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HCH001001 En el primer libro, ¡oh Teófilo!, traté de todo lo que Jesús hizo y enseñó, HCH001002 hasta el día en que fue levantado al cielo, una vez que, movido por el Espíritu Santo, dio sus instrucciones a los apóstoles que se había elegido;' HCH001003 a los cuales, después de su pasión, se dio a ver en muchas ocasiones, apareciéndoseles durante cuarenta días y habiéndoles del reino de Dios. HCH001004 Y comiendo con ellos, les mandó no apartarse de Jerusalén, sino esperar la promesa del Padre, que de mí habéis escuchado;' HCH001005 porque Juan bautizó en agua, pero vosotros, pasados no muchos días, seréis bautizados en el Espíritu Santo. HCH001006 Ellos, pues, estando reunidos, le preguntaban: Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino de Israel? HCH001007 El les dijo: No os toca a vosotros conocer los tiempos ni los momentos que el Padre ha fijado en virtud de su poder soberano;' HCH001008 pero recibiréis la virtud del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra. HCH001009 Dicho esto y viéndole ellos, se elevó, y una nube le ocultó a sus ojos. HCH001010 Mientras estaban mirando al cielo, fija la vista en El, que se iba, dos varones con hábitos blancos se les pusieron delante, HCH001011 y les dijeron: Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido llevado de entre vosotros al cielo vendrá así, como le habéis visto ir al cielo. HCH001012 Entonces se volvieron del monte llamado de los Olivos a Jerusalén, que dista de allí el camino de un sábado. HCH001013 Cuando hubieron llegado, subieron al aposento superior, en donde solían morar Pedro y Juan; Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas de Santiago.' HCH001014 Todos éstos perseveraban unánimes en la oración, con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús, y con los hermanos de éste. HCH001015 En aquellos días se levantó Pedro en medio de los hermanos, que eran en conjunto unos ciento veinte, y dijo: HCH001016 hermanos, era preciso que se cumpliese la Escritura, que por boca de David había predicho el Espíritu Santo acerca de Judas, que fue guía de los que tomaron preso a Jesús, HCH001017 y era contado entre nosotros, habiendo tenido parte en este ministerio, HCH001018 Este, pues, adquirió un campo con el precio de su iniquidad; y, precipitándose, reventó y todas sus entrañas se derramaron;' HCH001019 y fue público a todos los habitantes de Jerusalén, tanto que el campo se llamó en su lengua Hacéldama, que quiere decir Campo de Sangre. HCH001020 Pues está escrito en el libro de los Salmos: “Quede desierta su morada y no haya quien habite en ella y otro se alce con su cargo.” HCH001021 Ahora, pues, conviene que de todos los varones que nos han acompañado todo el tiempo en que vivió entre nosotros el Señor Jesús, HCH001022 a partir del bautismo de Juan, hasta el día en que fue tomado de entre nosotros, uno de ellos sea testigo con nosotros de su resurrección. HCH001023 Fueron presentados dos, José, por sobrenombre Barsaba, llamado Justo, y Matías. HCH001024 Orando dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra a cuál de estos dos escoges HCH001025 para ocupar el lugar de este ministerio y el apostolado de que rechazo Judas para irse a su lugar. HCH001026 Echaron suertes sobre ellos, y cayó la suerte sobre Matías, que quedó agregado a los once apóstoles. HCH002001 Cuando llegó el día de Pentecostés, estando todos juntos en un lugar, HCH002002 se produjo de repente un ruido del cielo, como el de un viento impetuoso, que invadió toda la casa en que residían. HCH002003 Aparecieron, como divididas, lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, HCH002004 quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según que el Espíritu les movía a expresarse.' HCH002005 Residían en Jerusalén judíos, varones piadosos, de cuantas naciones hay bajo el cielo, HCH002006 y habiéndose corrido la voz, se juntó una muchedumbre que se quedó confusa al oírlos hablar cada uno en su propia lengua. HCH002007 Estupefactos de admiración, decían: Todos estos que hablan, ¿no son galileos? HCH002008 Pues ¿como nosotros los oímos cada uno en nuestra propia lengua, en la que hemos nacido? HCH002009 Partos, medos, elamitas, los que habitan Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia, HCH002010 Frigia y Panfilia, Egipto y las partes de Libia que están contra Cirene, y los forasteros romanos, HCH002011 judíos y prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras propias lenguas las grandezas de Dios. HCH002012 Todos, atónitos y fuera de sí, se decían unos a otros: ¿Qué es esto? HCH002013 Otros, burlándose, decían: Están cargados de mosto. HCH002014 Entonces se levantó Pedro con los once y, alzando la voz, les habló: Judíos y todos los habitantes de Jerusalén, oíd y prestad atención a mis palabras. HCH002015 No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues no es aún la hora de tercia;' HCH002016 esto es lo dicho por el profeta Joel: HCH002017 “Y sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne, | y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, | y vuestros jóvenes verán visiones, | y vuestros ancianos soñarán sueños;' HCH002018 Y sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días | y profetizarán. HCH002019 Y haré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, | sangre y fuego y nubes de humo. HCH002020 El sol se tornará tinieblas | y la luna sangre, [ antes que llegue el día del Señor, grande y manifiesto. HCH002021 Y todo el que invocare el nombre del Señor se salvará.” HCH002022 Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús de Nazaret, varón probado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por El en medio de vosotros, como vosotros mismos sabéis, HCH002023 a éste, entregado según los designios de la presciencia de Dios, le alzasteis en la cruz y le disteis muerte por mano de los infieles. HCH002024 Pero Dios, rotas las ataduras de la muerte, le resucitó, por cuanto no era posible que fuera dominado por ella, HCH002025 pues David dice de El: “Traía yo al Señor siempre delante de mí, porque El está a mi derecha, para que no vacile. HCH002026 Por esto se regocijó mi corazón y exultó mi lengua, y hasta mi carne reposará en la esperanza. HCH002027 Porque no abandonarás en el Ades mi alma, ni permitirás que tu Santo experimente la corrupción. HCH002028 Me has dado a conocer los caminos de la vida, y me llenarás de alegría con tu presencia.” HCH002029 Hermanos, séame permitido deciros con franqueza del patriarca David, que murió y fue sepultado, y que su sepulcro se conserva entre nosotros hasta hoy. HCH002030 Pero, siendo profeta y sabiendo que le había Dios jurado solemnemente que un fruto de sus entrañas se sentaría sobre su trono, HCH002031 le vio de antemano y habló de la resurrección de Cristo, que no sería abandonado en el Ades, ni vería su carne la corrupción. HCH002032 A este Jesús le resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. HCH002033 Exaltado a la diestra de Dios y recibida del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo derramó, según vosotros veis y oís. HCH002034 Porque no subió David a los cielos, antes dice: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra HCH002035 Hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies.” HCH002036 Tenga, pues, por cierto toda la casa de Israel que Dios le ha hecho Señor y Cristo a este Jesús, a quien vosotros habéis crucificado. HCH002037 En oyéndole, se sintieron compungidos de corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué hemos de hacer, hermanos? HCH002038 Pedro les contestó: Arrepentios y bautizaos en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. HCH002039 Porque para vosotros es esta promesa y para vuestros hijos, y para todos los de lejos, cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro. HCH002040 Con otras muchas palabras atestiguaba y los exhortaba diciendo: Salvaos de esta generación perversa. HCH002041 Ellos recibieron su palabra y se bautizaron, y se convirtieron aquel día unas tres mil almas. HCH002042 Perseveraban en oír la enseñanza de los apóstoles, y en la unión, en la fracción del pan y en la oración. HCH002043 Se apoderó de todos el temor a la vista de los muchos prodigios y señales que hacían los Apóstoles: HCH002044 y todos los que creían vivían unidos, teniendo sus bienes en común;' HCH002045 pues vendían sus posesiones y haciendas y las distribuían entre todos, según la necesidad de cada uno. HCH002046 Día por día, todos acordes acudían con asiduidad al templo, partían el pan en las casas y tomaban su alimento con alegría y sencillez de corazón, HCH002047 alabando a Dios en medio del general favor del pueblo. Cada día el Señor iba incorporando a los que habían de ser salvos. HCH003001 Pedro y Juan subían a la hora de la oración, que era la de nona. HCH003002 Había un hombre tullido desde el seno de su madre, que traían y ponían cada