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JCS001001 Después de la muerte de Josué, los israelitas hicieron a Yavé esta consulta: “¿Quién de nosotros subirá primero donde los cananeos para combatirlos?” Yavé les respondió: JCS001002 “Que vayan primero los de la tribu de Judá, y les entregaré el país.” JCS001003 Entonces los de Judá dijeron a sus hermanos de la tribu de Simeón: “Ayúdennos a conquistar la parte del país que nos corresponde y, después, conquistaremos juntos la de ustedes.” Así que empezaron la guerra juntos. JCS001004 Cuando los hombres de Judá atacaron a los cananeos y a los fereceos, Yavé se los entregó; en Bezec derrotaron a diez mil hombres. JCS001005 En Bezec se encontraron con el señor de Bezec y pelearon contra él. JCS001006 El señor de Bezec se dio a la fuga, pero ellos lo persiguieron, le echaron mano y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. JCS001007 El señor de Bezec declaró: “Setenta reyes a quienes corté los pulgares de pies y manos recogían las migajas debajo de mi mesa; Dios me devuelve lo que hice yo.” Lo llevaron a Jerusalén y allí murió. JCS001008 Los de Judá atacaron la ciudad de Jerusalén y, después de matar a sus habitantes, quemaron la ciudad. JCS001009 Luego bajaron de Jerusalén para atacar a los cananeos que habitaban en los cerros, en el Negueb y en la llanura. JCS001010 También atacaron a los cananeos que vivían en Hebrón (Hebrón se llamaba entonces Quiriat Arbé), y derrotaron a Sesaf, a Ajimán y a Tolmaí. JCS001011 De allí marcharon contra los habitantes de Debir, que se llamaba Quiriat Sefer. JCS001012 Entonces Caleb hizo la siguiente promesa: “Al que tome Quiriat Sefer le daré por esposa a mi hija Axá.” JCS001013 Fue Otoniel quien tomó la ciudad; ése era hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb, el cual le dio por esposa a su hija Axá. JCS001014 En cuanto llegó Axá, sugirió a Otoniel que pidiese a su padre un campo. Ella se bajó de su burro y Caleb le preguntó: “¿Qué quieres?” JCS001015 Ella respondió: “Hazme un favor; ya que me has dado el desierto de Negueb, dame también las Fuentes de Agua.” Y Caleb le dio las Fuentes de Arriba y las de Abajo. JCS001016 También los hijos del Quenita, suegro de Moisés, subieron con la gente de Judá desde la ciudad de las Palmeras a esa parte del desierto de Judá que limita con el Negueb de Arad, y se quedaron entre ellos. JCS001017 Los de Judá y sus hermanos de la tribu de Simeón atacaron a los cananeos que habitaban en Sefat y sacrificaron la ciudad en honor de Yavé. Por esto, la ciudad se llamó “Anatema”. JCS001018 Judá se apoderó de Gaza, de Ascalón y de Acarón con sus territorios respectivos. JCS001019 Si bien conquistaron la zona montañosa con la ayuda de Yavé, no pudieron desalojar a los habitantes de la llanura, los cuales combatían con carros de hierro. JCS001020 Siguiendo las órdenes de Moisés, dieron la ciudad de Hebrón a Caleb, el mismo que había echado de allí a los tres hijos de Enac. JCS001021 En cambio, la tribu de Benjamín no logró expulsar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén; éstos se han quedado en Jerusalén hasta el día de hoy. JCS001022 La gente de José subió en dirección de Betel con la ayuda de Yavé. JCS001023 Enviaron espías hacia Betel, llamada antiguamente Luz, JCS001024 y éstos, divisando a un hombre que salía de la ciudad, le dijeron: “Dinos cómo se puede penetrar en la ciudad, y no te mataremos.” JCS001025 El se lo indicó. Entraron y pasaron la ciudad a cuchillo, pero dejaron libre a aquel hombre y a toda su familia. JCS001026 El hombre se fue al país de los heteos, donde construyó una ciudad a la que llamó Luz. Y así se llama todavía hoy. JCS001027 Sin embargo, la tribu de Manasés no desalojó a la gente de Betsán y de Tanac, ni a los habitantes de Dor, de Jibleam y de Meguido. En estas ciudades y en los pueblos que de ellas dependen, los cananeos se mantuvieron firmes y conservaron sus tierras. JCS001028 Pero, cuando los israelitas se sintieron más fuertes, exigieron impuestos a los cananeos, los cuales permanecieron en su lugar. JCS001029 Tampoco la tribu de Efraím expulsó a los cananeos que habitaban en Gazer, JCS001030 ni la tribu de Zabulón a los habitantes de Quetrom y de Nalol. Estos cananeos permanecieron entre ellos, pero tuvieron que pagar impuestos. JCS001031 Los de Aser no expulsaron a la gente de Acó ni de Sidón, a los de Majaleb ni de Aczib, de Jelba ni de Afec y de Rejob. JCS001032 La tribu de Aser tuvo que habitar en medio de los cananeos que ocupaban su territorio, ya que no pudo quitarles esa provincia. JCS001033 Lo mismo la tribu de Neftalí, al no poder echar a los habitantes de Bet-Semés y de Bet Anat, tuvo que establecerse en medio de los cananeos que habitaban la región; pero éstos tuvieron que pagarles impuestos. JCS001034 Los amorreos no dejaron bajar a la llanura a los hijos de Dan, que permanecieron en los cerros. JCS001035 También los amorreos se mantuvieron en Har-Jerés, en Ayalón y en Selebín, pero cuando la tribu de José se sintió más fuerte, los obligó a pagar impuestos. JCS001036 El territorio de estos amorreos se extendía desde la subida de Acrabim y desde Sela, hacia arriba. JCS002001 El Angel de Yavé subió de Guilgal a Boquím, donde estaban reunidos los israelitas y les dijo: “Yo los saqué de Egipto y los traje a la tierra que les había prometido a sus padres. Les había dicho: "No romperé jamás mi alianza con ustedes, JCS002002 pero ustedes no harán alianza con los cananeos, sino que destruirán sus altares." Pues bien, ustedes no han obedecido. JCS002003 ¿Por qué se portaron así? Ahora yo no expulsaré a estos pueblos ante ustedes. Ellos serán sus opresores y los dioses serán una trampa para ustedes.” JCS002004 Cuando terminó de hablar el Angel de Yavé, todos los israelitas comenzaron a llorar a gritos. JCS002005 Por eso llamaron a aquel lugar Boquím, que significa “los que lloran”, y ofrecieron sacrificios a Yavé. JCS002006 Josué despidió al pueblo y los israelitas se fueron cada uno a su heredad para ocupar el país. JCS002007 El pueblo sirvió a Yavé en vida de Josué y de los jefes que le sobrevivieron y que habían sido testigos de todas las grandes hazañas de Yavé en favor de Israel. JCS002008 Josué, hijo de Nun, siervo de Yavé, murió a la edad de ciento diez años. JCS002009 Lo enterraron en el término de su heredad, en Timna-Heres, en los cerros de Efraím, al norte de la montaña de Gaas. JCS002010 Toda aquella generación murió y le sucedió otra que no conocía a Yavé ni lo que había hecho por Israel. JCS002011 Los israelitas se portaron muy mal con Yavé y sirvieron a los Baales. JCS002012 Abandonaron a Yavé, Dios de sus padres, que los hizo salir de Egipto, y sirvieron a otros dioses de los pueblos vecinos. Se postraron ante esos dioses y ofendieron a Yavé. JCS002013 Al ver Yavé que lo abandonaban para servir a Baal y a Astarté, se enojó contra su pueblo, entregándolo en manos de saqueadores, que los dejaron en la miseria. JCS002014 El mismo los vendió a sus enemigos que de todas partes se echaban sobre ellos, y no podían hacerles frente. JCS002015 Cuando se sentían con fuerza para atacar, Yavé se ponía contra ellos y les mandaba la mala suerte, como se lo había advertido y dicho con juramento. Su situación llegó a ser muy angustiosa. JCS002016 Yavé hizo que se levantaran “jueces”, o sea, libertadores, que salvaron a los israelitas de sus explotadores. JCS002017 Pero ni aun a esos “jueces” obedecían, sino que se prostituían a otros dioses y los adoraban. Pronto se desviaron del camino de sus padres, que obedecieron los mandamientos de Yavé: ellos no hicieron así. JCS002018 Cuando Yavé hacía surgir un juez, estaba con él y los salvaba de sus enemigos; esto duraba mientras vivía el juez, ya que Yavé se compadecía del lamento de su pueblo, oprimido y perseguido. JCS002019 Pero, cuando moría el juez, volvían a caer peor que sus padres, adorando y sirviendo a otros dioses: no habían renunciado a sus prácticas y su terco obrar. JCS002020 Yavé se enojó y dijo: “Esa gente rompió la Alianza que yo había hecho con sus padres y no quieren obedecerme. JCS002021 Pues bien, yo tampoco echaré de delante de ellos a ninguno de los pueblos que quedaron al morir Josué, JCS002022 y probaré a Israel por medio de esos pueblos para saber si al fin seguirán mis caminos como hicieron sus padres.” JCS002023 Así, pues, Yavé dejó subsistir esas naciones y no les quitó tan pronto el territorio; por eso no los había entregado en manos de Josué. JCS003001 Estos son los pueblos que Yavé dejó subsistir para probar con ellos a Israel, es decir, a todos los israelitas que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán. JCS003002 Los dejó subsistir para que las generaciones de los hijos de Israel que antes no habían conocido la guerra aprendieran a guerrear. JCS003003 Quedaron los cinco príncipes de los filisteos y todos los cananeos, los sidonios y los jeveos del monte Líbano, desde la montaña de Baal-Hermón hasta la entrada de Jamat. JCS003004 Sirvieron, pues, para probar con ellos a Israel, a ver si guardaban los mandamientos que Yavé había prescrito a sus padres por medio de Moisés. JCS003005 Así, los israelitas habitaron en medio de los cananeos, heteos, amorreos, fereceos, jeveos y jebuseos; JCS003006 se casaron con sus hijas, dieron sus propias hijas a los hijos de aquéllos y sirvieron a sus dioses. JCS003007 Los israelitas se portaron muy mal con Yavé; se olvidaron de Yavé, su Dios, y sirvieron a los Baales y a los Aserás. JCS003008 Por esto estalló la ira de Yavé contra Israel y los dejó en manos de Cusan Risataím, rey de Aram, al que estuvieron sometidos durante ocho años. JCS003009 Entonces los israelitas clamaron a Yavé, y él suscitó de entre ellos un libertador que los salvó, Otoniel, hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb. JCS003010 El espíritu de Yavé estuvo sobre él y se puso al frente de Israel. Hizo la guerra y Yavé puso en sus manos a Cusan Risataím, rey de Aram, al que venció. JCS003011 El país tuvo paz por espacio de cuarenta años. Luego murió Otoniel, hijo de Quenaz. JCS003012 Los israelitas volvieron a portarse mal con Yavé, y él fortaleció a Eglón, rey de Moab, para que los atacara; la razón fue solamente porque se portaban mal con Yavé. JCS003013 Eglón se unió a los amonitas y los amalecitas; luego se puso en marcha y derrotó a Israel y tomó la ciudad de las Palmeras. JCS003014 Los israelitas estuvieron sometidos a Eglón, rey de Moab, dieciocho años. JCS003015 Pero, como clamaron a Yavé, él les dio un libertador, Ehud, hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín, que era zurdo. Los israelitas le encargaron llevar un regalo a Eglón, rey de Moab. JCS003016 Ehud, pues, se hizo un puñal de dos filos, de un codo de largo, y se lo ciñó debajo de la ropa sobre el muslo derecho, JCS003017 y fue a presentar el regalo a Eglón, rey de Moab. Este Eglón era un hombre muy gordo. JCS003018 En cuanto terminó de ofrecer el presente, Ehud dio la señal de partida a los hombres que habían traído todas las cosas; JCS003019 pero él, al llegar al lugar de los Idolos, cerca de Guilgal, volvió donde el rey, al que le dijo: “Tengo un mensaje secreto para ti, oh rey.” Este declaró: “¡Déjenme solo!” Y salieron de su presencia todos los que estaban con él. JCS003020 Entonces se acercó Ehud, mientras el rey estaba sentado en su galería alta particular, que era más fresca. Ehud le dijo: “Señor, tengo un encargo de Dios para ti.” JCS003021 Y el rey se levantó de su silla. Entonces Ehud, con su mano izquierda, tomó el puñal que llevaba sobre el muslo derecho y se lo hundió en el vientre. JCS003022 Incluso el puño penetró con la hoja y se cerró