamiento divino, elegido para el evangelio de Dios ROM001002 que previamente había prometido, por medio de sus profetas, en las Sagradas Escrituras, ROM001003 acerca de su Hijo -nacido del linaje de David según la carne; ROM001004 constituido Hijo de Dios con poder, según el espíritu santificador, a partir de su resurrección de entre los muertos-, Jesucristo nuestro Señor; ROM001005 por quien hemos recibido la gracia del apostolado, para conseguir, a gloria de su nombre, la obediencia a la fe entre todos los gentiles, ROM001006 entre los cuales estáis también vosotros, por llamamiento de Jesucristo. ROM001007 A todos los amados de Dios que estáis en Roma, llamados a ser pueblo santo: gracia y paz a vosotros de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. ROM001008 Primeramente, doy gracias a mi Dios, por mediación de Jesucristo, a causa de todos vosotros, porque vuestra fe es celebrada en todo el mundo. ROM001009 Porque Dios, a quien doy culto en mi espíritu anunciando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que os recuerdo incensantemente ROM001010 en mis oraciones, para ver si, por fin, se me allana alguna vez el camino y pueda, si Dios así lo quiere, llegar hasta vosotros. ROM001011 Pues estoy anhelando vivamente veros, para comunicaros algún don espiritual con el que quedéis fortalecidos, ROM001012 o mejor, para que, en vuestra compañía, recibamos mutuo aliento, por medio de la fe que nos es común tanto a vosotros como a mí. ROM001013 No quiero que ignoréis, hermanos, que muchas veces me he propuesto llegar hasta vosotros, para recoger también entre vosotros, al igual que entre los demás gentiles, algún fruto; pero hasta ahora me ha sido imposible. ROM001014 Yo me debo tanto a griegos como a bárbaros, a sabios como a ignorantes; ROM001015 así que, por lo que a mí toca, deseo vivamente proclamar el evangelio también entre vosotros, los de Roma. ROM001016 Porque no me avergüenzo del evangelio, ya que es poder de Dios para salvar a todo el que cree: tanto, y en primer lugar, al judío, como también al griego. ROM001017 En el evangelio se revela, en efecto, la justicia de Dios que, partiendo de la de fe, en la fe se consuma, según está escrito: el justo por fe vivirá. ROM001018 La ira de Dios se revela, en efecto, desde el cielo contra toda impiedad y perversión de los hombres que perversamente retienen cautiva la verdad, ROM001019 porque está manifiesto entre ellos lo que puede conocerse de Dios, ya que Dios se lo manifestó. ROM001020 Desde la creación del mundo, están claramente visibles, a través de sus obras, las perfecciones invisibles de Dios, tanto su eterno poder como su deidad, de suerte que ellos no tienen excusa. ROM001021 Pues habiendo conocido a Dios, no le dieron gloria como a Dios ni le mostraron gratitud; antes se extraviaron en sus razonamientos y su insensato corazón quedó en tinieblas. ROM001022 Alardeando de ser sabios, cayeron en la necedad, ROM001023 pues cambiaron la gloria del Dios inmortal por la representación de figuras de hombres mortales, de aves, cuadrúpedos y reptiles. ROM001024 Por eso, Dios los entregó a tal impureza, a causa de sus íntimos torpes deseos, que llegaron a envilecer sus propios cuerpos. ROM001025 Trocaron al Dios verdadero por los dioses falsos y rindieron culto y adoraron cosas creadas en lugar del Creador, el cual es bendito para siempre. Amén. ROM001026 Por eso, Dios los entregó a pasiones que envilecen: sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza; ROM001027 del mismo modo, también los hombres, dejando las relaciones naturales con la mujer, se abrasaron en su lascivia los unos hacia los otros, cometiendo torpezas varones con varones y recibiendo en sí mismos la debida retribución a su extravío. ROM001028 Y como no se dignaron retener el conocimiento verdadero de Dios, Dios los entregó a la reprobable mentalidad de realizar cosas nefandas: ROM001029 están repletos de toda suerte de perversión, de malicia, codicia y maldad; llenos de envidia, de homicidios, de riñas, falsía y mala entraña; son difamadores, ROM001030 calumniadores, opuestos a Dios, insolentes, soberbios, fanfarrones, maquinadores de maldades, rebeldes a sus padres, ROM001031 insensatos, desleales, sin afecto, sin compasión. ROM001032 Los cuales, aun conociendo bien el veredicto de Dios, a saber, que los que practican tales cosas son reos de muerte, no sólo las hacen ellos mismos, sino que hasta aplauden a quienes las practican. ROM002001 No tienes, por tanto, excusa, quienquiera que seas, que te eriges en juez. Pues cuando condenas a otro, a ti mismo te condenas, ya que tú, que te eriges en juez, practicas aquellas mismas cosas. ROM002002 Bien sabemos que el juicio de Dios recae realmente sobre aquellos que tales cosas practican. ROM002003 Pero tú, que te eriges en juez de quienes practican tales cosas, a pesar de que tú mismo las haces, ¿acaso piensas que vas a escapar al juicio de Dios? ROM002004 ¿O es que menosprecias la riqueza de su bondad y de su paciencia y de su comprensión, al no reconocer que esta bondad de Dios intenta llevarte a la conversión? ROM002005 Pero, por tu dureza y tu impenitente corazón, estás acumulando ira para el día de la ira, cuando se revele el justo juicio de Dios, ROM002006 el cual retribuirá a cada cual según sus obras: ROM002007 a quienes, siendo constantes en el bien obrar, buscan gloria y honra e inmortalidad, les dará vida eterna; ROM002008 pero a quienes, obstinándose en la rebeldía y resistiendo a la verdad, se entregan a la perversión los hará objeto de su ira y su furor. ROM002009 Tribulación y angustia para todo hombre que se entrega al mal: tanto para el judío, primeramente, como también para el griego. ROM002010 Por el contrario, gloria y honra y paz a todo el que practica el bien: tanto para el judío, primeramente, como también para el griego. ROM002011 Pues Dios no discrimina a las personas. ROM002012 Efectivamente, cuantos pecaron fuera de la ley, fuera de la ley perecerán. Y cuantos pecaron dentro de la ley, por la ley serán juzgados. ROM002013 Porque, ante Dios, no son justos los que meramente oyen la ley, sino que serán justificados quienes la cumplen. ROM002014 Y así, los gentiles, que no tienen ley, cuando observan, por impulso de la naturaleza, lo que la ley ordena, vienen a convertirse, a pesar de no tener ley, en ley para sí mismos. ROM002015 Ellos dan prueba de que la realidad de la ley está grabada en su corazón, y así lo testifica su propia conciencia y los razonamientos que unas veces los acusan y otras los defienden. ROM002016 Así se verá el día en que, según mi evangelio, Dios juzgue las interioridades de los hombres por medio de Cristo Jesús. ROM002017 Pues si tú, que llevas el nombre de judío, que descansas seguro en la ley, y te sientes ufano de tu Dios; ROM002018 que conoces su voluntad, y sabes apreciar, instruido por la ley, lo que es mejor; ROM002019 que estás convencido de que eres guía de ciegos, luz de los que están en tinieblas, ROM002020 instructor de ignorantes, maestro de niños, que posees en la ley la expresión misma del saber y de la verdad...; ROM002021 pues bien: tú, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, que predicas no robar, ¿robas? ROM002022 Tú, que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú, que abominas de los ídolos, ¿saqueas sus templos? ROM002023 Tú, que te sientes ufano de la