día a la puerta del templo llamada la Hermosa para pedir limosna a los que entraban en el templo. HCH003003 Este, viendo a Pedro y a Juan que se disponían a entrar en el templo, extendió la mano pidiendo limosna. HCH003004 Pedro y Juan, fijando en él los ojos, le dijeron: Míranos. HCH003005 El los miró esperando recibir de ellos alguna cosa. HCH003006 Pero Pedro le dijo: No tengo oro ni plata; lo que tengo, eso te doy: En nombre de Jesucristo Nazareno, anda.' HCH003007 Y tomándole de la diestra, le levantó, y al punto sus pies y sus talones se consolidaron;' HCH003008 y de un brinco se puso en pie, y comenzando a andar entró con ellos en el templo, saltando y brincando y alabando a Dios. HCH003009 Todo el pueblo, que lo vio andar y alabar a Dios, HCH003010 reconoció ser el mismo que se sentaba a pedir limosna en la puerta Hermosa del templo, y quedaron llenos de admiración y espanto por lo sucedido. HCH003011 El no se separaba de Pedro y Juan, y todo el pueblo, espantado, concurrió a ellos en el pórtico llamado de Salomón. HCH003012 Visto lo cual por Pedro, habló así al pueblo: Varones israelitas, ¿qué os admiráis de esto o qué nos miráis a nosotros, como si por nuestro propio poder o por nuestra piedad hubiéramos hecho andar a éste? HCH003013 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis en presencia de Pilato, cuando éste juzgaba que debía soltarlo. HCH003014 Vosotros negasteis al Santo y al Justo y pedisteis que se os hiciera gracia de un homicida. HCH003015 Disteis la muerte al autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. HCH003016 Por la fe de su nombre, éste, a quien veis y conocéis, ha sido por su nombre consolidado, y la fe que de El nos viene dio a éste la plena salud en presencia de todos vosotros. HCH003017 Ahora bien, hermanos, ya sé que por ignorancia habéis hecho esto, como también vuestros príncipes. HCH003018 Dios ha dado así cumplimiento a lo que había anunciado por boca de todos los profetas, la pasión de su Cristo. HCH003019 Arrepentios, pues, y convertios, para que sean borrados vuestros pecados, HCH003020 a fin de que lleguen los tiempos del refrigerio de parte del Señor y envíe a Jesús, el Cristo, que os ha sido destinado, HCH003021 a quien el cielo debía recibir hasta llegar los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que Dios habló desde antiguo por boca de sus santos profetas. HCH003022 Dice, en efecto, Moisés: “Un profeta hará surgir el Señor Dios de entre vuestros hermanos, corno yo; vosotros le escucharéis todo lo que os hablare;' HCH003023 toda persona que no escuchare a ese profeta, será exterminada de su pueblo.” HCH003024 Y todos los profetas, desde Samuel y los siguientes, cuantos hablaron, anunciaron también estos días. HCH003025 Vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres cuando dijo a Abraham: “En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra.” HCH003026 Dios, resucitando a su Siervo, os lo envía a vosotros primero para que os bendiga, al convertirse cada uno de sus maldades. HCH004001 Mientras ellos hablaban al pueblo, sobrevinieron los sacerdotes, el oficial del templo y los saduceos. HCH004002 Indignados de que enseñasen al pueblo y anunciasen cumplida en Jesús la resurrección de los muertos, HCH004003 les echaron mano y los metieron en prisión hasta la mañana, porque era ya tarde. HCH004004 Pero muchos de los que habían oído la palabra creyeron, hasta un número de unos cinco mil. HCH004005 A la mañana se juntaron todos los príncipes, los ancianos y los escribas en Jerusalén, HCH004006 y Anas, el sumo sacerdote, y Caifas, y Juan, y Alejandro, y cuantos eran del linaje pontifical;' HCH004007 y poniéndolos en medio, les preguntaron: ¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho esto vosotros? HCH004008 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: “Príncipes del pueblo y ancianos: HCH004009 Ya que somos hoy interrogados sobre la curación de este inválido, por quién haya sido curado, HCH004010 sea manifiesto a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel que en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros habéis crucificado, a quien Dios resucitó de entre los muertos, por El, éste se halla sano ante vosotros. HCH004011 El es la piedra rechazada por vosotros los constructores, que ha venido a ser piedra angular. HCH004012 En ningún otro hay salud, pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos.” HCH004013 Viendo la libertad de Pedro y Juan, y considerando que eran hombres sin letras y plebeyos, se maravillaban, pues los habían conocido de que estaban con Jesús;' HCH004014 y viendo presente al lado de ellos al hombre curado, no sabían qué replicar;' HCH004015 y mandándoles salir fuera del Sanedrín, conferían entre sí, HCH004016 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el milagro hecho por ellos es manifiesto, notorio a todos los habitantes de Jerusalén y no podemos negarlo. HCH004017 Pero para que no se difunda más el suceso en el pueblo, conminémosles que no hablen a nadie en este nombre. HCH004018 Y llamándolos, les intimaron no hablar absolutamente ni enseñar en el nombre de Jesús. HCH004019 Pero Pedro y Juan respondieron y dijéronles: “Juzgad por vosotros mismos si es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a El;' HCH004020 porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” HCH004021 Pero ellos les despidieron con amenazas, no hallando motivo para castigarlos, y por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por el suceso. HCH004022 El hombre en quien se había realizado el milagro de la curación pasaba de los cuarenta años. HCH004023 Los apóstoles, despedidos, se fueron a los suyos y les comunicaron cuanto les habían dicho los jefes de los sacerdotes y los ancianos. HCH004024 Ellos, en oyéndolos, a una levantaron la voz a Dios y dijeron: Señor, tú que hiciste el cielo y la tierra, y el mar y cuanto en ellos hay, HCH004025 que por boca de nuestro padre David tu siervo dijiste: “¿Por qué protestan las gentes y los pueblos meditan cosas vanas ? HCH004026 Los reyes de la tierra han conspirado y los príncipes se han unido contra el Señor y contra su Cristo.” HCH004027 En efecto, se unieron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, HCH004028 para ejecutar cuanto tu mano y tu consejo habían decretado de antemano que sucediese. HCH004029 Ahora, Señor, mira sus amenazas, y da a tus siervos hablar con toda libertad tu palabra, HCH004030 extendiendo tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios por el nombre de tu santo Siervo Jesús.” HCH004031 Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con libertad. HCH004032 La muchedumbre de los que habían creído tenía un corazón y un alma sola, y ninguno tenía por propia cosa alguna, antes todo lo tenían en común. HCH004033 Los apóstoles atestiguaban con gran poder la resurrección del Señor Jesús, y todos los fieles gozaban de gran estima. HCH004034 No había entre ellos indigentes, pues cuantos eran dueños de haciendas o casas las vendían y llevaban el precio de lo vendido, HCH004035 y lo depositaban a los pies de los apóstoles y a cada uno se le repartía según su necesidad. HCH004036 José, el llamado por los apóstoles Bernabé, que significa hijo de la consolación, levita, chipriota de naturaleza, HCH004037 que poseía un campo, lo vendió y llevó el precio, y lo depositó a les pies de los apóstoles. HCH005001 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira, su mujer, vendió una posesión HCH005002 y retuvo una parte del precio, siendo sabedora de ello también la mujer, y llevó el resto a depositarlo a los pies de los apóstoles. HCH005003 Díjole Pedro: Ananías, ¿por qué se ha apoderado Satanás de tu corazón, moviéndote a engañar al Espíritu Santo, reteniendo una parte del precio del campo? HCH005004 ¿Acaso sin venderlo no lo tenías para ti, y vendido no quedaba a tu disposición el precio? ¿Por qué has hecho tal cosa? No has mentido a los hombres, sino a Dios. HCH005005 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Se apoderó de cuantos lo supieron un temor grande. HCH005006 Luego se levantaron los jóvenes y envolviéndole le llevaron y le dieron sepultura. HCH005007 Pasadas como tres horas entró la mujer, ignorante de lo sucedido, HCH005008 y Pedro le dirigió la palabra: Dime si habéis vendido en tanto el campo. Dijo ella: Sí, en tanto;' HCH005009 y Pedro a ella: ¿Por qué os habéis concertado en tentar al Espíritu Santo ? Mira, los pies de los que han sepultado a tu marido están ya a la puerta, y ésos te llevarán a ti. HCH005010 Cayó al instante a sus pies y expiró. Entrando los jóvenes, la hallaron muerta y la sacaron, dándole sepultura con su marido. HCH005011 Gran temor se apoderó de toda la iglesia y de cuantos oían tales cosas. HCH005012 Eran muchos los milagros y prodigios que se realizaban en el pueblo por mano de los apóstoles. Estando todos reunidos en el pórtico de Salomón, HCH005013 nadie de los otros se atrevía