la grasa en torno a la hoja, pues no se la sacó del vientre. JCS003023 Ehud salió por la ventana, habiendo cerrado tras de sí las puertas de la galería alta y echado los cerrojos. JCS003024 Después que se fue, llegaron los servidores y vieron que las puertas de la galería alta tenían puesto el cerrojo. Se dijeron: Seguro que está haciendo sus necesidades en la galería fresca. JCS003025 Esperaron largo rato, pero no se abrían las puertas de la galería alta. Por fin tomaron las llaves y abrieron. Su señor yacía en tierra, muerto. JCS003026 En cuanto a Ehud, había huido mientras ellos esperaban; había pasado por el lugar de los Idolos y se había puesto a salvo en Seira. JCS003027 Apenas llegó, tocó el cuerno en los cerros de Efraím y los israelitas bajaron de los cerros. El se puso al frente de todos y les dijo: JCS003028 “Síganme, porque Yavé ha entregado a la gente de Moab, nuestro enemigo, en manos de ustedes.” Bajaron con él, cortaron los pasos del Jordán hacia Moab y no dejaron pasar a nadie. JCS003029 En aquella ocasión derrotaron a Moab: eran unos diez mil hombres, todos fuertes y valientes, y no se salvó ninguno. JCS003030 Aquel día Moab fue sometido a Israel, y el país quedó tranquilo ochenta años. JCS003031 Luego vino Samgar, hijo de Anat, que derrotó a seiscientos hombres de los filisteos con una picana de bueyes, salvando también él a Israel. JCS004001 Al morir Ehud, los israelitas volvieron a portarse mal con Yavé, JCS004002 y él los dejó en poder de Yabín, rey de Canaán. Yabín reinaba en Jasor, y el jefe de su ejército era Sísara, quien vivía en Haroset. JCS004003 Entonces los israelitas clamaron a Yavé, pues Yabín tenía novecientos carros de guerra y, desde hacía veinte años, mantenía oprimidos a los israelitas. JCS004004 En aquel tiempo, Débora, esposa de Lapidot, una profetisa, hacía de juez. JCS004005 Se sentaba bajo la llamada Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la tierra de Efraím; allí resolvía los pleitos que le presentaban los israelitas. JCS004006 Y mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, que era del pueblo de Cadés de Neftalí, y le dijo: “Esta es una orden de Yavé: Ve a preparar una concentración en el cerro Tabor; tomarás contigo a diez mil hombres de las tribus de Neftalí y de Zabulón, JCS004007 porque quiero traerte a Sísara al río Cisón, con sus carros y sus hombres, y te lo entregaré.” JCS004008 Barac le respondió: “Si vas conmigo, iré; pero si no vienes, no iré.” JCS004009 Débora le contestó: “Iré contigo, pero si empiezas así, el honor de la victoria no será tuyo, sino que Sísara será muerto por una mujer.” De modo Débora fue con Barac a Cadés. JCS004010 Este convocó a los de Zabulón y Neftalí, y diez mil hombres lo siguieron; también Débora subió con él. JCS004011 Sísara supo que Barac había subido al cerro Tabor. JCS004012 Reunió todos sus carros, novecientos carros de guerra, y a toda su gente y, saliendo de Haroset, se dirigió al río Cisón. JCS004013 Entonces dijo Débora a Barac: “Levántate, que éste es el día en que Yavé te entregará a Sísara; Yavé hoy ha salido delante de ti.” JCS004014 Barac, pues, bajó del cerro Tabor con sus diez mil hombres y Yavé le concedió que derrotara a Sísara con sus carros y todo su ejército. JCS004015 Sísara tuvo que bajarse de su carro y huir, mientras Barac persiguió los carros y las tropas hasta Haroset. Todos fueron muertos, sin que nadie se salvara. JCS004016 En ese momento el quenita Heber acampaba junto a la encina de Besanaím, cerca de Cadés, después de separarse de los otros quenitas descendientes de Jobab, suegro de Moisés. JCS004017 Allí se refugió Sísara, y llegó corriendo a la tienda de campaña de Yael, esposa de Heber, el quenita; pues había paz entre las tribus quenitas y los cananeos de Yabín, rey de Jasor. JCS004018 Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo: “Vente por acá, mi señor, no temas.” Sísara entró y Yael lo escondió bajo una manta. El le pidió un poco de agua para calmar la sed. JCS004019 La mujer destapó el odre de la leche, le dio de beber y volvió a cubrirlo con una manta. JCS004020 Sísara le dijo: “Quédate a la entrada y, si alguien te pregunta, dile que no hay nadie contigo.” Sísara, que estaba muy cansado, se quedó dormido. JCS004021 Entonces la mujer tomó un martillo y una estaca de la tienda, se acercó a él despacito y le clavó en la cabeza la estaca, que se fijó en la tierra. JCS004022 Cuando llegó Barac, Yael le salió al encuentro y le dijo: “Ven, que te mostraré al hombre que buscas.” El entró y vio a Sísara muerto con la estaca en la cabeza. JCS004023 Ese día Yavé humilló a Yabín ante los israelitas. JCS004024 Ellos ya no lo dejaron tranquilo hasta que lo eliminaron. JCS005001 Aquel día, Débora y Barac, hijo de Abinoam, cantaron este canto: JCS005002 En Israel los guerreros dejaron sus cabellos sueltos, en Israel se presentaron voluntarios para la guerra. ¡Bendigan a Yavé! JCS005003 Escuchen, reyes, pongan atención, príncipes. Yo voy a cantar a Yavé; celebraré a Yavé, Dios de Israel. JCS005004 Cuando saliste de Seír, oh Yavé, cuando avanzabas desde el campo de Edom, la tierra tembló, los cielos se tambalearon y las nubes destilaron agua. JCS005005 Delante de Yavé, los montes se estremecieron; delante de Yavé, el Dios de Israel. JCS005006 En los días de Samgar, hijo de Anat, en los días de Yael, ya no había caravanas, y los que iban caminando, lo hacían por senderos desviados. JCS005007 En Israel faltaban los líderes, hasta que me levanté yo, Débora, hasta que me desperté como madre de Israel. JCS005008 Iban tras dioses nuevos, y la guerra se les vino encima. ¡Apenas un escudo y una lanza para cuarenta mil hombres en Israel! JCS005009 Mi corazón está con los jefes de Israel, con los voluntarios del pueblo. ¡Bendigan a Yavé! JCS005010 Los que van montados en burras blancas, los que se sientan sobre tapices, los que van por el camino, ¡mediten! JCS005011 Oigan la voz de los que reparten los despojos junto al lugar donde beben los animales. Allí se cantan los favores que Dios ha hecho a Israel, cuando el pueblo de Yavé ha bajado a las puertas. JCS005012 Despierta, Débora, ¡despierta! Despierta, despierta y entona un canto. ¡Levántate, Barac, y trae tus cánticos, hijo de Abinoam! JCS005013 ¡Que los sobrevivientes del pueblo dominen a sus opresores! ¡Que Yavé esté conmigo más fuerte que los valientes! JCS005014 Tus raíces, Efraím, están en Amalec; tu hermano Benjamín está tras de ti entre tus tropas. De Makir han bajado capitanes; de Zabulón, jefes llevando la vara de bronce. JCS005015 Los jefes de Isacar están con Débora, Isacar está con Barac, lanzado tras sus huellas en la llanura. En clanes de Rubén se multiplican las consultas. JCS005016 ¿Por qué te has quedado en tus corrales escuchando la flauta entre rebaños? Los clanes de Rubén no logran decidirse. JCS005017 Galaad se quedó al otro lado del Jordán y, ¿por qué se quedó Dan en sus naves? Aser se ha quedado a orillas del mar, tranquilo está en sus puertos. JCS005018 Zabulón, en cambio, ha despreciado la muerte; también Neftalí, que subió al campo de batalla. JCS005019 Vinieron los reyes al combate, combatieron los reyes de Canaán, en Tanac, junto a las aguas de Meguido, pero no recogieron plata. JCS005020 Desde los cielos lucharon las estrellas, desde sus órbitas lucharon contra Sísara. JCS005021 El torrente Cisón los arrastró, el torrente antiguo, el torrente Cisón. ¡Avanza sin miedo, alma mía! JCS005022 Cascos de caballos sacuden el suelo: al galope, al galope de sus caballos. JCS005023 Maldigan a Meroz, dijo el Angel de Yavé, maldigan, maldigan a sus moradores, pues no vinieron en ayuda de Yavé junto a los héroes. JCS005024 Bendita entre las mujeres Yael, mujer de Heber, el quenita; entre las mujeres que habitan en tiendas, ¡bendita seas! JCS005025 El pidió agua, ella le dio leche; en la copa de honor le sirvió nata. JCS005026 Llevó una mano a la estaca y con su derecha tomó el martillo de los obreros. JCS005027 Hirió a Sísara, le partió la cabeza, lo golpeó y le partió la sien; a sus pies se desplomó, allí cayó, quedó tendido. JCS005028 A la ventana se asomó la madre de Sísara, y gritó tras la reja: ¿Por qué tarda en llegar su carro?, ¿por qué se demora el andar de su carro? JCS005029 La más despierta de sus mujeres le contesta y le da esta respuesta: JCS005030 Será que reparten el botín encontrado: una cautiva, dos cautivas para cada guerrero; paños de color para Sísara como botín, paños de color dos veces recamados para bufanda. JCS005031 Así perezcan todos tus enemigos, oh Yavé, y sean tus amigos como sol en todo su fulgor. Y país tuvo paz durante cuarenta años. JCS006001 Los israelitas se portaron mal con Yavé, y Yavé los entregó durante siete años en manos de Madián JCS006002 y a la mano de Madián se les hizo muy pesada. A causa de Madián, los israelitas se hicieron los escondites que hay en los cerros, las cavernas y los refugios. JCS006003 Cuando los israelitas sembraban, venía Madián, con Amalec y los hijos de Oriente. Subían contra Israel, JCS006004 acampaban en sus tierras y devastaban todos los campos hasta la entrada de Gaza. No dejaban víveres, ni ovejas, ni bueyes, ni burros, JCS006005 porque subían numerosos como langostas, con sus ganados y sus tiendas. Ellos y sus camellos eran innumerables e invadían el país para saquearlo. JCS006006 De esta manera Madián redujo a Israel a una gran miseria y los israelitas clamaron a Yavé. JCS006007 Cuando los israelitas clamaron a Yavé por causa de Madián, JCS006008 Yavé les mandó un profeta que les dijo: “Así habla Yavé, Dios de Israel: Yo los hice subir de Egipto y los saqué de la casa de la esclavitud. JCS006009 Los libré de la mano de los egipcios y de todos los que los oprimían, arrojé a los habitantes de estas tierras delante de ustedes, les di la tierra de ellos, JCS006010 y les dije: Yo soy Yavé, su Dios. No teman a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitan. Pero ustedes no me hicieron caso.” JCS006011 El Angel de Yavé vino y se sentó bajo el árbol sagrado de Ofrá, que pertenecía a Joás, de la familia de Abiezer. Gedeón, el hijo de Joás, estaba limpiando trigo en el lagar para ocultarlo de los madianitas. JCS006012 El Angel de Yavé le dijo: “Yavé está contigo, valiente guerrero.” JCS006013 Gedeón respondió: “Por favor, mi señor, si Yavé está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están los milagros que nos contaban nuestros padres? ¿No decían que Yavé los hizo subir de Egipto? ¿Por qué, ahora, nos abandona y nos entrega en manos de los madianitas?” JCS006014 Yavé entonces se volvió a él y le contestó: “Anda y con tu valor salvarás a Israel de los madianitas. Soy yo quien te envía.” JCS006015 Gedeón contestó: “Disculpe, Señor, ¿cómo puedo yo salvar a Israel? Mi familia es la más humilde de mi tribu y yo soy el último de la familia de mi padre.” JCS006016 Yavé le respondió: “Yo estaré contigo y tú derrotarás al pueblo de Madián de una sola vez.” JCS006017 Gedeón le dijo: “Por favor, dame una señal de que eres tú quien habla. JCS006018 No te vayas de aquí hasta que yo vuelva con una ofrenda y te la presente.” El respondió: “Aquí mismo voy a esperar.” JCS006019 Gedeón se fue y preparó un cabrito, tomó una medida de harina, con la que hizo pan sin levadura; puso el caldo en una olla y la carne en un canasto y fue a presentárselo debajo del árbol. JCS006020 Entonces el Angel de Dios le dijo: “Toma la carne y los panes; déjalos en esta piedra, y el caldo, arrójalo.” JCS006021 Gedeón lo hizo así. En ese momento el Angel de Yavé extendió el bastón que tenía en la mano y tocó la carne y los panes. De repente una llamarada salió de la roca. El fuego quemó la