ley, ¿deshonras a Dios violando esa ley? ROM002024 Pues, según está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles a causa de vosotros. ROM002025 La circuncisión, desde luego, tiene su valor si observas la ley; pero si no la cumples, aunque estés circuncidado es como si no lo estuvieras. ROM002026 Por el contrario, si el incircunciso observa las prescripciones de la ley, aunque no esté circuncidado, ¿no le ha de valer como si lo estuviera? ROM002027 Más aún: el que no está fisicamente circuncidado pero cumple la ley te juzgará a ti, que, a pesar de la letra de la ley y de la circuncisión, quebrantas esa ley. ROM002028 Porque no es judío el que lo es en lo externo, ni es circuncisión la que se ve en lo externo, en la carne. ROM002029 Es verdadero judío quien lo es interiormente, y es verdadera circuncisión la del corazón, hecha según el Espíritu, no según la letra. Este judío es el que recibe alabanza, no de los hombres, sino de Dios. ROM003001 ¿En qué consiste, pues, la superioridad del judío o qué utilidad tiene la circuncisión? ROM003002 Mucha, desde cualquier punto de vista. Ante todo, porque a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios. ROM003003 ¿Pues qué importa que algunos no fueran fieles? ¿Acaso su infidelidad anulará la fidelidad de Dios? ROM003004 ¡Ni pensarlo! Aunque todos los hombres sean mentirosos, Dios quedará siempre por veraz, según está escrito: Para que seas declarado justo en tus palabras y se vea tu razón cuando te juzguen. ROM003005 Pues entonces, si nuestra iniquidad pone más de relieve la justicia de Dios, ¿qué vamos a decir? ¿No será Dios injusto cuando descarga su ira? -estoy hablando a la manera humana-. ROM003006 ¡Ni pensarlo! Porque, si así fuera, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo? ROM003007 Pero, si la verdad de Dios, gracias a mi mentira, salió ganando más para su gloria, ¿por qué yo voy a ser juzgado todavía como pecador? ROM003008 ¿Y por qué -como se nos calumnia y como algunos dicen que afirmamos nosotros- no habríamos de hacer el mal para que venga el bien? Con toda justicia son condenados estos tales. ROM003009 Entonces, ¿qué? ¿Tenemos los judíos ventaja? ¡De ninguna manera! Porque acabamos de probar que todos, tanto judíos como griegos, están bajo pecado, ROM003010 según está escrito: No hay quien sea justo, ni uno solo; ROM003011 no hay quien tenga recto sentido, no hay quien busque a Dios. ROM003012 Todos se desviaron, se pervirtieron todos a una. No hay quien haga el bien, ni uno siquiera. ROM003013 Sepulcro abierto es su garganta, de sus lenguas se sirven para engaño; veneno de áspides tienen en sus labios, ROM003014 su boca está repleta de maldición y amargor; ROM003015 veloces son sus pies para verter sangre, ROM003016 de ruina y de miseria siembran sus calzadas, ROM003017 y nunca conocieron la senda de la paz. ROM003018 No hay temor de Dios ante sus ojos. ROM003019 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, para aquellos que están bajo la ley lo dice, a fin de que nadie pueda rechistar y el mundo entero se sienta reo de culpa ante Dios; ROM003020 porque por las obras de la ley nadie será justificado ante él, ya que la ley sólo lleva a más conocimiento del pecado. ROM003021 Pero ahora, con independencia de la ley, ha quedado bien manifiesta la justicia de Dios, atestiguada por la ley y los profetas: ROM003022 justicia de Dios que, por medio de la fe en Jesucristo, llega a todos los que creen -sin ninguna diferencia, ROM003023 ya que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios-. ROM003024 Pero, por gracia suya, quedan justificados en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, ROM003025 al que Dios públicamente presentó como medio de expiación por su propia sangre, mediante la fe, a fin de mostrar su justicia al pasar por alto los pecados cometidos anteriormente, ROM003026 en el tiempo de la paciencia divina, y a fin de mostrar esta misma justicia en el tiempo presente, para ser él justo y el que justifica a quien tiene fe en Jesús. ROM003027 ¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda eliminada. ¿En virtud de qué ley? ¿La de las obras? De ninguna manera; sino mediante la ley de la fe. ROM003028 Porque afirmamos que el hombre es justificado por la fe, independientemente de las obras de la ley. ROM003029 ¿Acaso Dios lo es de los judíos solamente? ¿No lo es también de los gentiles? ¡Sí! También lo es de los gentiles. ROM003030 Pues no hay más que un solo Dios, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncidados, y por medio de la fe a los no circuncidados. ROM003031 Entonces, ¿anulamos la ley por la fe? ¡Ni pensarlo! Al contrario: concedemos a la ley su auténtico valor. ROM004001 ¿Qué diremos, pues, que obtuvo Abrahán, nuestro padre según la carne? ROM004002 Porque si Abrahán fue justificado en virtud de sus obras, tiene motivo de jactarse. ¡Pero no ante Dios! ROM004003 En efecto, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abrahán a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia. ROM004004 Ahora bien, al que realiza un trabajo no se le toma en cuenta el salario como un favor, sino como algo que se le debe. ROM004005 Por el contrario, al que no realiza trabajo alguno, pero tiene fe en aquel que justifica al impío, esta fe suya se le toma en cuenta como justicia. ROM004006 En este sentido, también David proclama dichoso al hombre al que Dios imputa justicia, con independencia de las obras: ROM004007 Dichosos aquellos cuyas culpas fueron perdonadas, y cuyos pecados fueron cubiertos; ROM004008 dichoso el hombre a quien el Señor no tomare en cuenta su pecado. ROM004009 Ahora bien, declaración de dicha, ¿es para los circuncidados, o también para los no circuncidados? Porque decimos: A Abrahán se le tomó en cuenta la fe como justicia. ROM004010 Pero ¿cómo se le tomó en cuenta: estando ya circuncidado, o todavía sin circuncidar? No después de la circuncisión, sino antes de ser circuncidado. ROM004011 Precisamente recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia por la fe que tenía ya antes de circuncidarse, para que así fuera padre de todos los creyentes, es decir, de los incircuncisos, a quienes se les tendría en cuenta su fe como justicia; ROM004012 y también padre de los circuncidados, no sólo porque están circuncidados, sino también porque caminan tras las huellas de la fe de nuestro padre Abrahán cuando aún era incircunciso. ROM004013 Pues no fue por medio de una ley como le vino a Abrahán y a su descendencia la promesa de que él iba a ser heredero del mundo, sino mediante la justicia por la fe. ROM004014 Porque, si quienes heredan son los que proceden de la ley, la fe ha quedado sin contenido, y la promesa sin efecto; ROM004015 ya que la ley acarrea el castigo, mientras que donde no hay ley, tampoco hay transgresión. ROM004016 Por eso la promesa es por la fe, para que lo sea como un don y quede asegurada para todos los descendientes, no sólo para los que proceden de la ley, sino también para los que proceden de la fe de Abrahán -que es padre de todos nosotros, ROM004017 como escrito está: Te he constituido padre de una multitud de pueblos - delante de aquel en quien creyó, de Dios, que da vida a los muertos y que a la misma nada llama a la existencia. ROM004018 Esperando contra toda esperanza creyó; y así vino a ser padre de muchos pueblos, según aquello que se le había dicho: Así será tu descendencia. ROM004019 Y no flaqueó en su fe, aunque se dio perfecta cuenta de que su propio cuerpo estaba ya sin vigor -pues tenía casi cien años-, y de que el seno de Sara estaba igualmente marchito. ROM004020 Ante la promesa de Dios no titubeó ni desconfió, sino que fue fortalecido por la fe, dio gloria a Dios ROM004021 y estuvo plenamente convencido de que poderoso es Dios para cumplir lo que promete. ROM004022 Por eso, precisamente se le tomó en cuenta como justicia. ROM004023 Ahora bien, eso de que se le tomó en cuenta no se escribió en favor de Abrahán sólo, ROM004024 sino también en favor de nosotros, a quienes la fe se nos va a tener en cuenta, pues creemos en aquel que resucitó a Jesús nuestro Señor de entre los muertos, ROM004025 el cual fue entregado por nuestras faltas y fue resucitado para nuestra justificación. ROM005001 Así, pues, habiendo sido justificados por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, ROM005002 mediante el cual hemos obtenido [por la fe] incluso el acceso a esta gracia, en la que nos mantenemos firmes, nos sentimos gozosamente seguros en la esperanza de la gloria de Dios. ROM005003 Y no sólo esto, sino que también nos sentimos gozosamente seguros en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación genera constancia; ROM005004 la constancia, virtud sólida; la virtud sólida, esperanza; ROM005005 y la esperanza no decepciona, porque se ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado. ROM005006 Efectivamente, estando aún nosotros desvalidos, Cristo murió, a su tiempo, por quienes estaban alejados de Dios. - ROM005007 La verdad es que apenas habrá quien muera por un justo, aunque quizá haya alguien capaz de dar la vida por un hombre de bien-. ROM005008 Pero prueba del amor que Dios nos tiene es que, siendo nosotros aún pecadores, Cristo murió por nosotros. ROM005009 Con mucha más razón, por consiguiente, ahora que por su sangre hemos sido justificados, seremos salvados de la ira gracias a su mediación. ROM005010 Porque, si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo, con mucha más razón, una vez reconciliados, seremos salvados por su vida. ROM005011 Y no sólo esto; sino que también nos sentimos gozosamente seguros en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por cuyo medio hemos recibido ahora la reconciliación. ROM005012 Por consiguiente, como por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte; y así la muerte pasó a todos los hombres, pues todos pecaron... ROM005013 Porque ya antes de la ley existía pecado en el mundo, aunque el pecado no se imputa cuando no hay ley. ROM005014 Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés incluso sobre aquellos que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. ROM005015 Pero no fue la falta de igual categoría que el don. Pues, si por la falta de uno solo todos incurrieron en la muerte, con mucha más razón la gracia de Dios, o sea, el don contenido en esa gracia, en la de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado abundantemente sobre todos. ROM005016 Ni sucede con el don como sucedió por causa de aquel uno que pecó: pues, a consecuencia de una sola falta, el juicio terminó en condenación; mientras que el don, partiendo de muchas faltas, culminó en justificación. ROM005017 Porque si por la falta de uno solo y por mediación de este solo reinó la muerte en el mundo, con mucha más razón, por medio de uno solo, Jesucristo, reinarán en la vida los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. ROM005018 Así, pues, como por la falta de uno solo recayó sobre todos los hombres la condenación, así también, por la acción justa de uno solo recae sobre todos los hombres la justificación que da vida. ROM005019 Pues, al igual que por la desobediencia de un solo hombre todos quedaron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos quedarán constituidos justos. ROM005020 La ley intervino para que se multiplicaran las faltas; pero, donde se multiplicó el pecado, mucho más sobreabundó la gracia, ROM005021 a fin de que, así como el pecado reinó para la muerte, así también la gracia, mediante la justicia, reine para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor. ROM006001 ¿Qué diremos, pues? ¿Que permanezcamos en el pecado, para que la gracia se multiplique? ROM006002 ¡Ni pensarlo! Quienes ya hemos muerto al pecado, ¿cómo hemos de seguir todavía viviendo en él? ROM006003 ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos sumergidos por el bautismo en Cristo Jesús, fue en su muerte donde fuimos sumergidos? ROM006004 Pues por medio del bautismo fuimos juntamente con él sepultados en su muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en una vida nueva. ROM006005 Porque, si estamos injertados en él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos por una resurrección semejante. ROM006006 Entendamos bien esto: que nuestro hombre viejo fue crucificado junto con Cristo, a fin de que fuera destruido el cuerpo del pecado, para que no seamos esclavos del pecado nunca más. ROM006007 Pues el que una vez murió, ha quedado definitivamente liberado del pecado. ROM006008 Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él, ROM006009 sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él. ROM006010 Su muerte fue un morir para el pecado de una vez para siempre y su vida es un vivir para Dios. ROM006011 Así también vosotros consideraos, de una parte [que estáis] muertos al pecado; y de otra, vivos para Dios en Cristo Jesús. ROM006012 Por consiguiente, no reine ya el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que cedáis a sus malos deseos, ROM006013 ni ofrezcáis más vuestros miembros como armas de iniquidad al servicio del pecado, sino consagraos a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida y ofreced vuestros miembros como armas de justificación al servicio de Dios. ROM006014 Porque el pecado no tendrá ya dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ROM006015 Entonces, ¿qué? ¿Podemos pecar, puesto que ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡Ni pensarlo! ROM006016 ¿No sabéis que, si os ofrecéis a alguien como esclavos para estar bajo su obediencia, sois realmente esclavos de aquel a quien os sujetáis, ya sea del pecado para muerte, ya sea de la obediencia para justificación? ROM006017 Pero gracias a Dios que, después de haber sido esclavos del pecado, os habéis sometido de corazón a la forma de doctrina a la que fuisteis entregados. ROM006018 Emancipados del pecado, os habéis convertido en esclavos de la justificación. ROM006019 -Estoy hablando en términos humanos, a causa de vuestra natural limitación-. Pues bien, así como ofrecisteis vuestros miembros al servicio de la impureza y de la inmoralidad, hasta caer en la inmoralidad total, así también ofreced ahora vuestros miembros al servicio de la justicia, hasta llegar a la santidad. ROM006020 Efectivamente, cuando erais esclavos del pecado, erais libres con respecto a la justificación. ROM006021 ¿Pero qué fruto recogíais entonces? ¡Cosas de las que ahora os avergonzáis! Pues el final de ellas es muerte. ROM006022 Mientras que ahora, emancipados del pecado y convertidos en esclavos de Dios, tenéis por fruto vuestro la justificación y, como final, vida eterna. ROM006023 Porque la paga del pecado es muerte, mientras la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. ROM007001 ¿Ignoráis acaso, hermanos -hablo a quienes entienden de leyes-, que la ley tiene dominio sobre el hombre sólo mientras éste vive? ROM007002 Por ejemplo, la mujer casada está ligada por una ley a su marido mientras éste vive; pero, si éste muere, queda desligada de la ley del marido. ROM007003 Por consiguiente, será tenida por adúltera si, mientras vive el marido, se une a otro hombre; pero, si muere el marido, queda libre de esa ley, de suerte que ya no será adúltera aunque se una a otro hombre. ROM007004 Así, pues, hermanos míos, también vosotros quedasteis muertos para la ley por medio del cuerpo de Cristo, para pertenecer de hecho a otro: al resucitado de entre los muertos, de manera que demos frutos para Dios. ROM007005 De hecho, cuando vivíamos sometidos a lo puramente humano, las pasiones pecaminosas, sirviéndose de la ley, actuaban en nuestros miembros, haciéndonos producir frutos para la muerte, ROM007006 pero ahora, al morir a aquello que nos aprisionaba, hemos quedado desligados de esa ley, de modo que sirvamos en el nuevo régimen del Espíritu, y no en el antiguo de la letra escrita. ROM007007 ¿Qué diremos, pues? ¿Que la ley es pecado? ¡Ni pensarlo! Pero lo cierto es yo no he conocido el pecado sino por medio de la ley. Porque yo no habría sabido lo que era la codicia si la ley no me hubiera dicho: No codiciarás. ROM007008 Pero el pecado, aprovechando la ocasión, produjo en mí, valiéndose del mandamiento, toda suerte de codicia; mientras que, sin ley, el pecado era cosa muerta. ROM007009 Hubo un tiempo en que yo vivía sin ley; pero, en llegando el mandamiento, revivió el pecado, ROM007010 mientras que yo quedé muerto; y me encontré con que el mandamiento, que de suyo es para vida, resultó ser para muerte. ROM007011 Pues el pecado, aprovechando la ocasión, me sedujo, valiéndose del mandamiento, y por medio de él me mató. ROM007012 De modo que la ley es ciertamente santa; y santo y justo y bueno es el mandamiento. ROM007013 Entonces, ¿es que lo bueno se ha convertido en muerte para mí? ¡Ni pensarlo! Sino que el pecado, para manifestarse como pecado, se valió de lo bueno para producirme la muerte, a fin de que, al estar de por medio el mandamiento, el pecado resultara pecador sobre toda medida. ROM007014 Sabemos, desde luego, que la ley es espiritual; pero yo soy de carne y hueso, vendido como esclavo al pecado. ROM007015 Realmente, no me explico lo que hago: porque no llevo a la práctica lo que quiero, sino que hago precisamente lo que detesto. ROM007016 Ahora bien, si hago precisamente lo que no quiero, estoy de acuerdo con que la ley es buena. ROM007017 Pero, en estas condiciones, no soy yo propiamente el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. ROM007018 Pues sé bien que en mí, es decir, en mi condición humana, no reside nada bueno. Porque querer el bien está a mi alcance, pero el hacerlo, no, ROM007019 puesto que no hago lo bueno que quiero, mientras que llevo a la práctica lo malo que no quiero. ROM007020 Si, pues, lo que no quiero eso es lo que hago, no soy yo propiamente el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. ROM007021 Por consiguiente, cuando intento hacer lo bueno descubro que tengo dentro de mí esta ley: que es lo malo lo que está a mi alcance. ROM007022 Porque, en lo íntimo de mi ser, me complazco en la ley de Dios; ROM007023 pero percibo en mis miembros otra ley que está en guerra contra la ley de mi mente y que me esclaviza bajo la ley del pecado que habita en mis miembros. ROM007024 ¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de esta situación que me lleva a la muerte? ROM007025 ¡Gracias sean dadas a Dios, por medio de Jesucristo nuestro Señor! Así pues, yo mismo, con la mente, sirvo a la ley de Dios; pero con la carne, a la ley del pecado. ROM008001 Así pues, ahora ya no pesa ninguna condena sobre quienes están en Cristo Jesús. ROM008002 Porque la ley del Espíritu, dador de la vida en Cristo Jesús, me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. ROM008003 En efecto, lo que era imposible a la ley, por cuanto que estaba incapacitada por causa de la carne, Dios, enviando a su propio Hijo en carne semejante a la del pecado y como víctima por el pecado, condenó al pecado en la carne, ROM008004 a fin de que lo mandado por la ley se cumpla en nosotros, los que caminamos, no según la carne, sino según el Espíritu. ROM008005 En efecto, los que viven según la carne, anhelan las cosas de la carne; los que viven según el Espíritu, las del Espíritu. ROM008006 Pero el anhelo de la carne termina en muerte; mientras que el anhelo del Espíritu, en vida y paz. ROM008007 Pues el anhelo de la carne es enemistad para con Dios, ya que no se somete a la ley de Dios y ni tan siquiera tiene capacidad para ello; ROM008008 y quienes viven según la carne no pueden agradar a Dios. ROM008009 Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita en vosotros. Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, este tal no pertenece a Cristo. ROM008010 En cambio, si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto por causa del pecado, el Espíritu tiene vida por causa de la justicia. ROM008011 Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo dará vida también a vuestros cuerpos mortales por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros. ROM008012 Por consiguiente, hermanos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne. ROM008013 Pues si vivís según la carne moriréis; pero si, por el Espíritu, dais muerte a las malas acciones del cuerpo, viviréis. ROM008014 Todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios ésos son hijos de Dios. ROM008015 Vosotros no habéis recibido un Espíritu que os haga esclavos y os lleve de nuevo al temor, sino que habéis recibido un Espíritu que os hace hijos adoptivos, en virtud del cual clamamos: '¡Abbá! ¡Padre!' ROM008016 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. ROM008017 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo, puesto que padecemos con él y así también con él seremos glorificados. ROM008018 Yo tengo para mí que los sufrimientos del tiempo presente no merecen compararse con la gloria venidera que se revelará en nosotros. ROM008019 Porque la creación, en anhelante espera, aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios. ROM008020 La creación, en efecto, está sometida a frustración, no por propia voluntad, sino a causa del que la sometió, pero con una esperanza: ROM008021 que esta creación misma se verá liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. ROM008022 Pues lo sabemos bien: la creación está hasta ahora toda ella gimiendo y sufriendo dolores de parto. ROM008023 Y no es esto sólo; sino que también nosotros mismos, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos igualmente en nuestro propio interior, aguardando con ansiedad una adopción filial, la redención de nuestro cuerpo. ROM008024 Pues con esa esperanza hemos sido salvados. Ahora bien, esperanza cuyo objeto se ve, no es esperanza. Porque, ¿quién espera lo que ya está viendo? ROM008025 Pero, si estamos esperando lo que no vemos, con constancia y con ansia lo aguardamos. ROM008026 De igual manera, también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Porque no sabemos qué debemos pedir cuando oramos; sin embargo, el Espíritu mismo intercede con gemidos intraducibles en palabras. ROM008027 Pero aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el anhelo del Espíritu, porque éste intercede, según el querer de Dios, por los a él consagrados. ROM008028 Sabemos, además, que en todas las cosas interviene Dios para el bien de quienes le aman, de quienes son llamados según su designio. ROM008029 Porque a los que de antemano conoció, también de antemano los destinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que éste fuera el primogénito entre muchos hermanos. ROM008030 Y a los que de antemano destinó, también los llamó, y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ROM008031 ¿Qué más decir? Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros? ROM008032 El que ni siquiera escatimó darnos a su propio Hijo, sino que por todos nosotros lo entregó, ¿cómo no nos dará gratuitamente también todas las cosas con él? ROM008033 ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Es Dios quien justifica. ROM008034 ¿Quién podrá condenar? Pero es que, además, Cristo [Jesús], el que murió, mejor aún, el resucitado, el que está a la diestra de Dios, aboga en favor nuestro. ROM008035 ¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo: tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? ROM008036 Conforme está escrito: Por tu causa somos entregados a la muerte todo el día, se nos toma como reses de matadero. ROM008037 En todas estas cosas salimos plenamente vencedores por medio de aquel que nos amó. ROM008038 Tengo la firme certeza de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni principados, ni lo presente ni lo futuro, ni potestades, ROM008039 ni altura ni profundidad, ni ninguna otra cosa creada, podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro. ROM009001 Digo la verdad en Cristo, no miento -y de ello me da testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo-: ROM009002 siento gran tristeza y profundo e incesante dolor en mi corazón. ROM009003 Hasta desearía yo mismo ser anatema, ser separado de Cristo en bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne. ROM009004 Ellos son israelitas; a ellos pertenecen la adopción filial y la gloria y las alianzas y la legislación y el culto y las promesas; ROM009005 a ellos pertenecen los patriarcas, y de ellos procede, según la carne, Cristo; el cual está por encima de todo, Dios bendito para siempre. Amén. ROM009006 Y no es que haya fallado la palabra de Dios. Es que no todos los que descienden de Israel son realmente Israel; ROM009007 ni porque son descendencia de Abrahán todos son hijos, sino que: Por la línea de Isaac será reconocida tu descendencia. ROM009008 Es decir, no por ser los hijos del linaje son hijos de Dios, sino que los que cuentan como descendencia son los hijos según la promesa. ROM009009 Porque la palabra de la promesa es ésta: Por este tiempo volveré y Sara tendrá un hijo. ROM009010 Y no sólo esto: está Rebeca, que concibió de uno solo, de nuestro padre Isaac. ROM009011 Pues bien, cuando los dos niños no habían nacido todavía ni habían hecho nada, bueno o malo -para que quedara a salvo el principio de la libre elección divina, ROM009012 la cual no depende de las obras, sino del que llama-, se le dijo a Rebeca: El mayor servirá al menor. ROM009013 Así está escrito: Amé a Jacob y odié a Esaú. ROM009014 ¿Qué diremos, pues? ¿Que Dios es injusto? ¡Ni pensarlo! ROM009015 Porque a Moisés le dice: Haré gracia a quien yo quiera hacerla, y tendré misericordia de quien yo quiera tenerla. ROM009016 Así pues, no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios, que es el que tiene misericordia. ROM009017 Y así, la Escritura dice al faraón: Precisamente para esto te suscité: para darte a conocer mi fuerza y para que mi nombre se divulgue sobre toda la tierra. ROM009018 Por lo tanto, Él tiene misericordia de quien quiere, y Él endurece a quien quiere. ROM009019 Pero me dirás: '¿Por qué [entonces] sigue presentando sus querellas? ¿Quién puede oponerse a su voluntad?'. ROM009020 ¡Pero, hombre! ¿Quién eres tú para replicar a Dios? ¿Acaso le dirá la vasija al alfarero: por qué me hiciste así?, ROM009021 ¿o es que no puede disponer el alfarero de la arcilla, para hacer, de la misma masa, esta vasija para usos nobles, y aquella otra para usos viles? ROM009022 ¿Y qué, si Dios, queriendo manifestar su ira y dar a conocer su poder, soportó con inmensa paciencia vasijas objeto de su ira, dispuestas ya para la perdición, ROM009023 y esto para dar a conocer la riqueza de su gloria hacia las vasijas objeto de su misericordia, que de antemano preparó para la gloria, ROM009024 es decir, a nosotros, a quienes llamó, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles? ROM009025 Así también lo dice en Oseas: Al que no era mi pueblo, lo llamaré 'Mi pueblo', y a la que no ha sido amada, la llamaré 'Mi amada'. ROM009026 Y en aquel mismo lugar donde se les dijo: 'Vosotros no sois mi pueblo', allí serán llamados 'hijos del Dios vivo'. ROM009027 Isaías, por su parte, clama en favor de Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, sólo un resto será salvo; ROM009028 porque, llevándola a cabo y sin tardanza, el Señor cumplirá su decisión en medio de toda la tierra. ROM009029 Y como había predicho Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, seríamos como Sodoma, semejantes a Gomorra. ROM009030 ¿Qué diremos, pues? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han hallado justicia -pero una justicia que viene de la fe-; ROM009031 mientras que Israel, que iba tras una ley que procurara justicia, no llegó al fin de la ley. ROM009032 ¿Y por qué? Porque no la buscaba en la fe, sino en las obras. Tropezaron con la piedra de tropiezo, ROM009033 según está escrito: He aquí que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca contra la cual uno se da; pero quien tiene fe en él no quedará defraudado. ROM010001 Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para que alcancen salvación. ROM010002 Pues doy testimonio en favor de ellos: tienen celo por Dios, pero no acorde con un verdadero conocimiento. ROM010003 No reconocen que la justicia viene de Dios y procuran establecer la suya propia, de modo que no se han sometido a esa justicia de Dios. ROM010004 Porque la finalidad de la ley es Cristo, para justificar a todo el que cree. ROM010005 Moisés, en efecto, escribe acerca de la justicia procedente de la ley: El que la practique vivirá gracias a ella. ROM010006 Pero la justicia que procede de la fe habla así: ' No te preguntes: ¿quién subirá al cielo?' -es decir, para hacer bajar a Cristo-; ROM010007 o '¿quién bajará al abismo?' -es decir, para hacer subir a Cristo de entre los muertos-. ROM010008 ¿Qué dice, pues? La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón; esto es, la palabra de la fe que proclamamos. ROM010009 Porque si confiesas con tus labios que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. ROM010010 Pues creerlo con el corazón conduce a justicia y confesarlo con los labios conduce a salvación. ROM010011 Por eso dice la Escritura: Ninguno de los que creen en él quedará defraudado. ROM010012 Pues no hay diferencia entre judío y griego, ya que uno mismo es el Señor de todos, que prodiga sus riquezas para con todos los que lo invocan; ROM010013 y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. ROM010014 Ahora bien, ¿cómo podrán invocar a aquel en quien no tuvieron fe? ¿Y cómo podrán tener fe en aquel