a unirse a ellos, pero el pueblo los tenía en gran estima. HCH005014 Crecían más y más los creyentes, en gran muchedumbre de hombres y mujeres, HCH005015 hasta el punto de sacar a las calles los enfermos y ponerlos en los lechos y camillas, para que, llegando Pedro, siquiera su sombra los cubriese;' HCH005016 y la muchedumbre concurría de las ciudades vecinas a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados por los espíritus impuros, y todos eran curados. HCH005017 Con esto levantándose el sumo sacerdote y todos los suyos, de la secta de los saduceos, llenos de envidia, HCH005018 echaron mano a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. HCH005019 Pero el ángel del Señor les abrió de noche las puertas de la prisión, y sacándolos les dijo: HCH005020 Id, presentaos en el templo y predicad al pueblo todas estas palabras de vida. HCH005021 Ellos obedecieron; y entrando al amanecer en el templo, enseñaban. Entretanto, llegado el sumo sacerdote con los suyos, convocó el sanedrín, es decir, todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron a la prisión para que se los llevasen.' HCH005022 Llegados los alguaciles, no los hallaron en la prisión. Volvieron y se lo hicieron saber, HCH005023 diciendo: La prisión estaba cerrada y bien asegurada y los guardias en sus puertas; pero abriendo, no encontramos dentro a nadie.' HCH005024 Cuando el oficial del templo y los pontífices oyeron tales palabras, se quedaron sorprendidos, pensando qué habría sido de ellos. HCH005025 En esto llegó uno que les comunicó: Los hombres esos que habéis metido en la prisión están en el templo enseñando al pueblo. HCH005026 Entonces fue el oficial con sus alguaciles y los condujo, pero sin hacerles fuerza, porque temían que el pueblo los apedrease. HCH005027 Conducidos, los presentó en medio del sanedrín. Dirigiéndoles la palabra el sumo sacerdote, les dijo: HCH005028 Solemnemente os hemos ordenado que no enseñaseis sobre este nombre, y habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina y queréis traer sobre nosotros la sangre de ese hombre. HCH005029 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres. HCH005030 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros habéis dado muerte suspendiéndole de un madero. HCH005031 Pues a ése le ha levantado Dios a su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel penitencia y la remisión de los pecados. HCH005032 Nosotros somos testigos de esto, y lo es también el Espíritu Santo que Dios otorgó a los que le obedecen.” HCH005033 Oyendo esto, rabiaban de ira y trataban de quitarlos de delante. HCH005034 Pero levantándose en el sanedrín un fariseo, de nombre Gamaliel, doctor de la Ley, muy estimado de todo el pueblo, mandó sacar a los apóstoles por un momento y dijo: HCH005035 “Varones israelitas, mirad bien lo que vais a hacer con estos hombres. HCH005036 Días pasados se levantó Teudas, diciendo que él era alguien, y se le allegaron como unos cuatrocientos hombres. Fue muerto, y todos cuantos le seguían se disolvieron, quedando reducidos a nada. HCH005037 Después se levantó Judas el Galileo, en los días del empadronamiento, y arrastró al pueblo en pos de sí; mas pereciendo él también, cuantos le seguían se dispersaron.' HCH005038 Ahora os digo: Dejad a estos hombres, dejadlos; porque si esto es consejo u obra de hombres, se disolverá;' HCH005039 pero si viene de Dios, no podréis disolverlo, y quizá algún día os halléis con que habéis hecho la guerra a Dios.” Se dejaron persuadir;' HCH005040 e introduciendo luego a los apóstoles, después de azotados, les conminaron que no hablasen en el nombre de Jesús y los despidieron. HCH005041 Ellos se fueron contentos de la presencia del sanedrín, porque habían sido dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús: HCH005042 y en el templo y en las casas no cesaban todo el día de enseñar y anunciar a Cristo Jesús. HCH006001 Por aquellos días, habiendo crecido el número de los discípulos, se produjo una murmuración de los helenistas contra los hebreos, porque las viudas de aquéllos eran mal atendidas en el servicio cotidiano. HCH006002 Los doce, convocando a la muchedumbre de los discípulos, dijeron: No es razonable que nosotros abandonemos el ministerio de la palabra de Dios para servir a las mesas. HCH006003 Elegid, hermanos, de entre vosotros a siete varones, estimados de todos, llenos de espíritu y de sabiduría, a los que constituyamos sobre este ministerio, HCH006004 pues nosotros debemos atender a la oración y al ministerio de la palabra. HCH006005 Fue bien recibida la propuesta por toda la muchedumbre, y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolas, prosélito antioqueno;' HCH006006 los cuales fueron presentados a los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. HCH006007 La palabra de Dios fructificaba, y se multiplicaba grandemente el número de los discípulos en Jerusalén, y numerosa muchedumbre de sacerdotes se sometía a la fe. HCH006008 Esteban, lleno de gracia y de virtud, hacía prodigios y señales grandes en el pueblo. HCH006009 Se levantaron algunos de la sinagoga fundada de los libertos, cirenenses y alejandrinos y disputar con Esteban, HCH006010 sin poder resistir a la espíritu con que hablaba” HCH006011 Entonces sobornaron a los que dijesen: Nosotros hemos oído a éste proferio blasfemas contra Moisés y contra Dios. HCH006012 Y conmociono el pueblo a los ancianos y escribas, y llegando le arrestaron y le llevaron ante el sanedrín. HCH006013 Presentaron testigo. Se decían: Este hombre no cesa de proferir palabras contra el lugar santo y contra la Ley;' HCH006014 y nosotros le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y mudará las costumbres que nos dio Moisés. HCH006015 Fijando los ojos en él todos los que estaban sentados en el sanedrín, vieron su rostro como el rostro de un ángel. HCH007001 Díjole el sumo sacerdote: ¿Es como éstos dicen? HCH007002 El contestó: “Hermanos y padres, escuchad: El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando moraba en Mesopotamia, antes que habitase en Jarán, HCH007003 y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela y ve a la tierra que yo te mostraré. HCH007004 Entonces salió del país de los caldeos y habitó en Jarán. De allí, después de la muerte de su padre, se trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora;' HCH007005 no le dio en ella heredad, ni aun un pie de tierra, mas le prometió dársela en posesión a él, y a su descendencia después de él, cuando no tenía hijos. HCH007006 Pues le habló Dios: “Habitará tu descendencia en tierra extranjera y la esclavizarán y maltratarán por espacio de cuatrocientos años;' HCH007007 pero al pueblo a quien han de servir le juzgaré yo, dice Dios, y después de esto saldrán y me adorarán en este lugar.” HCH007008 Luego le otorgó el pacto de la circuncisión; y así engendró a Isaac, a quien circuncidó el día octavo, e Isaac a Jacob y Jacob a los doce patriarcas.' HCH007009 Pero los patriarcas, por envidia de José, vendieron a éste para Egipto;' HCH007010 mas Dios estaba con él y le sacó de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante del Faraón, rey de Egipto, que le constituyó gobernador de Egipto y de toda su casa” HCH007011 Entonces vino el hambre sobre toda la tierra de Egipto y de Cañan, y una gran tribulación, de modo que nuestros padres no encontraban provisiones;' HCH007012 mas oyendo Jacob que había trigo en Egipto, envió primero a nuestros padres, HCH007013 y a la segunda vez José fue reconocido por sus hermanos y su linaje dado a conocer al Faraón. HCH007014 Envió José a buscar a su padre con toda su familia, en número de setenta y cinco personas;' HCH007015 y descendió Jacob a Egipto, donde murieron él y nuestros padres. HCH007016 Fueron trasladados a Siquem y depositados en el sepulcro que Abraham había comprado a precio de plata, de los hijos de Emmor en Siquem. HCH007017 Cuando se iba acercando el tiempo de la promesa hecha por Dios a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, HCH007018 hasta que surgió sobre Egipto otro rey que no había conocido a José. HCH007019 Usando de malas artes contra nuestro linaje, afligió a nuestros padres hasta hacerlos exponer a sus hijos para que no viviesen. HCH007020 En aquel tiempo nació Moisés, hermoso a los ojos de Dios, que fue criado por tres meses en casa de su padre;' HCH007021 y que, expuesto, fue recogido por la hija del Faraón, que le hizo criar como hijo suyo. HCH007022 Y fue Moisés instruido en toda la sabiduría de los egipcios y era poderoso en palabras y obras. HCH007023 Así que cumplió los cuarenta años sintió deseos de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel;' HCH007024 y viendo a uno maltratado, le defendió y le vengó, matando al egipcio que le maltrataba. HCH007025 Creía él que entenderían sus hermanos que Dios les daba por su mano la salud, pero ellos no lo entendieron. HCH007026 Al día siguiente vio a otros dos que estaban riñendo, y