carne y los panes y el Angel de Yavé desapareció. JCS006022 Gedeón comprendió que era el Angel de Yavé y dijo: “¡Pobre de mí, Señor Yavé! He visto al Angel de Yavé cara a cara.” JCS006023 Pero Yavé le respondió: “La paz sea contigo. No temas, no morirás.” JCS006024 Gedeón levantó en aquel lugar un altar a Yavé y lo llamó Yavé-Paz. Todavía hoy está en Ofrá de Abiezer. JCS006025 Aquella misma noche Yavé dijo a Gedeón: “Lleva contigo a diez servidores de tu padre y un toro de siete años. Derriba el altar de Baal que cuida tu padre y corta el tronco sagrado que está a su lado. JCS006026 Después levantarás un altar a Yavé sobre esta cumbre y me sacrificarás el toro, quemándolo con la leña del tronco sagrado.” JCS006027 Gedeón, con ayuda de diez servidores, hizo lo que Yavé le había ordenado. Solamente que lo hizo de noche por temor a su familia y a la gente del pueblo. JCS006028 Al día siguiente, toda la gente del pueblo vio el altar de Baal hecho pedazos y el tronco sagrado arrasado. Fuera de esto, vieron que un toro había sido sacrificado sobre el nuevo altar. JCS006029 Unos a otros se preguntaban e hicieron toda una investigación para descubrirlo. Así supieron que había sido Gedeón, JCS006030 y fueron a decir a Joás: “Entréganos a tu hijo y que muera por haber derribado el altar de Baal y cortado el tronco sagrado.” JCS006031 Pero Joás dijo a la gente sublevada: “¿Ustedes son los que van a defender a Baal y lo van a salvar? Si es Dios, que se defienda a sí mismo, ya que le destruyeron su altar.” JCS006032 Aquel día dieron a Gedeón el nombre de Jerubaal, o sea: Baal-se-defienda, pues decían: “Que Baal se defienda de él, porque le destruyó su altar.” JCS006033 Todo Madián, Amalec y los hijos de Oriente se juntaron, pasaron el Jordán e invadieron la llanura de Jezrael. JCS006034 En ese momento el espíritu de Yavé revistió de su fuerza a Gedeón, el cual tocó el cuerno y se le unieron los hombres de Abiezer. JCS006035 Envió mensajeros por todo el territorio de Manasés, que se unió a él, e igualmente la gente de Aser, Zabulón y Neftalí, que le salieron al encuentro. JCS006036 Gedeón dijo a Dios: “Si de verdad vas a salvar por mi mano a Israel, como has dicho, concédeme esto. JCS006037 Yo voy a tender un vellón de lana en la era. Si cae el rocío solamente sobre el vellón y todo el suelo queda seco, sabré que salvarás a Israel por mi mano, como has prometido.” JCS006038 Así sucedió. Gedeón se levantó de madrugada, estrujó el vellón y exprimió su rocío, llenando una copa de agua. JCS006039 Gedeón habló de nuevo a Dios y le dijo: “No te enojes conmigo si me atrevo otra vez a hablarte. Por favor, quisiera hacer otra vez la prueba con el vellón: que quede seco sólo el vellón y que haya rocío por todo el suelo.” JCS006040 Yavé así lo hizo aquella noche. Quedó seco el vellón y por todo el suelo había rocío. JCS007001 Jerubaal, es decir, Gedeón, se levantó temprano junto con toda la gente que estaba con él y acampó más arriba de Jarod. El campamento de los madianitas estaba más al norte y se extendía desde la loma de Moré hasta el llano. JCS007002 Entonces dijo Yavé a Gedeón: “Es mucha la gente que está contigo. Si yo les entrego a los madianitas, los israelitas creerán que por sus propios medios vencieron a los madianitas. JCS007003 Por eso reúne a tu gente y diles que el que tenga miedo se retire.” Así fue como se retiraron veintidós mil hombres y sólo quedaron diez mil. JCS007004 Yavé dijo a Gedeón: “Todavía hay demasiada gente. Hazlos bajar al agua y yo mismo los probaré por ti. El que yo diga: Este irá contigo, ése irá; y el que yo diga: Ese no, a ése lo despedirás.” JCS007005 Gedeón, pues, los hizo bajar al agua. Allí Yavé dijo: “Los que lamen el agua como lo hacen los perros, ponlos a un lado. Y los que se arrodillen para tomar agua, ponlos a otro lado.” JCS007006 Fueron trescientos los que lamieron el agua. Y el resto se arrodillaron a beber. JCS007007 Entonces dijo Yavé a Gedeón: “Yo ampararé a estos trescientos hombres que lamieron el agua y pondré a los madianitas en tus manos. Que los demás vuelvan a sus casas.” JCS007008 Los trescientos se tomaron los jarrones y cuernos de todos los demás, mientras Gedeón los despedía. Al final, Gedeón y sus trescientos hombres hicieron frente a los madianitas acampados abajo, en el valle. JCS007009 Aquella noche le dijo Yavé: “Levántate y baja al campamento, porque lo he puesto en tus manos. JCS007010 No obstante, si temes bajar solo, sal al campamento con tu criado Purá, JCS007011 y escucha lo que allí dicen. Te sentirás fortalecido con ello y luego atacarás el campamento.” Bajó, pues, con su criado Purá hasta la parte extrema de los centinelas del campamento. JCS007012 Madián, Amalec y todos los hijos de Oriente se extendían en el valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables como la arena de la orilla del mar. JCS007013 Se acercó Gedeón y escuchó cómo un hombre contaba a su vecino un sueño que había tenido. Este decía: “He tenido un sueño: un pan grande de cebada rodaba por el campamento de Madián, llegó hasta una tienda, chocó contra ella y la volcó de arriba abajo.” JCS007014 Su vecino le respondió: “Esto no puede significar más que la espada de Gedeón, hijo de Joás, el israelita. Dios ha entregado en sus manos a Madián y a todo el campamento.” JCS007015 Cuando Gedeón oyó la narración del sueño y su explicación, se postró, volvió al campamento de Israel y dijo: “Levántense, porque Yavé ha puesto en manos de ustedes el campamento de Madián.” JCS007016 Gedeón dividió a sus trescientos hombres en tres bandos. A todos les pasó luego las trompetas y los jarrones vacíos, dentro de los cuales había antorchas encendidas. JCS007017 Les dijo: “Mírenme a mí y hagan lo mismo que yo. Cuando yo llegue a la proximidad del campamento, ustedes harán igual que yo. JCS007018 Los que estén conmigo tocarán el cuerno, como señal para que todos lo hagan alrededor del campamento, y gritarán: “¡Por Yavé y por Gedeón!” JCS007019 Con los cien hombres de su bando, Gedeón llegó al campamento madianita cuando los centinelas cambiaban de turno, al comienzo de la vigilia de media noche. JCS007020 Entonces los israelitas rompieron los jarrones, sacaron las antorchas y tocaron los cuernos con la otra mano. Así hicieron los tres bandos, gritando: “¡Por Yavé y por Gedeón!” JCS007021 Se quedó cada uno en su puesto alrededor del campamento y los del campamento comenzaron a correr gritando y huyendo. JCS007022 Mientras, los trescientos israelitas seguían tocando. Yavé hizo que por todo el campamento los madianitas se mataran entre sí. Los que lograron huir fueron hasta Bet-Hassita, hacia Sareda, y hasta la orilla de Abel Mejulá, frente a Tabat. JCS007023 Los israelitas acudieron de Neftalí, de Aser y de todo Manasés para perseguir a Madián. JCS007024 Gedeón mandó también mensajeros por todos los cerros de Efraím para decir: “Bajen al encuentro de Madián y córtenles los vados hasta Bet-Bará y a lo largo del Jordán.” Acudieron, pues, todos los hombres de Efraím y ocuparon los vados hasta Bet-Bará y a lo largo del Jordán. JCS007025 Hicieron prisioneros a los dos jefes de Madián, Oreb y Zeeb; mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb, en el lagar de Zeeb. Persiguieron a Madián y llevaron a Gedeón, al otro lado del Jordán, las cabezas de Oreb y Zeeb. Segunda de Gedeón JCS008001 La gente de Efraím dijo a Gedeón: “¿Por qué has hecho esto de no convocarnos cuando fuiste a combatir contra Madián?” JCS008002 Discutieron con él violentamente. El les respondió: “¿Qué he hecho yo en comparación con lo que han hecho ustedes? ¿No vale más un racimo de Efraím que la vendimia de Abiezer? JCS008003 Yavé ha entregado a los jefes de Madián, Oreb y Zeeb, en sus manos; ¿qué he podido hacer yo en comparación de lo que han hecho ustedes?” Con estas palabras que les dijo se calmaron sus ánimos. JCS008004 Gedeón llegó al Jordán y lo pasó. Tanto él como los trescientos hombres que iban con él estaban agotados por el cansancio y hambrientos. JCS008005 Dijo, pues, a la gente de Sucot: “Den, por favor, tortas de pan a la tropa que me sigue, porque está rendida de fatiga, y voy persiguiendo a Zebaj y a Salmuná, reyes de Madián.” JCS008006 Pero los jefes de Sucot respondieron: “¿Acaso has sujetado las manos de Zebaj y Salmuná? ¿Cómo, pues, daríamos pan a tu ejército?” JCS008007 Gedeón les respondió: “Bien, cuando Yavé haya entregado en mis manos a Zebaj y a Salmuná, a ustedes les desgarraré sus carnes con espinas y cardos del desierto.” JCS008008 De allí subió a Penuel y les habló de igual manera. Pero la gente de Penuel le respondió como los de Sucot. JCS008009 El respondió: “Cuando vuelva victorioso derribaré esta torre.” JCS008010 Zebaj y Salmuná estaban en Carcor con su ejército, unos quince mil hombres, todos los que habían quedado de los hijos de Oriente. ¡Los que habían muerto eran ciento veinte mil guerreros! JCS008011 Gedeón subió por el camino de los nómadas, al este de Nobaj y de Yogbohá, y se dejó caer sobre el campamento cuando se creían ya seguros. Zebaj y Salmuná huyeron. JCS008012 El los persiguió, los tomó prisioneros y dispersó a todo su ejército. JCS008013 Después de la batalla, Gedeón, hijo de Joás, volvió por la pendiente de Jarás. JCS008014 Habiendo detenido a un joven de la gente de Sucot, lo interrogó. El le dio por escrito los nombres de los jefes y ancianos de Sucot: setenta y siete hombres. JCS008015 Gedeón se dirigió a la gente de Sucot y les dijo: “Aquí tienen a Zebaj y Salmuná, por quienes me hicieron burla diciendo: ¿Acaso has sujetado ya las manos de Zebaj y Salmuná para que demos pan a tus tropas hambrientas?” JCS008016 Tomó entonces a los jefes de la ciudad y con espinas y cardos del desierto castigó a esa gente de Sucot. JCS008017 Derribó la torre de Penuel y mató a los habitantes de la ciudad. JCS008018 Luego dijo a Zebaj y Salmuná: “¿Cómo eran los hombres que ustedes mataron en el Tabor?” Ellos respondieron: “Se parecían a ti; tenían aspecto de hijos de reyes.” JCS008019 Respondió Gedeón: “Eran mis hermanos, hijos de mi madre. Vive Yavé, que si los hubieran dejado vivos no los mataría a ustedes.” JCS008020 Dijo a Jeter, su hijo mayor: “¡Animo, mátalos!” Pero el muchacho no desenvainó la espada; no se atrevió porque era muy joven todavía; JCS008021 Zebaj y Salmuná dijeron entonces: “Levántate tú y mátanos, porque, según es el hombre, es su valentía.” Gedeón se levantó y los mató a los dos, y tomó para sí los adornos que sus camellos llevaban al cuello. JCS008022 Los israelitas dijeron a Gedeón: “Ya que nos salvaste de los madianitas sé tú nuestro rey, y después de ti tu hijo y los descendientes de tu hijo.” JCS008023 Pero Gedeón respondió: “No seré yo ni mi hijo quien reine en Israel, sino que Yavé es nuestro rey.” JCS008024 Gedeón agregó: “Sólo quiero pedirles que me dé cada uno de ustedes un anillo de los del botín.” Esto lo dijo Gedeón, porque los vencidos eran ismaelitas, cuyos anillos eran de oro. JCS008025 Le contestaron: “Te lo damos con mucho gusto.” Entonces Gedeón extendió su manto y cada israelita echó un anillo de su botín. JCS008026 El peso de los anillos alcanzó a mil setecientas monedas de oro; sin contar los prendedores, los aros y los lujosos vestidos que usaban los reyes de Madián. Además, los collares de los camellos. JCS008027 Con este dinero, Gedeón se hizo un ídolo que puso en su ciudad de Ofrá, y de todas partes de Israel la gente empezó a ir a ese lugar, apartándose de Yavé. Esa fue la trampa en que cayó Gedeón y los suyos. JCS008028 Por lo demás fueron humillados los madianitas de tal manera que hubo paz en Israel durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón. JCS008029 