de quien no oyeron hablar? ¿Y cómo van a oír, sin que nadie lo proclame?, ROM010015 ¿Y cómo podrán proclamarlo, sin haber sido enviados? Como está escrito: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian cosas buenas! ROM010016 Pero no todos aceptaron el evangelio. Ya lo dice Isaías: Señor, ¿quién ha creído nuestra predicación? ROM010017 Así que la fe viene de la escucha de la predicación, y esta predicación se hace en virtud de la palabra de Cristo. ROM010018 Pero pregunto: ¿es que no han oído? ¡Claro que sí! Por toda la tierra se difundió su voz, y hasta el fin del universo llegaron sus palabras. ROM010019 Pero sigo preguntando: ¿acaso Israel no se enteró? Moisés primeramente afirma: Yo os provocaré celos con un pueblo que ni siquiera lo es, con una nación vana os irritaré. ROM010020 Luego Isaías se atreve a decir: Me dejé encontrar por los que no me buscaban, me manifesté a quienes no preguntaban por mí. ROM010021 En cambio, refiriéndose a Israel, dice: Todo el día estuve con las manos extendidas hacia un pueblo rebelde y terco. ROM011001 Sigo, pues, preguntando: ¿es que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Ni pensarlo! Que también yo soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjamín. ROM011002 ¡No! Dios no rechazó a su pueblo, al que de antemano reconoció por suyo. ¿O es que no sabéis qué dice la Escritura en la historia de Elías? Así interpela éste a Dios contra Israel: ROM011003 Señor, han pasado a cuchillo a tus profetas, han demolido tus altares; he quedado yo solo, y aun pretenden quitarme la vida. ROM011004 Pero ¿qué le contesta el oráculo divino? Me he reservado siete mil hombres: los que no doblarán su rodilla ante Baal. ROM011005 De igual modo, también en el tiempo presente ha quedado un resto, elegido por pura gracia. ROM011006 Pero, si es por gracia, ya no es por las obras; de lo contrario, la gracia ya no sería gracia. ROM011007 Entonces, ¿qué? Que Israel no encontró lo que buscaba, mientras que los elegidos sí lo encontraron. Los demás se endurecieron, ROM011008 conforme a lo que está escrito: Dios les infundió un sopor en el espíritu, ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy. ROM011009 David dice también: Conviértase su mesa en trampa y lazo, en piedra de tropiezo y en justo castigo; ROM011010 que sus ojos se nublen al punto de no ver, y encórvales la espalda para siempre. ROM011011 Y ahora pregunto: ¿tropezaron para quedar siempre caídos? ¡Ni pensarlo! Al contrario, aquel tropiezo ha traído la salvación a los gentiles, a fin de provocar la envidia de aquéllos. ROM011012 Ahora bien, si ese tropiezo de aquéllos es riqueza para el mundo, y su disminución es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más lo será su plenitud! ROM011013 Me dirijo a vosotros, los gentiles: en la medida en que soy precisamente apóstol de los gentiles, hago honor a este servicio, ROM011014 por ver si con ello logro provocar celos en los de mi raza y así salvar siquiera a algunos de ellos. ROM011015 Porque, si su exclusión es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración, sino un volver de la muerte a la vida? ROM011016 Si las primicias son santas, también lo es la masa; y si santa es la raíz también lo son las ramas. ROM011017 Si algunas ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, fuiste injertado en las restantes, para compartir con ellas la raíz y la savia del olivo, ROM011018 no te engrías contra aquellas ramas; y si te engríes piensa que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz a ti. ROM011019 Claro que tú dirás: 'Es que algunas ramas fueron desgajadas precisamente para que yo fuera injertado'. ROM011020 Muy bien: por su incredulidad fueron desgajadas, mientras que tú estás firme por la fe. Pero no presumas tanto, sino más bien teme. ROM011021 Pues, si Dios no perdonó las ramas naturales, tal vez tampoco a ti te perdonará. ROM011022 Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: para con los que cayeron, severidad; para contigo, en cambio, bondad divina, si es que te mantienes dentro de esta bondad. De otro modo, también tú serás cortado. ROM011023 Pero también aquéllos, si no se obstinan en su incredulidad, serán injertados; pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. ROM011024 Efectivamente, si tú fuiste cortado del que era por naturaleza olivo silvestre, y contra tu natural condición fuiste injertado en un olivo bueno, ¡con cuánta más razón ellos, que son ramas legítimas, podrán ser injertados en el propio olivo! ROM011025 No quiero, hermanos, para que no presumáis de vosotros mismos, que ignoréis este misterio: que el endurecimiento parcial de Israel se prolongará hasta que entre la totalidad de los gentiles. ROM011026 Y entonces todo Israel será salvo, según lo que está escrito: Vendrá de Sión el libertador, apartará de Jacob la impiedad. ROM011027 Y ésta será, por mi parte, la alianza con ellos, cuando yo haya quitado sus pecados. ROM011028 Por lo que respecta al evangelio, es verdad que son enemigos de Dios en beneficio vuestro; pero por lo que respecta a la elección, son amados por Dios, en atención a los patriarcas; ROM011029 pues los dones de Dios y su llamada son irrevocables. ROM011030 Así como vosotros fuisteis desobedientes a Dios en otro tiempo, pero ahora, con ocasión de la desobediencia de ellos, obtuvisteis misericordia, ROM011031 así también ellos ahora fueron desobedientes, para que, con ocasión de la misericordia que se os ha concedido a vosotros, también ellos obtengan a su vez misericordia. ROM011032 Pues Dios incluyó a todos por igual en la desobediencia, a fin de tener misericordia de todos. ROM011033 ¡Oh profundidad de la riqueza y de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus decisiones, y qué inexplorables sus caminos! ROM011034 Pues, ¿quién conoció el pensamiento de Dios? ¿O quién le orientó como consejero? ROM011035 ¿O quién le dio algo de antemano, de suerte que haya que recompensarle por ello? ROM011036 Porque de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por siempre. Amén. ROM012001 Por lo tanto, os exhorto hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestras propias personas como víctima viva, santa, agradable a Dios; sea éste vuestro culto espiritual. ROM012002 No os amoldéis a las normas del mundo presente, sino procurad transformaros por la renovación de la mente, a fin de que logréis discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo agradable, lo perfecto. ROM012003 En virtud de la gracia que me ha sido otorgada, digo, pues, a cada uno de vosotros: que nadie tenga de sí mismo estimación superior a la que debe tener, sino que se estime con la debida moderación, según la medida de fe que Dios ha concedido a cada uno. ROM012004 Porque, así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero ninguno de éstos tiene idéntica función, ROM012005 así nosotros, aun siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero, por lo que a cada uno respecta, los unos somos miembros de los otros. ROM012006 Y teniendo como tenemos dones que difieren según la gracia que nos ha sido otorgada, si uno tiene el don de hablar en nombre de Dios, ejercítelo de acuerdo con la fe; ROM012007 si el de servir, que sirva; si el de enseñar, que enseñe; ROM012008 si el de exhortar, que exhorte; el que da, que dé con sencillez; el que preside, que lo haga con solicitud; el que