procuró reconciliarlos, diciendo: ¿Por qué, siendo hermanos, os maltratáis uno a otro? HCH007027 Pero el que maltrataba a su prójimo le rechazó diciendo: ¿Y quién te ha constituido príncipe y juez sobre nosotros? HCH007028 ¿Acaso pretendes matarme, como mataste ayer al egipcio? HCH007029 Al oír esto huyó Moisés, y moró extranjero en la tierra de Madián, en la que engendró dos hijos. HCH007030 Pasados cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto del Sinaí, en la llama de una zarza que ardía. HCH007031 Se maravilló Moisés al advertir la visión, y acercándose para examinarla, le fue dirigida la voz del Señor: HCH007032 “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Estremecióse Moisés y no se atrevía a mirar. HCH007033 El Señor le dijo: “Desata el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa. HCH007034 He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto y he oído sus gemidos. Por eso he descendido para librarlos; ven, pues, que te envíe a Egipto.” HCH007035 Pues a este Moisés, a quien ellos negaron diciendo: ¿Quién te ha constituido príncipe y juez?, a éste le envió Dios por príncipe y redentor por mano del ángel que se le apareció en la zarza. HCH007036 El los sacó, haciendo prodigios y milagros en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por espacio de cuarenta años. HCH007037 Ese es el Moisés que dijo a los hijos de Israel: Dios os suscitará de entre vuestros hermanos un profeta corno yo. HCH007038 Ese es el que estuvo en medio de la asamblea en el desierto con el ángel, que en el monte de Sinaí le hablaba a él, y con nuestros padres; ése es el que recibió la palabra de vida para entregárosla a vosotros,' HCH007039 y a quien no quisieron obedecer nuestros padres, antes le rechazaron y con sus corazones se volvieron a Egipto, HCH007040 diciendo a Arón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque ese Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto no sabemos qué ha sido de él. HCH007041 Entonces se hicieron un becerro y ofrecieron sacrificios al ídolo, y se regocijaron con las obras de sus manos. HCH007042 Dios se apartó de ellos y los entregó al culto del ejército celeste, según que está escrito en el libro de los profetas. “¿Acaso me habéis ofrecido víctimas y sacrificios durante cuarenta años en el desierto, casa de Israel? HCH007043 Antes os trajisteis la tienda de Moloc y el astro del dios Refán, las imágenes que os hicisteis para adorarlas. Por eso yo os transportaré al otro lado de Babilonia.” HCH007044 Nuestros padres tuvieron en el desierto la tienda del testimonio, según lo había dispuesto el que ordenó a Moisés que la hiciesen, conforme al modelo que había visto. HCH007045 Esta tienda la recibieron nuestros padres, y la introdujeron cuando con Josué ocuparon la tierra de las gentes, que Dios arrojó delante de nuestros padres; y así hasta los días de David,' HCH007046 que halló gracia en la presencia de Dios y pidió hallar habitación para el Dios de Jacob. HCH007047 Pero fue Salomón quien le edificó una casa. HCH007048 Sin embargo, no habita el Altísimo en casas hechas por mano de hombre, según dice el profeta: HCH007049 “Mi trono es el cielo, y la tierra el escabel de mis pies; ¿qué casa me edificaréis a mí, dice el Señor, o cuál será el lugar de mi descanso?' HCH007050 ¿No es mi mano la que ha hecho todas las cosas?” HCH007051 Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros siempre habéis resistido al Espíritu Santo. Como vuestros padres, así también vosotros. HCH007052 ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Dieron muerte a los que anunciaban la venida del Justo, a quien vosotros habéis ahora traicionado y crucificado, vosotros, HCH007053 que recibisteis por ministerio de los ángeles la Ley y no la guardasteis. HCH007054 Al oír estas cosas se llenaron de rabia sus corazones y rechinaban los dientes contra él. HCH007055 El, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús en pie a la diestra de Dios, HCH007056 y dijo: Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie, a la diestra de Dios. HCH007057 Ellos, gritando a grandes voces, tapáronse los oídos y se arrojaron a una sobre él. HCH007058 Sacándole fuera de la ciudad le apedreaban. Los testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo;' HCH007059 y mientras le apedreaban, Esteban oraba, diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu. HCH007060 Puesto de rodillas, gritó con fuerte voz: Señor, no les imputes este pecado. Y diciendo esto se durmió. HCH008001 Saulo aprobaba su muerte. Aquel día comenzó una gran persecución contra la iglesia de Jerusalén, y todos, fuera de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría, HCH008002 A Esteban lo recogieron algunos varones piadosos, e hicieron sobre él gran luto. HCH008003 Por el contrario, Saulo devastaba la Iglesia, y, entrando en las casas, arrastraba a hombres y mujeres y los hacía encarcelar. HCH008004 Los que se habían dispersado iban por todas partes predicando la palabra. HCH008005 Felipe bajó a la ciudad de Samaría y predicaba a Cristo. HCH008006 La muchedumbre a una oía atentamente lo que Felipe le decía y admiraba los milagros que hacía;' HCH008007 pues muchos espíritus impuros salían gritando a grandes voces, y muchos paralíticos y cojos eran curados, HCH008008 lo cual fue causa de gran alegría en aquella ciudad. HCH008009 Pero había allí un hombre llamado Simón, que de tiempo atrás venía practicando la magia en la ciudad y maravillando al pueblo de Samaría, diciendo ser él algo grande. HCH008010 Todos, del mayor al menor, le seguían y decían: Este es el poder de Dios llamado grande;' HCH008011 y se adherían a él, porque durante bastante tiempo los había embaucado con sus magias. HCH008012 Mas cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba el reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. HCH008013 El mismo Simón creyó, y bautizado, se adhirió a Felipe, y viendo las señales y milagros grandes que hacía, estaba fuera de sí. HCH008014 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron cómo había recibido Samaría la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan, HCH008015 los cuales, bajando, oraron sobre ellos para que recibiesen el Espíritu Santo, HCH008016 pues aún no había venido sobre ninguno de ellos; sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.' HCH008017 Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo. HCH008018 Viendo Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se comunicaba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, HCH008019 diciendo: Dadme también a mí ese poder de imponer las manos, de modo que se reciba el Espíritu Santo. HCH008020 Díjole Pedro: Sea ese tu dinero para perdición tuya, pues has creído que con dinero podía comprarse el don de Dios. HCH008021 No tienes en esto parte ni heredad, porque tu corazón no es recto delante de Dios. HCH008022 Arrepiéntete, pues, de ésta tu maldad, y ruega al Señor que te perdone este mal pensamiento de tu corazón;' HCH008023 porque veo que estás lleno de maldad y envuelto en lazos de iniquidad. HCH008024 Simón respondió diciendo: Rogad vosotros por mí al Señor para que no me sobrevenga nada de eso que habéis dicho. HCH008025 Ellos, después de haber atestiguado y predicado la palabra del Señor, volvieron a Jerusalén, evangelizando muchas aldeas de los samaritanos. HCH008026 El ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el mediodía, por el camino que por el desierto baja de Jerusalén a Gaza. HCH008027 Púsose luego en camino, y se encontró con un varón etíope, eunuco, ministro de Candace, reina de los etíopes, intendente de todos sus tesoros” Había venido a adorar a Jerusalén, HCH008028 y se volvía sentado en su coche, leyendo al profeta Isaías. HCH008029 Dijo el Espíritu a Felipe: Acércate y llégate a ese coche. HCH008030 Aceleró el paso Felipe; y oyendo que leía al profeta Isaías, le dijo: ¿Entiendes por ventura lo que lees?' HCH008031 El le contestó: ¿Cómo voy a entenderlo, si alguno no me guía? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase a su lado. HCH008032 El pasaje de la Escritura que iba leyendo era éste: “Como una oveja llevada al matadero y como un cordero que delante de los que lo trasquilan, no abrió su boca. HCH008033 En su humillación ha sido consumado su juicio; su generación, ¿quién la contará?, porque su vida ha sido arrebatada de la tierra.” HCH008034 Preguntó el eunuco a Felipe: Dime, ¿de quién dice eso el profeta? ¿De sí mismo o de otro? HCH008035 Y abriendo Felipe sus labios y comenzando por esta Escritura, le anunció a Jesús. HCH008036 Siguiendo su camino llegaron a donde había agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que sea bautizado?' HCH008037 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. HCH008038 Mandó parar el coche y bajaron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. HCH008039 En cuanto subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y ya no lo vio más el eunuco, que continuó alegre su camino. HCH008040 Cuanto a Felipe, se encontró en Azoto, y de paso evangelizaba todas las ciudades hasta llegar a Cesárea. HCH009001 Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se llegó al sumo sacerdote, HCH009002 pidiéndole cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si allí hallaba quienes siguiesen este camino, hombres o mujeres, los llevase atados a Jerusalén. HCH009003 Estando ya cerca de Damasco, de repente se vio rodeado de una luz del cielo;' HCH009004 y cayendo a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? HCH009005 El contestó: ¿Quién eres, Señor? Y Él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. HCH009006 Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer. HCH009007 Los hombres que le acompañaban estaban de pie atónitos oyendo la voz, pero sin ver a nadie” HCH009008 Saulo se levantó del suelo, y con los ojos abiertos nada veía. Lleváronle de la mano y le introdujeron en Damasco, HCH009009 donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber. HCH009010 Había en Damasco un discípulo, de nombre Ananías, a quien dijo el Señor en visión: ¡Ananías! El contestó: Heme aquí, Señor. HCH009011 Y el Señor a él: Levántate y vete a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a Saulo de Tarso, que está orando;' HCH009012 y vio en visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para que recobrase la vista. HCH009013 Y contestó Ananías: Señor, he oído a muchos de este hombre cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén, HCH009014 y que viene aquí con poder de los príncipes de los sacerdotes para prender a cuantos invocan tu nombre. HCH009015 Pero el Señor le dijo: Ve, porque es éste para mí vaso de elección, para que lleve mi nombre ante las naciones y los reyes y los hijos de Israel. HCH009016 Yo le mostraré cuánto habrá de padecer por mi nombre. HCH009017 Fue Ananías y entró en la casa, e imponiéndole las manos, le dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino que traías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. HCH009018 Al punto se le cayeron de los ojos unas como escamas, y recobró la vista y levantándose fue bautizado; después tomó alimento y se repuso.' HCH009019 Pasó algunos días con los discípulos de Damasco, HCH009020 y luego se dio a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios;' HCH009021 y cuantos le oían quedaban fuera de sí, diciendo: ¿No es éste el que en Jerusalén perseguía a cuantos invocaban este nombre, y que a esto venía aquí, para llevarlos atados a los sumos sacerdotes? HCH009022 Pero Saulo cobraba cada día más fuerzas y confundía a los judíos de Damasco, demostrando que éste es el Mesías. HCH009023 Pasados bastantes días, resolvieron los judíos matarle;' HCH009024 pero su resolución fue conocida de Saulo. Día y noche guardaban las puertas para darle muerte;' HCH009025 pero los discípulos, tomándole de noche, lo bajaron por la muralla, descolgándole en una espuerta. HCH009026 Llegado que hubo a Jerusalén, quiso unirse a los discípulos, pero todos le temían, no creyendo que fuese discípulo. HCH009027 Tomóle entonces Bernabé y le condujo a los apóstoles, a quienes contó cómo en el camino había visto al Señor, que le había hablado, y cómo en Damasco había predicado valientemente el nombre de Jesús. HCH009028 Estaba con ellos, yendo y viniendo dentro de Jerusalén, predicando con valor el nombre del Señor, HCH009029 y hablando y disputando con los helenistas, que intentaron quitarle la vida, HCH009030 pero sabiendo esto los hermanos, le llevaron a Cesárea y de allí le enviaron a Tarso. HCH009031 Por toda Judea, Galilea y Samaría, la Iglesia gozaba de paz y se fortalecía y andaba en el temor del Señor, llena de los consuelos del Espíritu Santo. HCH009032 Acaeció que, yendo Pedro por todas partes, vino también a los santos que vivían en Lida. HCH009033 Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que estaba paralítico desde hacía ocho años, echado en una camilla. HCH009034 Díjole Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate y toma la camilla. Y al punto se levantó.' HCH009035 Visto lo cual, todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón se convirtieron al Señor. HCH009036 Había en Joppe una discípula llamada Tabita, que quiere decir Dorcas. Era rica en buenas obras y en limosnas. HCH009037 Sucedió, pues, en aquellos días que, enfermando, murió, y lavada, la colocaron en el piso alto de la casa. HCH009038 Está Joppe próximo a Licia; y sabiendo los discípulos que se hallaba allí Pedro, le enviaron dos hombres con este ruego: No tardes en venir a nosotros.' HCH009039 Se levantó Pedro, se fue con ellos y luego le condujeron a la sala donde estaba y le rodearon todas las viudas, que lloraban, mostrando las túnicas y mantos que en vida les hacía Dorcas. HCH009040 Pedro los hizo salir fuera a todos, y puesto de rodillas, oró; luego, vuelto al cadáver, dijo: Tabita, levántate. Abrió los ojos, y viendo a Pedro, se sentó.' HCH009041 En seguida le dio éste la mano y la levantó, y llamando a los santos y a las viudas, se la presentó viva. HCH009042 Se hizo esto público por tocio Joppe y muchos creyeron en el Señor. HCH009043 Pedro permaneció bastantes días en Joppe, en casa de Simón el curtidor. HCH010001 Había en Cesárea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte denominada Itálica;' HCH010002 piadoso, temeroso de Dios con toda su casa, que hacía muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios continuamente. HCH010003 Este, como a la hora de nona, vio claramente en visión a un ángel de Dios, que acercándose a él le decía: Cornelio. HCH010004 El le miró, y sobrecogido de temor, dijo: ¿Qué quieres, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y limosnas han sido recordadas ante Dios. HCH010005 Envía, pues, unos hombres a Joppe y haz que venga un cierto Simón, llamado Pedro, HCH010006 que se hospeda en casa de Simón, el curtidor, cuya casa está junto al mar. HCH010007 En cuanto desapareció el ángel que le hablaba, llamó a dos de sus domésticos y a un soldado, también piadoso, de sus asistentes, HCH010008 y contándoles todo el suceso los envió a Joppe. HCH010009 Al día siguiente, mientras ellos caminaban y se acercaban a la ciudad, subió Pedro a la terraza para orar hacia la hora de sexta. HCH010010 Sintió hambre y deseó comer; y mientras preparaban la comida le sobrevino un éxtasis.' HCH010011 Vio el cielo abierto, y que bajaba algo como un mantel grande, sostenido por las cuatro puntas, y que descendía sobre la tierra. HCH010012 En él había todo género de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo. HCH010013 Oyó una voz que le decía: Levántate, Pedro, mata y come. HCH010014 Dijo Pedro: De ninguna manera, Señor, que jamás he comido cosa alguna impura. HCH010015 De nuevo le dijo la voz: Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro. HCH010016 Sucedió esto por tres veces, y luego el lienzo fue recogido al cielo. HCH010017 Estaba Pedro dudoso y pensativo sobre lo que sería aquella visión que había tenido, cuando los hombres enviados por Cornelio llegaron a la puerta, preguntando por la casa de Simón;' HCH010018 y llamando, preguntaron si se hospedaba allí cierto Simón llamado Pedro. HCH010019 Meditando Pedro sobre la visión, le dijo el Espíritu: Ahí están unos hombres que te buscan. HCH010020 Levántate, pues, baja y vete con ellos sin vacilar, porque los he enviado yo. HCH010021 Bajó Pedro y dijo a los hombres: Yo soy el que buscáis. ¿Qué es lo que os trae? HCH010022 Ellos dijeron: El centurión Cornelio, varón justo y temeroso de Dios, que en todo el pueblo de los judíos es muy estimado, ha recibido de un santo ángel el mandato de hacerte llevar a su casa y escuchar tu palabra. HCH010023 Pedro les invitó a entrar y los hospedó. Al día siguiente partió con ellos, acompañado de algunos hermanos de Joppe;' HCH010024 y al otro día entró en Cesárea, donde los esperaba Cornelio, que había invitado a todos sus parientes y amigos íntimos. HCH010025 Así que entró Pedro, Cornelio le salió al encuentro, y postrándose a sus pies, le adoró. HCH010026 Pedro le levantó diciendo: Levántate, que yo también soy hombre. HCH010027 Conversando con él, entró y encontró allí a muchos reunidos, HCH010028 a quienes dijo: Bien sabéis cuan ilícito es a un hombre judío llegarse a un extranjero o entrar en su casa, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre debía llamar manchado o impuro, HCH010029 por lo cual, sin vacilar he venido, obedeciendo el mandato. Decidme, pues, para qué me habéis llamado. HCH010030 Cornelio contestó: Hace cuatro días, a esta hora de nona, orando yo en mi casa, vi a un varón vestido de refulgentes vestiduras, HCH010031 que me dijo: Cornelio, ha sido escuchada tu oración y tus limosnas recordadas delante de Dios. HCH010032 Envía, pues, a Joppe y haz llamar a Simón, llamado Pedro, que se hospeda en casa de Simón, el curtidor, junto