Este volvió a Ofrá y se quedó en su casa. JCS008030 Tuvo setenta hijos, pues tenía muchas esposas. JCS008031 De una mujer de la ciudad de Siquem tuvo un hijo llamado Abimelec. JCS008032 Murió Gedeón, hijo de Joás, después de una dichosa vejez, y fue enterrado en la tumba de su padre Joás, en Ofrá de Abiezer. JCS008033 Después de la muerte de Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse tras de los Baales y tomaron por Dios a Baal-Berit. JCS008034 Los israelitas no se acordaron más de Yavé, su Dios, que los había librado de la mano de todos los enemigos que los rodeaban. JCS008035 Tampoco fueron agradecidos con la familia de Jerubaal-Gedeón, por todo el bien que había hecho a Israel. JCS009001 Abimelec, hijo de Jerubaal, marchó a Siquem, donde los hermanos de su madre, y les dijo a ellos y a toda la familia paterna de su madre: JCS009002 “Digan esto, por favor, a todos los señores de Siquem: ¿Qué es mejor para ustedes, que los gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerubaal, o que los mande un solo hombre? Recuerden, además, que yo soy de la misma sangre que ustedes.” JCS009003 Los hermanos de su madre transmitieron este mensaje a todos los señores de Siquem, quienes se inclinaron al lado de Abimelec, porque se decían: JCS009004 “Es nuestro hermano.” Le dieron, pues, setenta monedas de plata del templo de Baal-Berit, con las que Abimelec contrató a hombres malvados y aventureros que marcharon con él. JCS009005 Fue con ellos a casa de su padre, en Ofrá, y mató de una vez a todos sus hermanos, hijos de Jerubaal, que eran setenta hombres. Sólo escapó Jotam, el hijo menor de Jerubaal, que pudo esconderse. JCS009006 Luego se reunieron todos los señores de Siquem y todo el consejo. Fueron y proclamaron rey a Abimelec, junto a la encina de la estela que hay en Siquem. JCS009007 Se lo anunciaron a Jotam, quien se colocó en la cumbre del monte Garizim. Allí alzó la voz y clamó: “Escúchenme, señores de Siquem, y que Dios los escuche. JCS009008 Los árboles se pusieron en camino para buscar un rey a quien ungir. Dijeron al olivo: “Sé tú nuestro rey.” JCS009009 Les respondió el olivo: “¿Voy a renunciar al aceite con el que gracias a mí son honrados los dioses y los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?” JCS009010 Los árboles dijeron a la higuera: “Ven tú a reinar sobre nosotros.” JCS009011 Les respondió la higuera: “¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?” JCS009012 Los árboles dijeron a la vid: “Ven tú a reinar sobre nosotros.” JCS009013 Les respondió la vid: “¿Voy a renunciar a mi mosto, que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?” JCS009014 Entonces los árboles dijeron a la zarza: “Ven tú a reinar sobre nosotros.” JCS009015 La zarza respondió a los árboles: “Si con sinceridad vienen a ungirme a mí para reinar sobre ustedes, acérquense y cobíjense a mi sombra, y si así no fuera, brote de la zarza fuego que devore los cedros del Líbano.” JCS009016 Y ahora, díganme, ¿han obrado con sinceridad y lealtad al elegir rey a Abimelec?, ¿se han portado bien con Jerubaal y su familia y lo han tratado según sus méritos? JCS009017 Pues mi padre combatió por ustedes; arriesgando su vida, los libró de la mano de Madián, JCS009018 y ustedes se han lanzado hoy contra la familia de mi padre. Ustedes han matado de una vez a todos sus hijos, setenta hombres, y han puesto por rey sobre los señores de Siquem a Abimelec, el hijo de su esclava, por ser el hermano de ustedes. JCS009019 Si, pues, han obrado con sinceridad y lealtad con Jerubaal y con su familia en el día de hoy, que del mismo modo Abimelec sea alegría para ustedes y ustedes para él. JCS009020 De lo contrario, que salga fuego de Abimelec y devore a los señores de Siquem y a su consejo; y que salga fuego de los señores de Siquem y de su consejo y devore a Abimelec.” JCS009021 Jotam huyó, se puso a salvo y fue a Beer, donde se estableció lejos de su hermano Abimelec. JCS009022 Abimelec gobernó tres años en Israel. JCS009023 Pero Yavé envió un espíritu de discordia entre Abimelec y los señores de Siquem; y entonces los señores de Siquem traicionaron a Abimelec. JCS009024 Así debía ser castigado el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerubaal, para que su sangre cayera sobre su hermano Abimelec, que los había asesinado, y también sobre los señores de Siquem, que lo habían ayudado a asesinar a sus hermanos. JCS009025 Por hacerle daño, los señores de Siquem prepararon emboscadas en las cimas de los montes y saqueaban a todo el que pasaba cerca del camino. Abimelec fue avisado. JCS009026 Entonces llegó Gaal, hijo de Obed, acompañado de sus hermanos, el cual se ganó la confianza de los señores de Siquem. JCS009027 Un día salieron éstos al campo a vendimiar sus viñas, pisaron las uvas, hicieron fiestas y entraron en el templo de su dios, donde comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. JCS009028 Entonces Gaal, hijo de Obed, exclamó: “¿Quién es Abimelec y qué es Siquem para que los sirvamos? Tanto el hijo de Jerubaal como su lugarteniente Zebul servían a Hamor, padre de Siquem. ¿Por qué les serviríamos también nosotros? JCS009029 ¡Quién pusiera este pueblo en mis manos! Yo echaría a Abimelec y le diría: Refuerza tu ejército y sal a la lucha.” JCS009030 Zebul, gobernador de la ciudad, se enteró de la propuesta de Gaal, hijo de Obed, y se enojó. JCS009031 Envió mensajeros donde Abimelec en secreto para decirle: “Mira que Gaal, hijo de Obed, ha llegado con sus hermanos a Siquem y está sublevando a la ciudad contra ti. JCS009032 Por tanto, levántate tú y la gente que tienes contigo y tiende una emboscada en el campo; JCS009033 por la mañana temprano, cuando salga el sol, te levantas y te lanzas contra la ciudad. Y cuando salga Gaal a tu encuentro con su gente, harás con él lo que quieras.” JCS009034 Abimelec se levantó de noche con todas las tropas de que disponía y se emboscaron frente a Siquem, repartidos en cuatro grupos. JCS009035 Cuando Gaal, hijo de Obed, salió y se detuvo a la entrada de la ciudad, Abimelec y la tropa que le acompañaba salieron de su emboscada. JCS009036 Gaal vio la tropa y dijo a Zebul: “Mira la gente que baja de las cumbres de los montes.” Pero Zebul le respondió: “Es la sombra de los montes lo que ves y te parecen hombres.” JCS009037 Gaal volvió a decir: “Miren la gente que baja del lado del Ombligo de la Tierra y otra partida llega de la Encina de los Adivinos.” JCS009038 Zebul dijo entonces: “Cómo decías: ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos? Estos hombres que tú ves, ¿no son los que despreciaste? Ahora demuestra que sabes pelear.” JCS009039 Gaal salió al frente de la gente de Siquem y presentó batalla a Abimelec. JCS009040 Este persiguió a Gaal, que tuvo que huir, y muchos cayeron muertos antes de llegar a la puerta. JCS009041 Abimelec volvió a Aruma; pero Zebul expulsó a Gaal y a sus hermanos y no los dejó habitar en Siquem. JCS009042 Al día siguiente el pueblo salió al campo. JCS009043 Le avisaron a Abimelec, que tomó su tropa, la repartió en tres grupos y tendió una emboscada en el campo. Cuando vio que la gente salía de la ciudad, cayó sobre ellos y los derrotó. JCS009044 Abimelec y el grupo que estaba con él atacó y tomó posición a la entrada de la puerta de la ciudad mientras los otros grupos se lanzaron contra todos los que estaban en el campo. JCS009045 Todo aquel día estuvo Abimelec atacando la ciudad. Al tomarla, mató a todos sus habitantes, arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella. JCS009046 Al saberlo, los habitantes de la torre de Siquem se metieron en el subterráneo del templo de El-Berit. JCS009047 Se comunicó a Abimelec que todos los habitantes de la torre de Siquem estaban juntos; JCS009048 entonces Abimelec subió al monte Salmón con toda su tropa y tomando un hacha en sus manos cortó una rama de árbol, la alzó echándosela al hombro y dijo a la tropa que lo acompañaba: JCS009049 “Lo que han visto que yo he hecho, háganlo ustedes también.” Y todos sus hombres cortaron cada uno su rama; luego siguieron a Abimelec, pusieron las ramas sobre el subterráneo y lo quemaron encima de ellos. Así murieron todos los habitantes de la torre de Siquem, unos mil hombres y mujeres. JCS009050 Marchó Abimelec contra Tebes, la asedió y la tomó. JCS009051 Había en medio de la ciudad una torre fuerte, y en ella se refugiaron todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad. Cerraron por dentro y subieron a la terraza de la torre. JCS009052 Abimelec llegó hasta la torre para atacarlos y se acercó a la puerta de la torre con la intención de prenderle fuego. JCS009053 Pero una mujer le arrojó una piedra de molino a la cabeza y le partió el cráneo. JCS009054 El llamó en seguida al muchacho que llevaba sus armas y le dijo: “Desenvaina tu espada y mátame, para que no digan de mí: Lo ha matado una mujer.” Su escudero lo atravesó y murió. JCS009055 Cuando la gente de Israel vio que Abimelec había muerto, se volvió cada uno a su lugar. JCS009056 Así, devolvió Dios a Abimelec el mal que había hecho a su padre, matando a sus setenta hermanos. JCS009057 También hizo recaer sobre la cabeza de la gente de Siquem toda su maldad. De esta manera se cumplió en ellos la maldición de Jotam, hijo de Jerubaal. JCS010001 Después de Abimelec, Tolá, hijo de Puá, hijo de Dodó, se presentó para salvar a Israel. Era de la tribu de Isacar y habitaba en Samir, en los cerros de Efraím. JCS010002 Hizo de jefe en Israel durante veintitrés años y al morir fue sepultado en Samir. JCS010003 Tras él surgió Jaír, de Galaad, que hizo de jefe en Israel por veintidós años. JCS010004 Tenía treinta hijos, que montaban treinta burros, y treinta ciudades, que se llaman todavía hoy las aldeas de Jaír, en el país de Galaad. JCS010005 Al morir fue sepultado en Camón. JCS010006 Los israelitas volvieron a portarse mal con Yavé: sirvieron a los Baales y a las Astartés, a los dioses de Aram y de Sidón, a los dioses de Moab, a los de los amonitas y de los filisteos. Abandonaron a Yavé y ya no lo servían. JCS010007 Entonces estalló el enojo de Yavé contra Israel y los entregó en manos de los filisteos y de los amonitas. JCS010008 Estos molestaron y oprimieron a los israelitas desde aquel año durante dieciocho años, a todos los israelitas que vivían al otro lado del Jordán, en el país amorreo de Galaad. JCS010009 Incluso los amonitas pasaron el Jordán para atacar también a Judá, a Benjamín y a la gente de Efraím. Israel pasó por un grave aprieto. JCS010010 En esos años los israelitas clamaron a Yavé, diciendo: “Hemos pecado contra ti porque hemos abandonado a Yavé, nuestro Dios, para servir a los Baales.” JCS010011 Yavé dijo a los israelitas: “Cuando los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos, JCS010012 los sidonios, Amalec y Madián los oprimían y ustedes clamaron a mí, ¿no los salvé de sus manos? JCS010013 A pesar de esto me han abandonado y han servido a otros dioses. Por eso no los salvaré otra vez. JCS010014 Vayan y griten a los dioses que ustedes han elegido: a ver si los salvan en el tiempo que les va mal.” JCS010015 Los israelitas respondieron a Yavé: “Hemos pecado, haz con nosotros lo que quieras, pero sálvanos hoy.” JCS010016 Retiraron a los dioses extranjeros y sirvieron a Yavé, que ya no pudo soportar el sufrimiento de Israel. JCS010017 Los amonitas se concentraron y vinieron a acampar en Galaad. También los israelitas se reunieron y acamparon en Mizpá. JCS010018 Allí el pueblo y los dirigentes de Galaad se preguntaron: “¿Quién se pondrá al frente de todos nosotros para pelear contra los amonitas? A ése lo haremos jefe de todos los habitantes de Galaad.” JCS011001 Jefté, el