practica la misericordia, que la practique con alegría. ROM012009 Sea el amor sin fingimiento. Aborreced lo malo. Estad firmemente adheridos a lo bueno. ROM012010 Amaos cordialmente los unos a los otros con el cálido afecto de hermanos. En cuanto a la deferencia, tened por más dignos a los demás. ROM012011 En vuestro celo no seáis negligentes. En el Espíritu, manteneos fervientes. Servid constantemente al Señor. ROM012012 Vivid gozosos en la esperanza, firmes en la tribulación, constantes en la oración. ROM012013 Socorred las necesidades de los hermanos en la fe. Practicad la hospitalidad. ROM012014 Bendecid a los que os persiguen; bendecidlos y no maldigáis. ROM012015 Alegraos con los que se alegran. Llorad con los que lloran. ROM012016 Tened unos con otros el mismo sentir, sin abrigar sentimientos de grandeza, sino dejándoos llevar al trato con los humildes. No os tengáis por sabios ante vosotros mismos. ROM012017 A nadie devolváis mal por mal. Procurad hacer el bien ante todos los hombres. ROM012018 Si es posible, y en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. ROM012019 No os toméis la justicia por vuestra propia mano, queridos míos, sino dad lugar a la ira [divina]. Porque escrito está: A mí me corresponde la venganza; yo daré el pago merecido, dice el Señor. ROM012020 Antes bien: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así amontonas brasas encendidas sobre su cabeza. ROM012021 No te dejes dominar por el mal, sino domina al mal con el bien. ROM013001 Sométanse todos a las autoridades constituidas. Porque no hay autoridad sino por Dios; y las que existen, por Dios han sido establecidas. ROM013002 De modo que quien resiste a la autoridad se rebela contra el orden establecido por Dios, y los que se rebelan acarrearán sobre sí mismos su condena. ROM013003 Porque los gobernantes no inspiran temor cuando se observa una buena conducta, sino cuando es mala. ¿Quieres vivir sin temer a la autoridad? Haz el bien, y recibirás su aprobación, ROM013004 pues está al servicio de Dios para conducirte al bien. Pero, si haces el mal, teme; pues no en vano lleva la espada, ya que está al servicio de Dios para castigar al que practica el mal. ROM013005 Por lo tanto, es necesario someterse, no sólo por miedo al castigo, sino también por deber de conciencia. ROM013006 Y por eso mismo, pagadles también tributos; pues son funcionarios de Dios para dedicarse asiduamente a este oficio. ROM013007 Dad a cada uno lo debido: a quien el tributo, el tributo; a quien el impuesto, el impuesto; a quien el respeto, el respeto; a quien el honor, el honor. ROM013008 Con nadie tengáis deudas, excepto la del amar mutuo; pues quien ama al prójimo, ha cumplido ya la ley. ROM013009 Porque aquello de No cometerás adulterio; no matarás; no robarás; no codiciarás, y los demás mandamientos, en esta expresión se resumen [a saber]: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. ROM013010 El amor no hace mal alguno al prójimo. Por lo tanto, el amor es el pleno cumplimiento de la ley. ROM013011 Y esto, tanto más cuanto que bien sabéis en qué tiempo vivimos: que ya es hora de que os despertéis del sueño, pues la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. ROM013012 La noche está muy avanzada, el día se acerca. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. ROM013013 Como en pleno día, caminemos con decencia: no en orgías ni borracheras; no en fornicaciones ni lujurias; no en discordias ni envidias. ROM013014 Al contrario, revestíos del Señor Jesucristo y no pongáis vuestro afán en la satisfacción de los deseos de la carne. ROM014001 Acoged benignamente al que es débil en la fe, sin criticar opiniones. ROM014002 Hay quien cree que puede comer de todo; mientras que el débil solamente come verduras. ROM014003 El que come de todo, no trate con desdén al que se abstiene de algo; y el que se abstiene de algo, no condene al que come de todo, ya que ha sido acogido por Dios. ROM014004 ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Si está de pie o caído, eso es cosa de su amo. Pero se mantendrá en pie, que el Señor tiene poder para sostenerlo. ROM014005 Hay quien da más importancia a un día que a otro; en tanto que hay quien estima que todos los días son iguales. Que cada cual se atenga a sus convicciones personales. ROM014006 El que siente interés por tal día, lo hace en atención al Señor; y el que come de todo, lo hace en atención al Señor, pues da gracias a Dios; y el que se abstiene de algo, lo hace en atención al Señor, y también da gracias a Dios. ROM014007 En efecto, ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. ROM014008 Pues, si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así, pues, tanto en vida como en muerte pertenecemos al Señor. ROM014009 Porque para esto Cristo murió y retornó a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos. ROM014010 Pero tú, ¿por qué te eriges en juez de tu hermano? O también tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¡Todos compareceremos ante el tribunal de Dios! ROM014011 Porque escrito está: ¡Vivo yo! -dice el Señor-; ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua dará gloria a Dios. ROM014012 Por consiguiente, cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí mismo. ROM014013 Por lo tanto, no nos constituyamos ya más en jueces unos de otros; al contrario, lo que habéis de juzgar es, más bien, esto: no poner a vuestro hermano tropiezo o motivo de caída. ROM014014 Bien sé y estoy plenamente persuadido en el Señor Jesús de que nada hay impuro de por sí. Pero, si uno considera que una cosa es impura, para él es impura. ROM014015 Y si por tomar tú tal clase de alimento, tu hermano se contrista, ya no procedes en conformidad con el amor. Deja de causar, por tu comida, la ruina de aquel por quien Cristo murió. ROM014016 Que no se convierta vuestro bien en motivo de maledicencia. ROM014017 Que el reino de Dios no consiste en tal clase de comida o de bebida, sino en justicia y paz y alegría en el Espíritu Santo. ROM014018 Quien sirve a Cristo de este modo es agradable a Dios y obtiene la aprobación de los hombres. ROM014019 Dediquémonos, por consiguiente, a lo que fomenta la paz y favorece la edificación común. ROM014020 No destruyas, por cuestión de una clase de comida, la obra de Dios. Todo es puro, desde luego; pero resulta malo para quien, al comerlo, es causa de tropiezo. ROM014021 Lo mejor es no comer carne ni beber vino ni hacer nada en que pueda tropezar tu hermano. ROM014022 La convicción de fe que tú tienes, tenla para ti delante de Dios. Dichoso aquel que no se siente culpable en las resoluciones que toma. ROM014023 Pero el que tiene dudas y, sin embargo, come, ya se ha hecho culpable, porque no actúa con convicción de fe. Pues todo cuanto se hace sin convicción de fe es pecado. ROM015001 Es un deber para nosotros, los que somos fuertes, sobrellevar la flaqueza de los que no lo son, y no buscar lo que nos agrada. ROM015002 Cada uno de nosotros procure complacer al prójimo para el bien, con miras a la común edificación. ROM015003 Tampoco Cristo buscó lo que le agradaba, sino que, según está escrito: Los ultrajes de aquellos que te ultrajaban recayeron sobre mí. ROM015004 Ahora bien, todo lo que se escribió en el pasado, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que, por la constancia y por el consuelo que nos dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. ROM015005 Y que Dios, fuente de constancia y de consuelo, os conceda tener entre vosotros un mismo sentir, de acuerdo con Cristo Jesús, ROM015006 a fin de que, unánimemente y a una sola voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. ROM015007 Por lo tanto, acogeos benignamente unos a otros, como Cristo os acogió a vosotros, para gloria de Dios. ROM015008 Pues esto es lo que afirmo: que Cristo se hizo servidor de los judíos para cumplir las promesas hechas a los patriarcas, demostrando así que Dios es fiel, ROM015009 y para que los gentiles, a su vez, glorifiquen a Dios, demostrando así que es misericordioso, según está escrito: Por eso te alabaré en medio de los pueblos y cantaré himnos en honor de tu nombre. ROM015010 Y en otro lugar: Naciones, aclamadle a una con su pueblo. ROM015011 Y todavía en otro: Alabad al Señor todos los pueblos, ensalzadle todas las naciones. ROM015012 Y también dice Isaías: La raíz de Jesé se erguirá y el que surge para gobernar las naciones. ¡En Él pondrán las naciones su esperanza! ROM015013 Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y de paz en vuestra permanencia en la fe, a fin de que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo. ROM015014 Con respecto a vosotros, yo estoy, hermanos míos, personalmente convencido de que también vosotros estáis llenos de buenas disposiciones, henchidos de toda clase de conocimiento y capacitados para exhortaros unos a otros. ROM015015 Sin embargo, en algunos puntos os he escrito con cierto atrevimiento, como para reavivar vuestros recuerdos, basándome en la gracia que Dios me ha concedido: ROM015016 la de ser un ministro de Cristo Jesús con respecto a los gentiles, ejerciendo una función sacra en servicio del evangelio de Dios, de modo que los gentiles sean ofrenda aceptable, consagrada por el Espíritu Santo. ROM015017 Tengo, por lo tanto, de qué estar orgulloso en Cristo Jesús en lo referente al servicio de Dios. ROM015018 Pues no me atrevería a hablar de nada, fuera de lo que Cristo, para obtener la obediencia de los gentiles, ha realizado, valiéndose de mí, de palabra y de hecho, ROM015019 por el poder de señales y prodigios, por el poder del Espíritu, de modo que, partiendo de Jerusalén y en todas direcciones hasta Iliria, he dado a conocer plenamente el evangelio de Cristo, ROM015020 considerando punto de honor el anunciar el Evangelio, pero no allí donde el nombre de Cristo ya había sido invocado, para no edificar sobre cimiento ajeno, ROM015021 sino, conforme está escrito: Quienes no habían tenido noticia de él, lo verán; y los que no habían oído comprenderán. ROM015022 Por eso precisamente me he visto impedido tantas veces de llegar hasta vosotros. ROM015023 Pero ahora, no teniendo ya campo de acción en estas regiones, y teniendo, además, desde hace muchos años, vivos deseos de llegar hasta vosotros, ROM015024 espero veros a mi paso, cuando emprenda mi viaje a Hispania y vosotros me agilicéis los trámites, después de haber disfrutado un poco de vuestra compañía. ROM015025 De momento me encamino a Jerusalén para prestar un servicio a aquellos hermanos. ROM015026 Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta en beneficio de los pobres que hay entre los hermanos de Jerusalén. ROM015027 Lo tuvieron a bien y era, además, una deuda que tenían que saldar. Porque si los gentiles han participado de sus bienes espirituales, deben a su vez corresponderles con bienes temporales. ROM015028 Así, pues, en cuanto haya cumplido este encargo y haya consignado en sus manos esta colecta, partiré para Hispania, pasando por vosotros. ROM015029 Y sé que, al ir a vosotros, iré con la plena bendición de Cristo. ROM015030 Os ruego, hermanos, por Jesucristo nuestro Señor y por amor del Espíritu, que luchéis juntamente commigo, dirigiendo a Dios oraciones por mí, ROM015031 para que me vea libre de los incrédulos que hay en Judea, y para que este servicio mío en beneficio de Jerusalén sea bien recibido por los hermanos ROM015032 y así, si Dios quiere, pueda llegar hasta vosotros con alegría y encontrar descanso a vuestro lado. ROM015033 El Dios de la paz sea con todos vosotros. Amén. ROM016001 Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que es diaconisa de la iglesia de Céncreas, ROM016002 para que la recibáis en el Señor como corresponde entre los hermanos y la asistáis en cualquier cosa que necesite de vosotros, ya que ella ha sido protectora de muchos, entre los que me incluyo. ROM016003 Saludad a Prisca y a Áquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, ROM016004 que arriesgaron su cabeza por mi vida, a quienes no sólo yo sino todas las iglesias de los gentiles estamos agradecidos. ROM016005 Saludad también a la iglesia que se reúne en su casa. Saludad a mi querido Epéneto, que fue primicia de Asia para Cristo. ROM016006 Saludad a María, que tanto se ha empeñado por vosotros. ROM016007 Saludad a Andronico y a Junia, mis parientes y compañeros de prisión, que son insignes entre los apóstoles e incluso se entregaron a Cristo antes que yo. ROM016008 Saludad a Ampliato, mi querido amigo en el Señor. ROM016009 Saludad a Urbano, colaborador nuestro en Cristo, y a mi querido amigo Estacio. ROM016010 Saludad a Apeles, que ha dado excelentes pruebas de sí en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo. ROM016011 Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, que pertenecen al Señor. ROM016012 Saludad a Trifena y a Trifosa, que tanto afán ponen en el servicio del Señor. Saludad a la carísima Pérside, que tanto trabajó en el Señor. ROM016013 Saludad a Rufo, el elegido en el Señor, y a su madre, que también lo es mía. ROM016014 Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas, y a los hermanos que están con ellos. ROM016015 Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los fieles que están con ellos. ROM016016 Saludaos unos a otros con el ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo. ROM016017 Os ruego, hermanos, que estéis alerta frente a los que suscitan discordias y escándalos, en contra de la doctrina que aprendisteis. Apartaos de ellos. ROM016018 Esos tales no sirven a Cristo, Señor nuestro, sino a sus propios bajos apetitos y, con su modo de hablar lisonjero y adulador, seducen el corazón de los sencillos. ROM016019 Vuestra obediencia ha llegado a conocimiento de todos. Estoy, pues, contento de vosotros. Pero quiero que seáis experimentados en el bien y sin mezcla con el mal. ROM016020 Y el Dios de la paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesús sea con vosotros. ROM016021 Os saluda Timoteo, mi colaborador, así como Lucio, Jasón y Sosípatro, mis parientes. ROM016022 También yo, Tercio, que he escrito esta carta, os saludo en el Señor. ROM016023 Os saluda Gayo, que nos da hospitalidad a mí y a toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. ROM016024 (TEXTO OMITIDO) ROM016025 Al que puede afianzaros en el evangelio que anuncio y en la proclamación de Jesucristo, según la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos, ROM016026 pero manifestado ahora, por medio de los escritos proféticos, según disposición del eterno Dios, y dado a conocer a todos los gentiles, para que obedezcan a la fe, ROM016027 a Dios, el único sabio, a Él sea la gloria eternamente, por medio de Jesucristo. Amén.
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