al mar. HCH010033 Al instante envié por ti, y tú te has dignado venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos en presencia de Dios, prontos a escuchar de ti lo ordenado por el Señor. HCH010034 Tomando entonces Pedro la palabra, dijo: En verdad reconozco que no hay en Dios acepción de personas, HCH010035 sino que, en toda nación, el que teme a Dios y practica la justicia le es acepto. HCH010036 El ha enviado su palabra a los hijos de Israel, anunciándoles la paz por Jesucristo, que es el Señor de todos. HCH010037 Vosotros sabéis lo acontecido en toda Judea, comenzando por la Galilea, después del bautismo predicado por Juan;' HCH010038 esto es, cómo a Jesús de Nazaret le ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo pasó haciendo bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con El. HCH010039 Y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén, y de cómo le dieron muerte suspendiéndole de un madero. HCH010040 Dios le resucitó al tercer día y les dio manifestarse, HCH010041 no a todo el pueblo, sino a los testigos de antemano elegidos por Dios, a nosotros, que comimos y bebimos con El después de resucitado de entre los muertos. HCH010042 Y nos ordenó predicar al pueblo y atestiguar que por Dios ha sido instituido juez de vivos y muertos. HCH010043 De El dan testimonio todos los profetas, que dicen que por su nombre cuantos crean en El recibirán el perdón de los pecados. HCH010044 Aún estaba Pedro diciendo estas palabras, cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que oían la palabra;' HCH010045 quedando fuera de sí los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro de que el don del Espíritu Santo se derramase sobre los gentiles, HCH010046 porque les oían hablar en varias lenguas y glorificar a Dios. Entonces tomó Pedro la palabra: HCH010047 ¿Podrá, acaso, alguno negar el agua del bautismo a éstos, que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros? HCH010048 Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedase allí algunos días. HCH011001 Oyeron los apóstoles y los hermanos de Judea que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. HCH011002 Pero cuando subió Pedro a Jerusalén disputaban con él los que eran de la circuncisión, HCH011003 diciendo: Tú has entrado a los incircuncisos y has comido con ellos. HCH011004 Comenzó Pedro a contarles por menudo, diciendo: HCH011005 Estaba yo en la ciudad de Joppe orando, y vi en éxtasis una visión, algo así como un mantel grande suspendido por las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegaba hasta mí;' HCH011006 y volviendo a él los ojos, vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y aves del cielo. HCH011007 Oí también una voz que Me decía: Levántate, Pedro, mata y come. HCH011008 Pero yo dije: De ninguna manera, Señor, que jamás cosa manchada o impura entró en mi boca. HCH011009 Por segunda vez me habló la voz del cielo: Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro. HCH011010 Esto sucedió por tres veces, y luego todo volvió al cielo. HCH011011 En aquel instante se presentaron tres hombres en la casa en que estábamos, enviados a mí desde Cesárea. HCH011012 Al mismo tiempo, el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin vacilar. Conmigo vinieron también estos seis hermanos, y entramos en la casa de aquel varón, HCH011013 que nos contó cómo había visto en su casa al ángel, que, presentándosele, dijo: Envía a Joppe y haz venir a Simón, llamado Pedro, HCH011014 el cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú y tu casa. HCH011015 Comenzando yo a hablar, descendió el Espíritu Santo sobre ellos, igual que sobre nosotros al principio. HCH011016 Yo me acordé de la palabra del Señor cuando dijo: “Juan bautizó en el agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo.” HCH011017 Si Dios, pues, les había otorgado igual don que a nosotros, que creímos en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios? HCH011018 Al oír estas cosas callaron y glorificaron a Dios, diciendo: Luego Dios ha concedido también a los gentiles la penitencia para la vida. HCH011019 Los que con motivo de la persecución suscitada por lo de Esteban se habían dispersado, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no predicando la palabra más que a los judíos. HCH011020 Pero había entre éstos algunos hombres de Chipre y de Cirene que, llegando a Antioquía, predicaron también a los griegos, anunciando al Señor, Jesús. HCH011021 La mano del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor. HCH011022 Llegó la noticia de esto a los oídos de la iglesia de Jerusalén, y enviaron a Antioquía a Bernabé, HCH011023 el cual, así que llegó y vio la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a perseverar fieles al Señor;' HCH011024 porque era hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe, y se allegó al Señor numerosa muchedumbre. HCH011025 Bernabé partió a Tarso en busca de Saulo, y hallándole, le condujo a Antioquía, HCH011026 donde por espacio de un año estuvieron juntos en la iglesia e instruyeron a una muchedumbre numerosa, tanto que en Antioquía comenzaron los discípulos a llamarse “cristianos.” HCH011027 Por aquellos días bajaron de Jerusalén a Antioquía profetas, HCH011028 y levantándose uno de ellos, por nombre Agabo, vaticinaba por el Espíritu una grande hambre que había de venir sobre toda la tierra, y que vino bajo Claudio. HCH011029 Los discípulos resolvieron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea, HCH011030 cada uno según sus facultades, y lo hicieron, enviándoselo a los presbíteros por medio de Bernabé y Saulo. HCH012001 Por aquel tiempo, el rey Heredes se apoderó de algunos de la iglesia para atormentarlos. HCH012002 Dio muerte a Santiago, hermano de Juan, por la espada. HCH012003 Viendo que esto les caia bien a los judíos, llegó a apresar también a Pedro. HCH012004 Era por los días de los Ázimos y, tomandole, le metió en la cárcel, encargando su guarda a cuatro escuadras de a cuatro soldados con el propósito de exhibirle al pueblo después de la Pascua. HCH012005 En efecto, Pedro era custodiado en la cárcel; pero la Iglesia oraba con mucho fervor a Dios por él.' HCH012006 La noche anterior al día en que Herodes se proponía exhibirle al pueblo, hallándose Pedro dormido entre dos soldados, sujeto con dos cadenas y guardada la puerta de la prisión por centinelas, HCH012007 un ángel del Señor se presentó, y el calabozo se iluminó; y golpeando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto; y se cayeron las cadenas de sus manos” HCH012008 El ángel añadió: Cíñete y cálzate tus sandalias. Hízolo así. Y agregó: Envuélvete en tu manto y sigúe Mc. HCH012009 Y salió en pos de él. No sabía Pedro si era realidad lo que el ángel hacía; más bien le parecía que fuese una visión.' HCH012010 Atravesando la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad. La puerta se les abrió por sí misma, y salieron y avanzaron por una calle, desapareciendo luego el ángel. HCH012011 Entonces Pedro, vuelto en sí, dijo: Ahora me doy cuenta de que realmente el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de toda la expectación del pueblo judío. HCH012012 Reflexionando, se fue a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban muchos reunidos y orando. HCH012013 Golpeó la puerta del vestíbulo y salió una sierva llamada Rodé, HCH012014 que, luego que conoció la voz de Pedro, fuera de sí de alegría, sin abrir la puerta, corrió a anunciar que Pedro estaba en el vestíbulo. HCH012015 Ellos le dijeron: Estás loca. Insistía ella en que era así; y entonces dijeron: Es su ángel.' HCH012016 Pedro seguía golpeando, y cuando le abrieron y le conocieron, quedaron estupefactos. HCH012017 Haciéndoles señal con la mano de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel, y añadió: Contad esto a Santiago y a los hermanos. Y salió, yéndose a otro lugar. HCH012018 Cuando se hizo de día, se produjo entre los soldados no pequeño alboroto por lo que habría sido de Pedro. HCH012019 Herodes, le hizo buscar, y no hallándole, interrogó a los guardias y los mandó conducir al suplicio. Luego, bajando de la Judea, residió en Cesárea. HCH012020 Estaba irritado contra los tirios y sidonios, que, de común acuerdo, se presentaron a él, y habiéndose ganado a Blasto, camarero del rey, le pidieron la reconciliación, por cuanto su región se abastecía del territorio del rey. HCH012021 El día señalado, Herodes, vestido de las vestiduras reales, se sentó en su estrado y les dirigió la palabra. HCH012022 Y el pueblo comenzó a gritar: Palabra de Dios y no de hombre. HCH012023 Al instante le hirió el ángel de Señor, por cuanto no había glorificado a Dios, y, comido de gusanos, expiró. HCH012024 La palabra del Señor más y más se extendía y se difundía. HCH012025 Bernabé y Saulo, cumplido su ministerio, volvieron de Jerusalén, llevando consigo a Juan, llamado Marcos. HCH013001 Había en la iglesia de Antioquía profetas y doctores: Bernabé, Simeón, llamado Niger, y Lucio de Cirene; Manahem, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.' HCH013002 Un día, mientras celebraban la liturgia en honor del Señor y guardaban los ayunos, dijo el Espíritu Santo: Segregadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. HCH013003 Entonces, después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron. HCH013004 Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí navegaron a Chipre, HCH013005 En Sala mina predicaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, teniendo a Juan por auxiliar, HCH013006 Luego atravesaron toda la isla hasta Pafos, y allí encontraron a un mago, falso profeta, judío, de nombre Barjesús. HCH013007 Hallábase éste al servicio del procónsul Sergio Pablo, varón prudente, que hizo llamar a Bernabé y a Saulo, deseando oír la palabra de Dios. HCH013008 Pero Elimás — el mago, que eso significa este nombre — , se le oponía y procuraba apartar de la fe al procónsul. HCH013009 Mas Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavando en él los ojos, HCH013010 le dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de torcer los rectos caminos del Señor? HCH013011 Ahora mismo la mano del Señor caerá sobre ti y quedarás ciego, sin ver la luz del sol por cierto tiempo. Al punto se apoderó de él la tiniebla y la oscuridad, y daba vueltas buscando quien le diera la mano. HCH013012 Al verlo, creyó el procónsul, maravillado de la doctrina del Señor. HCH013013 De Pafos navegaron Pablo y los suyos, llegando a Perge de Panfilia, pero Juan se apartó de ellos y se volvió a Jerusalén. HCH013014 Ellos, dejando atrás Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia, y entrando en la sinagoga en día de sábado, se sentaron, HCH013015 Hecha la lectura de la Ley y de los Profetas, les invitaron los jefes de la sinagoga, diciendo: Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación al pueblo, decidla. HCH013016 Entonces se levantó Pablo, y haciendo señal con la mano, dijo: “Varones israelitas y vosotros los que teméis a Dios, escuchad: HCH013017 El Dios de este pueblo de Israel eligió a nuestros padres y acrecentó al pueblo durante su estancia en la tierra de Egipto, y con brazo fuerte los sacó de ella. HCH013018 Durante unos cuarenta años los proveyó de alimento en el desierto;' HCH013019 y destruyendo a siete naciones de la tierra de Cañan, se la dio en heredad HCH013020 al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. Después les dio jueces, hasta el profeta Samuel. HCH013021 Luego pidieron rey y les dio a Saúl, hijo de Gis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años. HCH013022 Rechazado éste, alzó por rey a David, de quien dio testimonio, diciendo: “He hallado a David, hijo de Jesé, varón según mi corazón que hará en todo mi voluntad.” HCH013023 Del linaje de éste, según su promesa, suscitó Dios para Israel un salvador, Jesús, HCH013024 precedido por Juan, que predicó antes de la llegada de aquél el bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel. HCH013025 Cuando Juan estaba para acabar su carrera, dijo: “No soy yo el que vosotros pensáis: otro viene después de mí, a quien no soy digno de desatar el calzado.” HCH013026 Hermanos, hijos de Abraham, y los que entre vosotros temen a Dios: a nosotros se nos envía este mensaje de salud. HCH013027 En efecto, los moradores de Jerusalén y sus príncipes, desconociendo a éste y también las voces de los profetas que se leen cada sábado, condenándole, las cumplieron, HCH013028 y sin haber hallado ninguna causa de muerte, pidieron a Pilato que le quitase la vida. HCH013029 Cumplido todo lo que de El estaba escrito, le bajaron del leño y le depositaron en un sepulcro, HCH013030 pero Dios le resucitó de entre los muertos HCH013031 y durante muchos días se apareció a los que con El habían subido de Galilea a Jerusalén, que son ahora sus testigos ante el pueblo. HCH013032 Nosotros os anunciamos el cumplimiento de la promesa hecha a nuestros padres, HCH013033 que Dios cumplió en nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, según está escrito en el salmo segundo: “Tú eres mi hijo, yo te engendré hoy,” HCH013034 pues le resucitó de entre los muertos, para no volver a la corrupción. También dijo: “Yo os cumpliré las promesas santas y firmes hechas a David.” HCH013035 Por lo cual, en otra parte, dice: “No permitirás que tu Santo vea la corrupción.” HCH013036 Pues bien, David, habiendo hecho durante su vida la voluntad de Dios, se durmió y fue a reunirse con sus padres y experimentó la corrupción;' HCH013037 pero aquel a quien Dios ha resucitado, ése no vio la corrupción. HCH013038 Sabed, pues, hermanos, que por éste se os anuncia la remisión de los pecados y de todo cuanto por la Ley de Moisés no podíais ser justificados. HCH013039 Todo el que en El creyere será justificado. HCH013040 Mirad, pues, que no se cumpla en vosotros lo dicho por los profetas: HCH013041 “Mirad, menospreciadores, admiraos y anonadaos, porque voy a ejecutar en vuestros días una obra tal que no la creeríais si os la contaran.” HCH013042 A la salida, les rogaron que, al sábado siguiente, volviesen a hablarles de esto. HCH013043 Disuelta la reunión, muchos judíos y prosélitos, adoradores de Dios, siguieron a Pablo y a Bernabé, que les hablaban para persuadirlos que permaneciesen en la gracia de Dios. HCH013044 Al sábado siguiente, casi toda la ciudad se juntó para escuchar la palabra de Dios;' HCH013045 pero viendo los judíos a la muchedumbre, se llenaron de envidia e insultaban y contradecían a Pablo. HCH013046 Mas Pablo y Bernabé respondían valientemente, diciendo: A vosotros os habíamos de hablar primero la palabra de Dios, mas puesto que la rechazáis y os juzgáis indignos de la vida eterna, nos volveremos a los gentiles. HCH013047 Porque así nos lo ordenó el Señor: “Te he hecho luz de las gentes para ser su salud hasta los limites de la tierra.” HCH013048 Oyendo esto los gentiles se alegraban y glorificaban la palabra del Señor, creyendo cuantos estaban ordenados a la vida eterna. HCH013049 La palabra del Señor se difundía por toda la región;' HCH013050 pero los judíos concitaron a mujeres adoradoras de Dios y principales y a los primates de la ciudad, y promovieron una persecución contra Pablo y Bernabé y los rechazaron abiertamente. HCH013051 Ellos, sacudiendo el polvo de sus pies contra aquéllos, se dirigieron a Iconio, HCH013052 mientras los discípulos quedaban llenos de alegría y del Espíritu Santo. HCH014001 Igualmente en Iconio entraron en la sinagoga de los judíos, donde hablaron de modo que creyó una numerosa multitud de judíos y griegos. HCH014002 Pero los judíos incrédulos excitaron y exacerbaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. HCH014003 Con todo, moraron allí bastante tiempo, predicando con gran libertad al Señor, que confirmaba la palabra de su gracia realizando por su mano señales y prodigios. HCH014004 Al fin se dividió la muchedumbre de la ciudad y unos estaban por los judíos y otros por los apóstoles. HCH014005 Y como se produjese un tumulto de gentiles y judíos con sus jefes, pretendiendo ultrajar y apedrear a los apóstoles, HCH014006 dándose éstos cuenta de ello, huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra y Derbe, y a las regiones vecinas, HCH014007 donde predicaron el Evangelio. HCH014008 En Listra vieron a un hombre inválido de los pies, paralítico desde el seno de su madre y que nunca había podido andar. HCH014009 Escuchaba éste a Pablo, que, fijando en él los ojos y viendo que tenía fe para ser salvo, HCH014010 le dijo en alta voz: Levántate, ponte de pie. El, dando un salto, echó a andar. HCH014011 La muchedumbre, al ver lo que había hecho Pablo, levantó la voz diciendo en licaonio: Dioses en forma humana han descendido a nosotros, HCH014012 y llamaban a Bernabé Zeus y a Pablo Hermes, porque éste era el que llevaba la palabra. HCH014013 El sacerdote del templo de Zeus, que estaba ante la puerta de la ciudad, trajo toros enguirnaldados, y acompañado de la muchedumbre quería ofrecerles un sacrificio. HCH014014 Cuando esto oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestiduras y arrojándose entre la muchedumbre, gritaban: HCH014015 diciendo: “Hombres, ¿qué es lo que hacéis? Nosotros somos hombres iguales a vosotros, y os predicamos para convertiros de estas vanidades al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto hay en ellos;' HCH014016 que en las pasadas generaciones permitió que todas las naciones siguieran su camino, HCH014017 aunque no las dejó sin testimonio de sí, haciendo el bien y dispensando desde el cielo las lluvias y las estaciones fructíferas, llenando de alimento y de alegría vuestros corazones.” HCH014018 Con todo esto, a duras penas desistió la muchedumbre de sacrificarles. HCH014019 Pero judíos venidos de Antioquía e Iconio sedujeron a las turbas, que apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad, dejándole por muerto. HCH014020 Rodeado de los