galaadita, era un valiente guerrero. Era hijo de una prostituta y Galaad era su padre. JCS011002 Pero, después, la mujer de Galaad le dio hijos y, al crecer éstos, echaron a Jefté diciéndole: “Tú no tendrás parte ni herencia en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.” JCS011003 Jefté tuvo que huir de sus hermanos y se fue a la región de Tob; allí se le juntó una banda de aventureros que hacían sus correrías con él. JCS011004 Y llegó el momento en que los amonitas declararon la guerra a Israel. JCS011005 Los dirigentes de Galaad, pues, fueron a buscar a Jefté al país de Tob JCS011006 y le dijeron: “Ven y encabeza a nuestros hombres para pelear con los amonitas.” JCS011007 Jefté respondió a los dirigentes de Galaad: “¿No son ustedes los que por odio me echaron de la casa de mi padre? ¿Por qué acuden a mí ahora que están en aprieto?” JCS011008 Los dirigentes le contestaron: “Por esta razón precisamente venimos a buscarte y queremos hacerte nuestro jefe y el de todo Galaad, con tal de que pelees con los amonitas.” JCS011009 Jefté respondió a los dirigentes de Galaad: “Son ustedes quienes me piden volver para combatir a los amonitas. Pues bien, si Yavé me da la victoria, yo seré el jefe de todos ustedes.” JCS011010 Y ellos le dijeron: “¡Yavé nos escuche! ¡Pobres de nosotros si no hacemos lo que acabas de decir!” JCS011011 Volvió, pues, Jefté con los dirigentes de Galaad y el pueblo lo hizo su jefe y su general; Jefté repitió todas sus condiciones en Mizpá, delante de Yavé. JCS011012 Jefté mandó mensajeros al rey de los amonitas para que le dijeran: “¿Qué tenemos que ver tú y yo para que vengas a atacarme en mi propio país?” JCS011013 El rey les respondió a los mensajeros: “Es porque Israel, cuando subía de Egipto, se apoderó de mi país desde el Arnón hasta el Yaboc y el Jordán. Así que ahora devuélvemelo por las buenas.” JCS011014 Jefté mandó de nuevo mensajeros al rey de los amonitas y le dijo: JCS011015 “Así habla Jefté: Israel no se ha apoderado ni del país de Moab ni del de los amonitas. JCS011016 Cuando subió de Egipto, Israel caminó por el desierto hasta el mar de las cañas y llegó a Cadés. JCS011017 Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom para decirle: Déjame, por favor, pasar por tu país; pero el rey de Edom no los atendió. Los envió también al rey de Moab, quien tampoco los dejó pasar, e Israel se quedó en Cadés; JCS011018 luego, avanzando por el desierto, rodeó el país de Edom y el de Moab y llegó al oriente del país de Moab. Acampó al otro lado del Arnón, pues el Arnón era el límite de Moab. JCS011019 Israel mandó entonces mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Jesbón, y le dijo: Déjame, por favor, pasar por tu país hasta llegar a mi destino. JCS011020 Pero Sijón, desconfiando de Israel, no lo dejó pasar, reunió a toda su gente, acampó en Yahsá, y atacó a Israel. JCS011021 Yavé, Dios de Israel, puso a Sijón y a todo su pueblo en manos de Israel, que los derrotó y conquistó todo el país de los amorreos que habitaban allí. JCS011022 Así conquistaron todo el territorio de los amorreos, desde el Arnón hasta el Yaboc y desde el desierto hasta el Jordán. JCS011023 De modo que es Yavé, Dios de Israel, quien ha desalojado a los amorreos en favor de su pueblo Israel, ¿y tú nos vas a desalojar? JCS011024 ¿No tienes ya todo lo que tu dios Camos te ha dado? Igualmente nosotros tenemos todo lo que Yavé, nuestro Dios, nos ha dado en posesión. JCS011025 ¿Vas a ser tú más que Balac, hijo de Sipor, rey de Moab? ¿Tuvo la fuerza suficiente para atacar a Israel? JCS011026 Ya que Israel está establecido en Jesbón y en las ciudades que dependen de ella, en Yazer y en las suyas, y en todas las ciudades que están a ambos lados del Jordán desde hace trescientos años, ¿por qué no las han recuperado desde entonces? JCS011027 Yo no te he ofendido, eres tú quien se porta mal conmigo, al atacarme. Yavé, el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón.” JCS011028 Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje de Jefté. JCS011029 El espíritu de Yavé fue sobre Jefté. Recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mizpá de Galaad y luego entró al territorio de los amonitas. JCS011030 Jefté hizo el siguiente voto a Yavé: JCS011031 “Si me das la victoria, te sacrificaré el primero de los míos que salga de mi casa a mi encuentro cuando vuelva del combate. Este será para Yavé y te lo sacrificaré por el fuego.” JCS011032 Jefté pasó al territorio de los amonitas para pelear contra ellos y Yavé le dio la victoria. JCS011033 Los persiguió desde la ciudad de Aroer hasta la entrada de Menit y Abel Queramim, tomando veinte pueblos: con esto les asestó un gran golpe. JCS011034 Cuando Jefté volvió a su casa en Mizpá, su hija le salió al encuentro; tan contenta estaba de ver a su padre, que bailaba, acompañándose de su pandereta. Era la única; fuera de ella no había hijas o hijos. JCS011035 Al verla, Jefté rasgó sus ropas y gritó: “Hija mía, me has destrozado; tú has salido para desgracia mía. Pues hice a Yavé un voto insensato y ahora no puedo volverme atrás.” JCS011036 Ella le respondió: “Padre, aunque hayas hecho un voto insensato, tú debes hacer conmigo según te has comprometido, pues Yavé te dio la victoria.” JCS011037 Luego dijo a su padre: “Te ruego me des un plazo de dos meses para vivir con mis compañeras en los cerros. Allí lamentaré mi adolescencia perdida.” JCS011038 Jefté le dijo: “Vete, pues.” Y la despidió por dos meses. Ella se fue a los cerros con sus compañeras para llorar su adolescencia perdida. JCS011039 Al cabo de dos meses volvió donde su padre y él cumplió el voto que había hecho. La joven no había conocido varón. JCS011040 De aquí viene la costumbre que hay en Israel de que todos los años las hijas de Israel vayan a lamentarse cuatro días por la hija de Jefté, el galaadita. JCS012001 Los hombres de Efraím se juntaron, pasaron el Jordán en dirección al norte y dijeron a Jefté: “¿Por qué has ido a atacar a los amonitas y no nos has invitado a marchar contigo? Vamos a quemarte dentro de tu casa.” JCS012002 Jefté les respondió: “Teníamos un gran conflicto mi pueblo y yo con los amonitas; les pedí ayuda a ustedes y no me salvaron de sus manos. JCS012003 Cuando vi que nadie venía a ayudarme, arriesgué la vida, marché contra los amonitas, y Yavé los entregó en mis manos. ¿Por qué, pues, han subido hoy contra mí para hacerme la guerra?” JCS012004 Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y atacó a Efraím; los de Galaad derrotaron a los de Efraím, que decían: “Ustedes los galaaditas son fugitivos de Efraím que pasaron de Efraím a Manasés.” JCS012005 Galaad se apoderó de los vados del Jordán cortándoles el camino y cuando un fugitivo de Efraím decía: “Déjenme pasar”, los hombres de Galaad le preguntaban: “¿Eres efraimita?”, y si respondía: “No”, le añadían: “Pues di Chibbolet.” JCS012006 Pero él decía “Sibbolet”, porque no podía pronunciarlo bien. Entonces le echaban mano y lo degollaban junto a los vados del Jordán. Perecieron en aquella ocasión cuarenta y dos mil hombres de Efraím. JCS012007 Seis años Jefté mandó en Israel; luego Jefté, el Galaadita, murió y fue sepultado en su ciudad, Mizpá de Galaad. JCS012008 Después de él mandó en Israel Ibsán de Belén, que tenía treinta hijos y treinta hijas. JCS012009 A éstas las casó fuera y de fuera trajo treinta mujeres para sus hijos. Mandó en Israel siete años. JCS012010 Y murió Ibsán y fue sepultado en Belén. JCS012011 Después de él fue juez en Israel Elón de Zabulón; mandó en Israel diez años. JCS012012 Y murió Elón de Zabulón y fue sepultado en Elón, en tierra de Zabulón. JCS012013 Después de él mandó en Israel Abdón, hijo de Hil-lel, de Piratón. JCS012014 Tenía cuarenta hijos y treinta nietos, que montaban setenta burros. JCS012015 Mandó en Israel ocho años y murió Abdón, hijo de Hil-lel, de Piratón, y fue sepultado en Piratón, en los cerros de Efraím, en la montaña del Amalecita. JCS013001 Los israelitas volvieron a portarse mal con Yavé y él los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años. JCS013002 En la tribu de Dan había un hombre llamado Manoaj, que vivía en Sorá, y cuya esposa no había podido tener hijos. JCS013003 El Angel de Yavé se presentó a esta mujer y le dijo: “Tú no has podido tener hijos y no has dado a luz, pero mira que vas a quedar embarazada y darás a luz un hijo. JCS013004 Por eso, desde ahora, ten cuidado de no tomar vino ni bebidas alcohólicas, ni consumir alimentos impuros. JCS013005 Pues el hijo que darás a luz será un nazireo de Yavé desde el seno de su madre y nunca se le cortará el pelo, por ser consagrado a Yavé. El salvará a los israelitas de los filisteos que los oprimen.” JCS013006 Fue la mujer y dijo a su marido: “Me habló un enviado de Dios que tenía la majestad de un Angel. No le pregunté de dónde era ni él me dijo su nombre.” JCS013007 Pero me ha dicho: “Vas a quedar embarazada y darás a luz un hijo. En adelante no bebas ni vino ni bebida fermentada, y no comas nada impuro, porque tu hijo será nazireo de Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte.” JCS013008 Manoaj invocó a Yavé y dijo: “Te ruego, Señor, que el hombre de Dios que has enviado venga otra vez donde nosotros y nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que va a nacer.” JCS013009 Yavé escuchó a Manoaj y el Angel de Yavé vino donde la mujer cuando estaba sentada en el campo; tampoco esta vez Manoaj, su marido, estaba con ella. JCS013010 La mujer corrió en seguida a informar a su marido y le dijo: “Mira, se me ha aparecido el hombre que vino donde mí el otro día.” JCS013011 Manoaj se levantó y, siguiendo a su esposa, llegó donde el hombre y le dijo: “¿Eres tú el que has hablado con esta mujer?” JCS013012 El respondió: “Yo soy.” Le dijo Manoaj: “Cuando tu palabra se cumpla, ¿qué norma y qué conducta ha de seguir el niño?” JCS013013 El Angel de Yavé respondió a Manoaj: “Deberá abstenerse de todo lo que indiqué a esta mujer. JCS013014 No probará nada de lo que procede de la uva, no beberá vino ni bebida fermentada, no comerá nada impuro y observará todo lo que yo le he mandado.” JCS013015 Manoaj dijo entonces al Angel de Yavé: JCS013016 “Permítenos retenerte y prepararte un cabrito.” Porque Manoaj no sabía que era el Angel de Yavé. Pero él dijo a Manoaj: “Aunque me obligues a quedarme, no probaré tu comida. Pero si quieres sacrificar alguna víctima por el fuego, ofrécesela a Yavé.” JCS013017 Manoaj dijo entonces al Angel de Yavé: “¿Cuál es tu nombre, para que, cuando se cumpla tu palabra, te podamos honrar?” JCS013018 El Angel de Yavé le respondió: “¿Por qué me preguntas el nombre? Es Admirable.” JCS013019 Entonces Manoaj tomó el cabrito y la oblación y lo ofreció en holocausto, sobre la roca, a Yavé, el que obra cosas misteriosas. JCS013020 Y sucedió esto a la vista de Manoaj y su esposa: cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el Angel de Yavé subió también en la llama. Al Manoaj y su mujer cayeron rostro en tierra. JCS013021 Al desaparecer el Angel de Yavé a la vista de Manoaj y de su esposa, éste se dio cuenta de que era el Angel de Yavé. JCS013022 Y dijo a su esposa: “Seguro que vamos a morir porque hemos visto a Dios.” Ella le respondió: JCS013023 “Si Yavé hubiera querido matarnos, no habría aceptado de nuestra mano el holocausto ni la ofrenda; no nos habría mostrado todas estas cosas ni dicho lo que acabamos de oír.” JCS013024 La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. JCS013025 El niño creció y Yavé lo bendijo. Luego el espíritu de Yavé comenzó a excitarlo en Mahane Dan, entre Sorá y Estaol. JCS014001 Sansón bajó a Timná y se fijó en una mujer filistea. JCS014002 Subió a decírselo a su padre y a su madre: “He visto en Timná una mujer filistea; tómenla para mí para que sea mi esposa.” JCS014003 Su padre y su madre le dijeron: “¿No hay ninguna mujer entre las hijas de tus hermanos y en todo el pueblo, para que vayas a tomar mujer entre esos filisteos incircuncisos?” Sansón respondió a su padre: “Toma ésta para mí, porque es la que me gusta.” JCS014004 Ellos no sabían que esto venía de Yavé, que buscaba un pretexto contra los filisteos, pues por aquel tiempo los filisteos dominaban a Israel. JCS014005 Sansón, pues, bajó a Timná y, al llegar a las viñas de Timná, vio un cachorro de león que se le acercaba rugiendo. JCS014006 El espíritu de Yavé tomó a Sansón y, sin tener nada en la mano, despedazó al león como lo hubiera hecho con un cabrito. Pero nada de esto le contó ni a su padre ni a su madre. JCS014007 Bajó y habló con la mujer, la cual por fin le gustó. JCS014008 Algún tiempo después, volvió para tomarla y dio un rodeo para ver el cadáver del león: se encontró con que en el cadáver del león había un enjambre de abejas con miel. JCS014009 Sansón recogió miel en sus manos y se la comió mientras caminaba. Al donde sus padres, les dio miel y comieron de ella, pero no les dijo que la había sacado del cadáver del león. JCS014010 Después, el padre de Sansón bajó donde la mujer y Sansón ofreció un banquete, pues así suelen hacerlo los jóvenes. JCS014011 Cuando se presentó, los filisteos designaron a treinta de ellos para que fuesen sus compañeros de boda. JCS014012 Sansón les dijo: “Les voy a proponer una adivinanza. Si me dan la solución dentro de los siete días de la fiesta y aciertan, yo daré treinta túnicas y treinta mudas. JCS014013 Si no pueden darme la solución, ustedes me darán treinta túnicas y treinta mudas.” Ellos respondieron “Di no más tu adivinanza; te escuchamos.” JCS014014 Les dijo: “Del que come salió la comida, y del fuerte salió la dulzura.” Después de tres días no habían acertado la adivinanza. JCS014015 El día cuarto dijeron a la esposa de Sansón: “Convence a tu marido para que nos explique la adivinanza. Si no, te quemaremos a ti y a la familia de tu padre; ¿o es que nos han invitado para robarnos?” JCS014016 La mujer de Sansón se puso a llorar echándose encima de él y le dijo: “No me quieres, ni me amas, has propuesto una adivinanza a los jóvenes de mi pueblo, y a mí no me la has explicado.” El le respondió: “No se la he explicado a mis padres ¿y te la explicaré a ti?” JCS014017 Ella estuvo llorando detrás de él los siete días que duró la fiesta. Por fin, el séptimo día se la explicó porque lo tenía cansado. Ella lo contó a sus paisanos. JCS014018 El séptimo día, antes de que entrara al departamento de los esposos, la gente de la ciudad dijo a Sansón: “¿Qué hay más dulce que la miel y qué más fuerte que el león?” El les respondió: “Si no hubieran arado con mi novilla, no habrían acertado mi adivinanza.” JCS014019 Luego el espíritu de Yavé lo tomó: bajó a Ascalón y mató allí a treinta hombres. Tomó sus despojos y entregó las mudas a los que habían acertado la adivinanza; luego, muy enojado, subió a la casa de su padre. JCS014020 En eso dieron la mujer de Sansón a uno de sus compañeros de boda JCS015001 Algún tiempo después, por los días de la siega del trigo, fue Sansón a visitar a su esposa, llevando un cabrito, y dijo: “Quiero estar con mi mujer en nuestra pieza.” JCS015002 El padre de ella no lo dejó entrar y le dijo: “Yo pensé que ya no la querías y se la di a tu compañero. ¿No te gustaría tener por esposa a su hermana menor en lugar de la otra?” JCS015003 Sansón le replicó: “Esta vez no debo nada a los filisteos si les hago daño.” JCS015004 Se fue Sansón y cazó trescientas zorras, tomó unas antorchas y juntando a los animales cola con cola puso una antorcha entre cada dos colas. JCS015005 Prendió fuego a las antorchas y luego, soltando las zorras por las mieses de los filisteos, incendió las gavillas y el trigo todavía en pie y las viñas y olivares. JCS015006 Los filisteos preguntaron: “¿Quién ha hecho esto?” Y les respondieron: “Sansón, el yerno del hombre de Timná, porque éste tomó a su esposa y se la dio a su compañero.” Entonces subieron y quemaron a aquella mujer y a su familia. JCS015007 Sansón les dijo: “Ya que se portan así, no tendré paz hasta vengarme de ustedes.” JCS015008 Los molió a golpes, causando un gran estrago entre ellos. Luego bajó a vivir en una cueva de la roca de Etam. JCS015009 Los filisteos subieron a los cerros de Judá e hicieron una incursión por Lejí. JCS015010 Los hombres de Judá les preguntaron: “¿Por qué han venido a atacarnos?” Respondieron: “Venimos a echar mano a Sansón, y lo trataremos como nos trató a nosotros.” JCS015011 Tres mil hombres de Judá bajaron a la cueva de la roca de Etam para decir a Sansón: “¿No sabes que los filisteos nos están dominando? ¿Qué les has hecho?” El les respondió: “Como me trataron a mí, los he tratado a ellos.” JCS015012 Le dijeron: “Hemos bajado para amarrarte y entregarte en manos de los filisteos.” Sansón les dijo: “Júrenme que ustedes mismos no me matarán.” JCS015013 Le respondieron: “No, sólo queremos amarrarte y entregarte a ellos, pero nosotros no te mataremos.” Lo amarraron, pues, con dos cuerdas nuevas y lo sacaron de entre las rocas. JCS015014 Cuando llegaban a Lejí, los filisteos corrieron a su encuentro con gritos de triunfo, pero el espíritu de Yavé vino sobre él: las cuerdas que lo amarraban fueron como hilos de lino quemados al fuego y las ligaduras se deshicieron en sus brazos. JCS015015 Encontró una quijada de burro todavía fresca, la tomó y mató con ella a mil hombres. JCS015016 Sansón dijo entonces: “Con quijada de burro, rociada de golpes di; con quijada de burro, a mil hombres sacudí.” JCS015017 Cuando terminó de hablar, tiró la quijada; por eso se llamó aquel lugar Ramat-Lejí. JCS015018 Entonces sintió una sed terrible e invocó a Yavé diciendo: “Tú has logrado esta gran victoria por mano de tu siervo y ahora voy a morir de sed y a caer en manos de los incircuncisos.” JCS015019 Entonces Yavé hendió la cavidad que hay en Lejí y brotó agua de ella. Sansón bebió, recobró su espíritu y se reanimó. Por eso dio el nombre de En Hacore a la fuente que existe todavía en Lejí. JCS015020 Sansón hizo de líder en Israel en la época de los filisteos por espacio de veinte años. JCS016001 Sansón se dirigió a Gaza, vio allí una prostituta y entró donde ella vivía. JCS016002 Cuando los hombres de Gaza tuvieron noticias de que Sansón había venido, hicieron rondas y estuvieron acechando a las puertas de la ciudad. Estuvieron aguardando toda la noche, pues se decían: “Esperemos que despunte el día y lo mataremos.” JCS016003 Sansón durmió hasta medianoche; y, a medianoche, se levantó, tomó las hojas de la puerta de la ciudad con su marco, las arrancó junto con la barra, se las cargó a las espaldas y las llevó hasta la cumbre del cerro que está frente a Hebrón. JCS016004 Después de eso, Sansón se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila. JCS016005 Los jefes de los filisteos le dijeron a ésta: “Enamóralo y averigua de dónde saca tanta fuerza y cómo podríamos vencerlo y amarrarlo. Te daremos cada uno de nosotros mil cien monedas de plata.” JCS016006 Entonces Dalila preguntó a Sansón: “Dime, por favor, ¿de dónde sacas esa fuerza tan grande y cómo podrían amarrarte para dominarte?” JCS016007 Sansón le contestó: “Si me ataran con siete cuerdas de arco, nuevas y todavía húmedas, perdería mi fuerza y sería como cualquier hombre.” JCS016008 Los jefes de los filisteos mandaron a Dalila las siete cuerdas nuevas y sin secar y con ellas Dalila ató a Sansón. JCS016009 Ella tenía gente escondida en su habitación y le gritó: “¡Sansón, aquí vienen los filisteos!” Pero Sansón rompió las amarras como se rompe el hilo quemado y no supieron de dónde le venía tanta fuerza. JCS016010 Entonces Dalila dijo a Sansón: “Te burlaste de mí y me contaste mentiras. Dime, ¿cómo te podrían sujetar?” JCS016011 Sansón le contestó: “Si me ataran esta vez con siete cordeles nuevos trenzados, que nunca se hayan usado, perdería mi fuerza y sería como cualquier hombre.” JCS016012 Dalila, pues, lo ató con siete cordeles trenzados, pero, cuando gritó: “¡Aquí vienen los filisteos!”, él nuevamente se soltó. Así que Dalila le dijo: JCS016013 “¿Hasta cuándo te burlarás de mí y me contarás mentiras? Dime cómo te podrían sujetar.” El le respondió: “Si me tejieras las siete trenzas en la urdimbre de un telar, apretándolas con un peine, yo perdería mi fuerza.” JCS016014 Ella lo adormeció, tejió las siete trenzas de su cabellera en la urdimbre y las apretó con el peine. Luego gritó: “¡Aquí vienen los filisteos!” Sansón despertó y arrancó la urdimbre con sus trenzas. Y así Dalila no conoció el secreto de su fuerza. JCS016015 A la tercera vez Dalila le dijo: “Tú dices que me amas, pero tu corazón no está conmigo. Pues por tres veces te burlaste de mí y no me confiesas de dónde te viene tanta fuerza.” JCS016016 Y como Dalila insistía y lo molestaba todos los días con sus preguntas, llegó un momento en que Sansón se sintió morir de hastío. JCS016017 Entonces le dijo la verdad: “Nunca me han cortado el pelo porque soy nazireo, consagrado a Dios, desde el seno de mi madre. Si me cortaran el pelo perdería mi fuerza y sería como cualquier hombre.” JCS016018 Dalila comprendió que esta vez había dicho la verdad y llamó a los jefes de los filisteos diciendo: “Vengan, porque Sansón me ha descubierto su secreto.” Vinieron y le entregaron el dinero prometido. JCS016019 Dalila adormeció a Sansón sobre sus rodillas y llamó a un hombre que le cortara las siete trenzas de su cabellera. Inmediatamente empezó a debilitarse y se le fue su fuerza. JCS016020 Cuando Dalila le gritó: “¡Sansón, los filisteos!”, él despertó y pensó que se salvaría, como en las otras ocasiones. Pero no sabía que Yavé no estaba con él. JCS016021 Los filisteos lo apresaron, le sacaron los ojos y lo llevaron a Gaza. Lo ataron con dos cadenas de bronce y lo hicieron dar vueltas al molino de la cárcel. JCS016022 La cabellera de Sansón comenzó a crecer en cuanto se la raparon. JCS016023 Los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón y para hacer una gran fiesta, pues decían: “Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo.” Como todos se sentían alegres, dijeron: JCS016024 “Traigan a Sansón para que nos divierta.” Lo trajeron de la cárcel y lo colocaron entre las columnas, y él los estuvo divirtiendo. JCS016025 Al verlo, la gente alababa a su dios, diciendo: “Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a nuestro enemigo, que arruinaba nuestro país y mató a tantos de los nuestros.” JCS016026 Sansón dijo entonces al muchacho que lo llevaba de la mano: “Guíame para que pueda tocar las columnas en las que descansa la casa y así consiga apoyarme en ellas.” JCS016027 La casa estaba llena de hombres y de mujeres. También estaban allí todos los jefes de los filisteos y en la terraza unos tres mil hombres y mujeres contemplaban los juegos de Sansón. JCS016028 Sansón invocó a Yavé y exclamó: “Señor, Yavé, dígnate acordarte de mí, devuélveme la fuerza nada más que por esta vez para que de un golpe me vengue de los filisteos por mis dos ojos.” JCS016029 Sansón palpó las dos columnas centrales sobre las que descansaba la casa, se apoyó en ellas con su brazo derecho y con el izquierdo y gritó: JCS016030 “Muera yo con los filisteos.” Apretó con todas sus fuerzas y la casa se derrumbó sobre los jefes y sobre la gente allí reunida. Los que arrastró en su propia muerte fueron más que los que había matado en su vida. JCS016031 Sus hermanos y toda la familia de su padre bajaron y se lo llevaron. Lo sepultaron entre Sora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoaj. Había juzgado a Israel durante veinte años. JCS017001 Había en los cerros de Efraím un hombre llamado Miqueas. JCS017002 Dijo a su madre: “Los mil cien siclos de plata que te quitaron y por los que lanzaste una maldición, esa plata la tomé yo; y ahora te la devuelvo.” JCS017003 Su madre respondió: “¡Que mi hijo sea bendito de Yavé!” Y él le devolvió los mil cien siclos de plata. Pero madre le dijo: “Yo quería consagrar este dinero a Yavé y dárselo de mi propia mano, para que, con este dinero, mi hijo se hiciera una estatua con una cubierta de metal. Así que te doy esta plata.” JCS017004 El, sin embargo, devolvió la plata a su madre, la cual separó doscientos siclos para el fundidor. Este le hizo una estatua de madera cubierta de metal y estuvo en casa de Miqueas. JCS017005 Así que Miqueas tuvo una Casa de Dios; también se hizo un mueble para sacar la suerte y unos idolitos, y consagró a uno de sus hijos como sacerdote suyo. JCS017006 Pues, en aquel tiempo, no había rey en Israel y cada uno hacía lo que mejor le parecía. JCS017007 Había en Belén de Judá un joven levita, descendiente de Moisés, que vivía allí como forastero. JCS017008 Un día dejó Belén y salió al camino para ver dónde podría establecerse como forastero. Llegó a los cerros de Efraím, a la casa de Miqueas. JCS017009 Este le preguntó: “¿De dónde vienes?” Y contestó: “Soy levita y vengo caminando de Belén; ando en busca de algún lugar en el cual me pueda quedar como forastero.” JCS017010 Miqueas le dijo: “Quédate en mi casa y serás para mí un padre y un sacerdote; yo te daré diez monedas de plata al año, el vestido y la comida.” Y entró el levita. JCS017011 El levita aceptó quedarse en casa de aquel hombre y fue para él como uno de sus hijos. JCS017012 Miqueas consagró al levita; este joven fue su sacerdote y se quedó en casa de Miqueas. JCS017013 Y dijo Miqueas: “Ahora sé que Yavé me favorecerá porque tengo a este levita como sacerdote.” JCS018001 Por aquel tiempo no había rey en Israel y la tribu de Dan buscaba un territorio donde habitar, pues hasta aquel día no le había tocado heredad entre las tribus de Israel. JCS018002 Los danitas enviaron a cinco hombres de los suyos, hombres valientes de Sorá y Estaol, para recorrer aquella tierra y explorarla. Les dijeron: “Vayan a explorar el país.” Llegaron a los cerros de Efraím cerca de la casa de Miqueas y pasaron allí la noche. JCS018003 Como estaban cerca de la casa reconocieron la voz del joven levita y se fueron allá. Le dijeron: “¿Quién te ha traído por acá? ¿Qué haces en este lugar? ¿Por qué te quedas aquí?” JCS018004 El respondió: “Esto y esto me ha hecho Miqueas. Me ha tomado a sueldo y soy su sacerdote.” JCS018005 Le dijeron: “Consulta, pues, a Dios para que sepamos si el viaje que estamos haciendo tendrá éxito.” JCS018006 El sacerdote les respondió: “Vayan en paz, el viaje que hacen está bajo la mirada de Yavé.” JCS018007 Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que los habitantes de ese lugar vivían seguros según las costumbres de los sidonios, tranquilos y confiados; que no había allí quien dañara, que estaban lejos de los sidonios y no tenían relaciones con nadie. JCS018008 Cuando volvieron donde sus hermanos, éstos les preguntaron: “¿Qué noticias traen?” JCS018009 Ellos respondieron: “Arriba, vayamos contra ellos porque el país que hemos visto es excelente. Pero ¿por qué no dicen nada? No duden en partir para Lais, a conquistar aquella tierra. JCS018010 Cuando lleguen, encontrarán un pueblo tranquilo. El país es espacioso, Dios lo ha puesto en nuestras manos, es un lugar en el que no falta nada de lo que puede haber sobre la tierra.” JCS018011 Partieron, pues, de allí, de la tribu de los danitas, de Sorá y Estaol, seiscientos hombres danitas armados. JCS018012 Subieron y acamparon en Cariatiarim, en Judá. Por eso todavía hoy se llama aquel lugar el campamento de Dan. Está detrás de Cariatiarim. JCS018013 De allí pasaron a los cerros de Efraím y llegaron a la casa de Miqueas. JCS018014 Entonces los cinco hombres que habían ido a explorar la tierra tomaron la palabra y dijeron a sus hermanos: “No saben lo que hay en una de estas casas: un mueble para sacar la suerte, unos idolitos y una estatua de madera cubierta de metal. Consideren, pues, lo que tienen que hacer.” JCS018015 Llegando allá, entraron en la casa del joven levita, la casa de Miqueas, y le dieron el saludo de paz, JCS018016 mientras los seiscientos hombres danitas con sus armas estaban en el umbral de la puerta. JCS018017 Los cinco hombres que habían ido a explorar la tierra subieron, entraron y tomaron la estatua, el mueble para sacar la suerte y los idolitos, mientras el sacerdote estaba en la puerta con los seiscientos hombres armados. JCS018018 El sacerdote les dijo: “¿Qué están haciendo?” “¡Cállate!”, le contestaron. JCS018019 “Pon la mano en tu boca y ven con nosotros. Serás para nosotros padre y sacerdote. ¿Prefieres ser sacerdote en la casa de un particular o ser sacerdote de una tribu de Israel?” JCS018020 Se alegró con ello el sacerdote, tomó el mueble para sacar la suerte, los idolitos y la estatua y se fue en medio de la tropa. JCS018021 Prosiguieron su camino, colocando en la cabeza a las mujeres, los niños, los rebaños y los objetos preciosos. JCS018022 Estaban ya lejos de la casa de Miqueas cuando la gente de las casas vecinas se puso a gritar y salió en su persecución. JCS018023 Pero los danitas se volvieron y dijeron a Miqueas: “¿Qué te pasa para gritar así?” JCS018024 Respondió: “Me han quitado a mis dioses, que yo me había hecho, y a mi sacerdote. Ustedes se van, y a mí ¿qué me queda? Y encima me preguntan: ¿Qué te pasa?” JCS018025 Los danitas le contestaron: “Calla de una vez, no sea que algunos se pongan de mal genio y te quiten la vida a ti y a los tuyos.” JCS018026 Los danitas siguieron su camino; y Miqueas, viendo que eran más fuertes, se volvió a su casa. JCS018027 Ellos tomaron el dios que Miqueas se había fabricado y el sacerdote que tenía a su servicio, y marcharon contra Lais, pueblo tranquilo y confiado. Pasaron a cuchillo la población e incendiaron la ciudad. JCS018028 Nadie vino a ayudarlos porque estaban lejos de Sidón y no tenían relaciones con nadie. La ciudad estaba situada en el valle que se extiende hacia Bet-Rejob. Reconstruyeron ciudad, se establecieron en ella, JCS018029 y le pusieron el nombre de Dan, en memoria de su antepasado Dan, hijo de Israel, aunque antiguamente ciudad se llamaba Lais. JCS018030 Los danitas reservaron un lugar para estatua, y Jonatán, descendiente de Guersón, hijo de Moisés, y sus hijos después de él, fueron sacerdotes de tribu de Dan hasta que población fue desterrada del país. JCS018031 Colocaron imagen que había hecho Miqueas, y allí permaneció mientras estuvo en Silo Casa de Dios. JCS019001 En aquel tiempo aún no había rey en Israel. Un levita que residía como forastero en los confines de los cerros de Efraím tomó por concubina a una mujer de Belén de Judá. JCS019002 Esta mujer lo engañó y luego volvió a la casa de su padre, en Belén de Judá, donde permaneció unos cuatro meses. JCS019003 Su marido se puso en camino y fue a visitarla para hablarle al corazón y hacerla volver a su casa. Llevaba consigo un muchacho y dos burros. Ella hizo entrar en la casa de su padre, el cual se alegró de verlo. JCS019004 Su suegro, el padre de la muchacha, retuvo, así que se quedó con él tres días; comieron, bebieron y pasaron allí la noche. JCS019005 Al cuarto día se levantaron de madrugada y el levita se dispuso a partir; el padre de la joven le dijo a su yerno: “Come primero un poco de pan para cobrar ánimo, y luego te marcharás.” JCS019006 Se sentaron y se pusieron a comer los dos y luego bebieron. Después el suegro le dijo: “Dígnate pasar aquí la noche y recréate.” JCS019007 Se levantó el levita para partir, pero el suegro le porfió y se quedó aquella noche. JCS019008 Al quinto día madrugó para irse, pero el padre de la joven le dijo: “Ten un poco de paciencia y quédate hasta que llegue la tarde.” JCS019009 Y comieron juntos. Se levantaron para marcharse, el marido con su concubina y su siervo, pero su suegro le dijo: “Mira que ya está anocheciendo. Pasa aquí la noche y recréate. Mañana de madrugada te irás y volverás a tu casa.” JCS019010 Pero el levita no quiso pasar allí la noche; se levantó, partió y llegó frente a Jebús, o sea, Jerusalén. Llevaba consigo los dos burros cargados, su concubina y su criado. JCS019011 Cuando llegaban cerca de Jebús, que es ahora Jerusalén, ya era muy tarde. Así que el muchacho dijo a su patrón: “No caminemos más y entremos en la ciudad de los jebuseos para pasar allí la noche.” JCS019012 Su amo le respondió: “No vamos a entrar a una ciudad de extranjeros, que no son israelitas; pasaremos de largo hasta Guibea.” JCS019013 Y añadió a su muchacho: “Vamos a acercarnos a uno de esos poblados. Pasaremos la noche en Guibea o Ramá.” JCS019014 Pasaron, pues, de largo y continuaron su marcha. A la puesta del sol llegaron frente a Guibea de Benjamín. JCS019015 Se desviaron, pues, hacia allí y fueron a pasar la noche. El levita entró y se sentó en la plaza de la ciudad, pero no hubo nadie que le ofreciera casa donde pasar la noche. JCS019016 En esto llegó un anciano que volvía de sus trabajos del campo. Era un hombre de los cerros de Efraím, que residía como forastero en Guibea, pues la gente del lugar era de la tribu de Benjamín. JCS019017 Mirando por ese lado, el anciano se fijó en el forastero que estaba en la plaza de la ciudad y le dijo: “¿De dónde vienes y adónde vas?” JCS019018 Y él respondió: “Estamos de paso, venimos de Belén de Judá y vamos hasta los confines de los cerros de Efraím, de donde soy. Fui a Belén de Judá y ahora vuelvo a mi casa, pero aquí nadie me ha ofrecido la suya. JCS019019 Y eso que tenemos paja y forraje para nuestros burros y pan y vino para mí, para mi mujer y para el joven que nos acompaña. No nos falta nada.” JCS019020 El anciano le dijo: “La paz sea contigo, yo proveeré a todas tus necesidades, pero no pases la noche en la plaza.” JCS019021 Los llevó a su casa y dio forraje a los burros. Y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron. JCS019022 Mientras se recreaban, los hombres de la ciudad, gente malvada, cercaron la casa y golpeando la puerta dijeron al anciano, dueño de la casa: “Haz salir al hombre que ha entrado en tu casa para que nos divirtamos con él.” JCS019023 El dueño de la casa salió donde ellos y les dijo: “No, hermanos míos, no se porten mal con él. Ya que este hombre ha entrado en mi casa, no cometan infamia contra él. JCS019024 Aquí está mi hija, que es virgen, y también la concubina de mi compañero. Si quieren, se las entregaré. Abusen con ellas y hagan con ellas lo que les parezca, pero no cometan contra este hombre semejante infamia.” JCS019025 Pero aquellos hombres no quisieron escucharlo. Entonces el hombre tomó a su concubina y se la sacó fuera. Ellos la violaron, la maltrataron toda la noche y hasta la mañana y la dejaron al amanecer. JCS019026 Llegó la mujer de madrugada y cayó a la entrada de la casa del hombre donde estaba su marido; allí quedó hasta que fue de día. JCS019027 Por la mañana se levantó su marido, abrió las puertas de la casa y salió para continuar su camino. Entonces vio a la mujer, su concubina, tendida a la entrada de la casa, con las manos en el umbral, JCS019028 y le dijo: “Levántate y vámonos.” Pero no hubo respuesta. El hombre, pues, la cargó sobre su burro y siguió su camino para volver a su pueblo. JCS019029 Llegado a su casa, tomó un cuchillo y tomando a su concubina la partió, miembro por miembro, en doce trozos y los mandó por todo el territorio de Israel. JCS019030 Dio esta orden a sus mensajeros: “Esto dirán a todos los israelitas: ¿Se ha visto alguna vez cosa semejante desde que los israelitas subieron del país de Egipto hasta hoy? Piensen en ello, consulten y tomen una decisión.” Todos los que lo veían, decían: “Nunca ha ocurrido ni se ha visto cosa igual desde que los israelitas subieron del país de Egipto hasta hoy.” JCS020001 Salieron, pues, todos los hijos de Israel y se reunió toda la comunidad como un solo hombre, desde Dan hasta Bersebá, e incluso el país de Galaad, delante de Yavé en Mizpá. JCS020002 Los principales de todo el pueblo y todas las tribus de Israel acudieron a la asamblea del pueblo de Dios: cuatrocientos mil hombres de a pie armados con espada. JCS020003 También los hombres de la tribu de Benjamín supieron que los israelitas habían subido a Mizpá. Los de Israel dijeron: “Dígannos cómo ha sido el crimen.” JCS020004 El levita, marido de la mujer asesinada, tomó la palabra y dijo: “Había llegado con mi concubina a Guibea de Benjamín para pasar la noche. JCS020005 Los vecinos de Guibea se presentaron con la intención de maltratarnos y rodearon por la noche la casa; estaban decididos a matarme a mí y abusaron tanto de mi concubina, que murió. JCS020006 La tomé entonces, la descuarticé y envié los trozos por todo el territorio de Israel, porque habían cometido una infamia en Israel. JCS020007 Aquí están todos los de Israel: convérsenlo y tomen aquí mismo una resolución.” JCS020008 Todo el pueblo se levantó como un solo hombre y dijo: “Ninguno de nosotros marchará a su tienda, nadie volverá a su casa. JCS020009 Esto es lo que hemos de hacer con la gente de Guibea. Echaremos suertes JCS020010 y tomaremos de todas las tribus de Israel diez hombres por cada cien, cien por cada mil y mil por cada diez mil; ellos recogerán víveres para la tropa, para los que irán a castigar a Guibea de Benjamín por la infamia que sus habitantes han cometido en Israel.” JCS020011 Así se juntó contra la ciudad toda la gente de Israel como un solo hombre. JCS020012 Las tribus de Israel enviaron mensajeros por toda la tribu de Benjamín para decirles: “¿Qué crimen es este que se ha cometido entre ustedes? JCS020013 Entréguennos, pues, a esa gente, esos malvados de Guibea, para que los matemos y desaparezca el mal de Israel.” Pero los benjaminitas no quisieron hacer caso a sus hermanos israelitas. JCS020014 Entretanto los de Benjamín, dejando sus ciudades, se reunieron en Guibea para salir a combatir contra los israelitas. JCS020015 Aquel día los benjaminitas llegados de diversas ciudades hicieron el censo, que dio en total veintiséis mil hombres armados de espada, sin contar los habitantes de Guibea. JCS020016 En toda esta tropa había setecientos hombres valientes, todos zurdos, capaces de lanzar una piedra con la honda contra un cabello, sin errar el tiro. JCS020017 La gente de Israel hizo también el censo. Sin contar a Benjamín, eran cuatrocientos mil hombres capaces de manejar la espada, todos hombres de guerra. JCS020018 Partieron, pues, y subieron a Betel, donde consultaron a Dios. Los israelitas preguntaron: “¿Quién de nosotros subirá primero a combatir a los hijos de Benjamín?” Y Yavé respondió: “Judá subirá primero.” JCS020019 Los israelitas se levantaron temprano y acamparon frente a Guibea. JCS020020 Avanzaron para combatir contra Benjamín y se pusieron en orden de batalla frente a Guibea. JCS020021 Pero los de Benjamín salieron de Guibea y mataron a veintidós mil israelitas. JCS020022 Los hijos de Israel subieron a llorar ante Yavé hasta la tarde y luego consultaron a Yavé, diciendo: “¿He de entablar combate otra vez con los hijos de mi hermano Benjamín?” Yavé respondió: “Suban contra él.” JCS020023 Entonces el pueblo, la tropa de Israel, recobró su valor y volvió a ponerse en orden de batalla en el mismo lugar que el primer día. JCS020024 El segundo día, los hijos de Israel atacaron a los benjaminitas; JCS020025 pero también aquel día Benjamín salió a su encuentro y volvió a matar dieciocho mil israelitas, todos entendidos en manejar la espada. JCS020026 Entonces todos los israelitas y todo el pueblo subieron a Betel. Allí lloraron, sentados delante de Yavé, ayunaron todo el día hasta la tarde y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión delante de Yavé, JCS020027 pues el Arca de la Alianza de Dios se encontraba allí JCS020028 y Finjás, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, estaba entonces a su servicio. Preguntaron: “¿He de salir otra vez a combatir a los hijos de mi hermano Benjamín o no?” Yavé respondió: “Suban mañana, los entregaré en sus manos.” JCS020029 Israel puso gente emboscada alrededor de Guibea. JCS020030 Al tercer día, los hijos de Israel marcharon contra Guibea y se pusieron en orden de batalla como las otras veces. JCS020031 Entonces salieron los hijos de Benjamín a su encuentro, pero los de Israel les cortaron el paso para volver a la ciudad. Comenzaron como las otras veces a matar gente de Israel por los caminos que suben uno a Betel y otro a Guibea: mataron como a treinta hombres. JCS020032 Los benjaminitas pensaron: “Los hemos derrotado como la primera vez.” Pero israelitas se habían dicho: “Vamos a huir para atraerlos lejos de la ciudad y cortarles caminos.” JCS020033 Entonces todos hombres de Israel se levantaron de su campamento y tomaron posiciones en Baal-Tamar, mientras que de ellos que se habían emboscado salieron desde sus puestos al oeste de Guibea. Así llegaron frente a Guibea JCS020034 diez mil hombres elegidos de todo Israel. El combate se endureció sin que benjaminitas se dieran cuenta de la calamidad que se les venía encima. JCS020035 Yavé derrotó a Benjamín ante Israel, y aquel día israelitas mataron de de Benjamín a veinticinco mil cien hombres, todos ellos de que manejan la espada. JCS020036 Los benjaminitas se vieron derrotados, pero los hombres de Israel habían cedido terreno a Benjamín porque contaban con la emboscada que pusieron contra Guibea. JCS020037 Los emboscados se lanzaron, desplegándose rápidamente, acometieron a Guibea y pasaron a cuchillo a toda la ciudad. JCS020038 La gente de Israel se había puesto de acuerdo con los emboscados en que éstos harían salir de la ciudad muchas señales de humo. JCS020039 A esta señal entrarían a pelear los israelitas. Así, los que huían de Israel se dieron vuelta cuando los de Benjamín les habían matado como treinta hombres, y se decían: “Están ya derrotados como en la primera batalla.” JCS020040 Entonces, la señal de humo comenzó a subir de la ciudad y Benjamín, mirando atrás, vio que las llamas de toda la ciudad subían al cielo. JCS020041 Entonces los israelitas hicieron frente y los benjaminitas temblaron ante la calamidad que se les venía encima. JCS020042 Volvieron la espalda ante la gente de Israel y huyeron camino del desierto, pero la batalla se les echó encima y los que venían de la ciudad los exterminaban. JCS020043 Así envolvieron a Benjamín, lo persiguieron sin descanso y lo aplastaron hasta llegar frente a Guibea por el oriente. JCS020044 Cayeron de Benjamín dieciocho mil hombres, todos ellos valientes. JCS020045 Los sobrevivientes volvieron la espalda y huyeron hacia el desierto, hacia la peña de Rimmón. Pero hubo como cinco mil que fueron ejecutados en los caminos. Luego a Benjamín hasta Guideón y mataron dos mil hombres. JCS020046 En total aquel día murieron veinticinco mil hombres de Benjamín que manejaban la espada, todos ellos valientes. JCS020047 De los que huyeron al desierto hacia la peña de Rimmón, seiscientos hombres escaparon. JCS020048 Allí se quedaron cuatro meses. Las tropas de Israel se volvieron contra los pueblos de Benjamín y los pasaron a cuchillo, tanto las poblaciones como el ganado y todo lo que había. Incendiaron también todas las ciudades que encontraron. JCS021001 Los hombres de Israel habían jurado en Mizpá: “Ninguno de nosotros dará su hija en matrimonio a alguno de Benjamín.” JCS021002 El pueblo fue a Betel y allí se sentaron frente a Yavé hasta la tarde, clamando y llorando con grandes gemidos. JCS021003 Decían: “Yavé, Dios de Israel, ¿por qué ha de suceder esta desgracia a Israel, que desaparezca hoy una de sus tribus?” JCS021004 Al día siguiente el pueblo se levantó de madrugada, construyó allí un altar y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. JCS021005 Dijeron los israelitas: “¿Quién de entre todas las tribus de Israel no acudió a la asamblea ante Yavé?” Porque se había jurado solemnemente que el que no subiera a Mizpá ante Yavé tenía que morir. JCS021006 Los hijos de Israel se compadecieron de su hermano Benjamín y decían: “Hoy ha sido quitada una tribu de Israel; JCS021007 ¿qué haremos para proporcionar mujeres a los que quedan? Pues nosotros hemos jurado por Yavé no darles nuestras hijas en matrimonio” JCS021008 Entonces se dijeron: “¿Cuál es la tribu de Israel que no subió ante Yavé en Mizpá?” Y vieron que nadie de Jabés de Galaad había venido al campamento para la asamblea. JCS021009 Habían hecho el censo y se dieron cuenta de que no había nadie de Jabés de Galaad. JCS021010 Entonces la comunidad mandó allá doce mil hombres de los valientes con esta orden: “Vayan y pasen a cuchillo a los habitantes de Jabés de Galaad, incluidos las mujeres y niños. JCS021011 Esto es lo que harán: Maten a todo varón y a toda mujer que haya tenido relaciones con un hombre, pero dejen con vida a las niñas.” Así lo hicieron. JCS021012 Entre los habitantes de Jabés de Galaad encontraron cuatrocientas muchachas vírgenes que no habían tenido relaciones y las llevaron al campamento a Silo, que está en el país de Canaán. JCS021013 Entonces la comunidad envió mensajeros a los benjaminitas que estaban en la peña de Rimmón para hacer las paces. JCS021014 Y volvió la gente de Benjamín. Les dieron las mujeres de Jabés de Galaad que habían quedado con vida, pero no hubo suficientes para todos. JCS021015 El pueblo se compadeció de Benjamín, pues Yavé había dejado un vacío entre las tribus de Israel. JCS021016 Decían los ancianos de la comunidad: “¿Qué podemos hacer para proporcionar mujeres a los que quedan, ya que las de Benjamín fueron exterminadas?” JCS021017 Y añadían: “¿Cómo asegurar la supervivencia de Benjamín, para que no desaparezca una tribu de Israel? JCS021018 Nosotros no podemos darles nuestras hijas, ya que hemos pronunciado este juramento: Maldito sea el que dé mujer a Benjamín.” JCS021019 Pero se dijeron: “Es ahora la fiesta de Yavé, que se celebra todos los años en Silo, al norte de Betel, al oriente de la calzada que sube de Betel a Siquem, y al sur de Leboná.” JCS021020 Aconsejaron, pues, a los benjaminitas: “Vayan y preparen una emboscada entre las viñas. JCS021021 Estén alerta y cuando las muchachas de Silo vayan a danzar en coros, salgan de las viñas y que cada uno se rapte a una mujer y váyase a la tierra de Benjamín. JCS021022 Si sus padres o hermanos vienen a querellarse contra ustedes, les diremos: “Sean comprensivos con ellos; miren que la guerra no nos dejó la oportunidad de dar una mujer a cada uno de ellos. No son ustedes los que se las dieron; de otra manera habrían quebrantado su voto.” JCS021023 Así lo hicieron los benjaminitas y raptaron a las mujeres que necesitaban; luego se fueron, volvieron a su heredad, reedificaron las ciudades y se establecieron en ellas. JCS021024 Los israelitas se marcharon entonces de allí cada uno a su tribu y a su familia y partieron cada uno a su heredad. JCS021025 Por aquel entonces no había rey en Israel y cada uno hacía lo que le parecía bien.
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