discípulos, se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente salió con Bernabé camino de Derbe. HCH014021 Evangelizada aquella ciudad, donde hicieron muchos discípulos, se volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, HCH014022 confirmando las almas de los discípulos y exhortándolos a permanecer en la fe, diciéndoles que por muchas tribulaciones nos es preciso entrar en el reino de Dios. HCH014023 Les constituyeron presbíteros en cada iglesia por la imposición de las manos, orando y ayunando, y los encomendaron al Señor, en quien habían creído. HCH014024 Y atravesando la Pisidia, llegaron a Panfilia, HCH014025 y, habiendo predicado la palabra en Perge, bajaron a Atalía, HCH014026 y de allí navegaron hasta Antioquía, de donde habían salido, encomendados a la gracia de Dios, para la obra que habían realizado. HCH014027 Llegados, reunieron la iglesia y contaron cuanto había hecho Dios con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. HCH014028 Y moraron con los discípulos bastante tiempo. HCH015001 Algunos que habían bajado de Jerusalén enseñaban a los hermanos: “Si no os circuncidáis conforme a la Ley de Moisés, no podéis ser salvos.” HCH015002 Con esto se produjo una agitación y disputa no pequeña, levantándose Pablo y Bernabé contra ellos. Al cabo determinaron que subieran Pablo y Bernabé a Jerusalén, acompañados de algunos otros de entre ellos, a los apóstoles y presbíteros, para consultarlos sobre esto. HCH015003 Ellos, despedidos por la iglesia, atravesaron la Fenicia y Samaría, contando la conversión de los gentiles y causando grande gozo a todos los hermanos. HCH015004 A su llegada a Jerusalén fueron acogidos por la iglesia y por los apóstoles y presbíteros, y les contaron cuanto había hecho Dios con ellos. HCH015005 Pero se levantaron algunos de la secta de los fariseos que habían creído, los cuales decían: “Es preciso que se circunciden y mandarles guardar la Ley de Moisés.” HCH015006 Se reunieron los apóstoles y los presbíteros para examinar este asunto. HCH015007 Después de una larga discusión, se levantó Pedro y les dijo: “Hermanos, vosotros sabéis cómo, de mucho tiempo ha, Dios me escogió en medio de vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la palabra del Evangelio y creyesen. HCH015008 Dios, que conoce los corazones, ha testificado en su favor, dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros HCH015009 y no haciendo diferencia alguna entre nosotros y ellos, purificando con la fe su corazones. HCH015010 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios queriendo imponer sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros fuimos capaces de soportar? HCH015011 Pero por la gracia del Señor Jesucristo creemos ser salvos nosotros, lo mismo que ellos.” HCH015012 Toda la muchedumbre calló, y escuchaba a Bernabé y a Pablo, que referían cuantas señales y prodigios había hecho Dios entre los gentiles por medio de ellos. HCH015013 Luego que éstos callaron, tomó Santiago la palabra y dijo: HCH015014 “Hermanos, oídme: Simón nos ha dicho de qué modo Dios por primera vez visitó a los gentiles para consagrarse de ellos un pueblo a su nombre. HCH015015 Con esto concuerdan las palabras de los profetas, según está escrito: HCH015016 “Después de esto volveré y edificaré la tienda de David, que estaba caída, y reedificaré su ruinas y la levantaré, HCH015017 a fin de que busquen los demás hombres al Señor, y todas las naciones sobre las cuales fue invocado mi nombre, dice el Señor que ejecuta estas cosas, HCH015018 conocidas desde antiguo.” HCH015019 Por lo cual, es mi parecer que no se inquiete a los que de los gentiles se conviertan a Dios, HCH015020 sino escribirles que se abstengan de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de lo ahogado y de sangre. HCH015021 Pues Moisés desde antiguo tiene en cada ciudad quienes lo expliquen, leyéndolo en las sinagogas todos los sábados. HCH015022 Pareció entonces bien a los apóstoles y a los presbíteros, con toda la iglesia, escoger de entre ellos, para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé, a Judas, llamado Barsabas, y a Silas, varones principales entre los hermanos, HCH015023 y escribirles por mano de éstos: “Los apóstoles y presbíteros hermanos, a sus hermanos de la gentilidad que moran en Antioquía, Siria y Cilicia, salud: HCH015024 Habiendo llegado a nuestros oídos que algunos, salidos de entre nosotros, sin que nosotros les hubiéramos mandado, os han turbado con palabras y han agitado vuestras almas, HCH015025 de común acuerdo, nos ha parecido enviaros varones escogidos en compañía de nuestros amados Bernabé y Pablo, HCH015026 hombres que han expuesto la vida por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. HCH015027 Enviamos, pues, a Judas y a Silas para que os refieran de palabra estas cosas. HCH015028 Porque ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna otra carga, a excepción de estas cosas necesarias: HCH015029 Que os abstengáis de los idolotitos, de sangre y de lo ahogado, y de la fornicación, de lo cual haréis bien en guardaros. Pasadlo bien.” HCH015030 Los enviados bajaron a Antioquía, y, reuniendo a la muchedumbre, les entregaron la epístola, HCH015031 que, leída, los llenó de consuelo” HCH015032 Judas y Silas, que también eran profetas, con muchos discursos exhortaron a los hermanos y los confirmaron. HCH015033 Pasado allí algún tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos a aquellos que los habían enviado. HCH015034 Pero Silas decidió permanecer allí, y partió solamente Judas. HCH015035 Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía, enseñando y evangelizando con otros muchos la palabra del Señor. HCH015036 Pasados algunos días, dijo Pablo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos por todas las ciudades en que hemos evangelizado la palabra del Señor, y veamos cómo están. HCH015037 Bernabé quería llevar consigo también a Juan, llamado Marcos;' HCH015038 pero Pablo juzgaba que no debían llevarle, por cuanto los había dejado desde Panfilia y no había ido con ellos a la obra. HCH015039 Se produjo una fuerte excitación de ánimo, de suerte que se separaron uno de otro, y Bernabé, tomando consigo a Marcos, se embarcó para Chipre, HCH015040 mientras que Pablo, llevando consigo a Silas, partió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. HCH015041 Atravesó la Siria y la Cilicia, confirmando las iglesias. HCH016001 Llegaron a Derbe y a Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego, HCH016002 muy elogiado por los hermanos de Listra e Iconio. HCH016003 Quiso Pablo que se fuera con él, y tomándole, le circuncidó a causa de los judíos que había en aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego. HCH016004 Atravesando las ciudades, les comunicaba los decretos dados por los Apóstoles y presbíteros de Jerusalén, encargándoles que los guardasen, HCH016005 Las iglesias, pues, se afianzaban en la fe y crecían en número de día en día. HCH016006 Atravesaron la Frigia y el país de Galacia, impedidos por el Espíritu Santo de anunciar la palabra en Asia. HCH016007 Llegados a los confines de Misia, intentaron entrar en Bitinia, mas tampoco se lo permitió el Espíritu de Jesús;' HCH016008 y pasando de largo por Misia, bajaron a Tróade. HCH016009 Por la noche tuvo Pablo una visión. Un varón macedonio se le puso delante y, rogándole, decía: Pasa a Macedonia y ayúdanos. HCH016010 Luego que vio la visión, al instante buscamos cómo pasar a Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba para evangelizarlos. HCH016011 Zarpando de Tróade, navegamos derechos a Samotracia; al día siguiente llegamos a Neápolis,' HCH016012 de allí a Filipos, que es la primera ciudad de esta parte de Macedonia, colonia romana, donde pasamos algunos días. HCH016013 El sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde pensamos que estaba el lugar de la oración; y sentados hablábamos con algunas mujeres que se hallaban reunidas.' HCH016014 Cierta mujer llamada Lidia, temerosa de Dios, purpuraría, de la ciudad de Tiatira, escuchaba atenta. El Señor había abierto su corazón para atender a las cosas que Pablo decía. HCH016015 Una vez que se bautizó con toda su casa, nos rogó diciendo: Puesto que me habéis juzgado fiel al Señor, entrad en mi casa y quedaos en ella; y nos obligó.' HCH016016 Aconteció que, yendo nosotros a la oración, nos salió al encuentro una sierva que tenía espíritu pitónico, la cual, adivinando, procuraba a sus amos grandes ganancias. HCH016017 Ella nos seguía a Pablo y a nosotros, y gritando decía: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo y os anuncian el camino de la salvación. HCH016018 Hizo esto muchos días. Molestado Pablo, se volvió y dijo al espíritu: En nombre de Jesucristo, te mando salir de ésta, y en el mismo instante salió. HCH016019 Viendo sus amos que había desaparecido la esperanza de su ganancia, tomaron a Pablo y a Silas y los llevaron al foro, ante los magistrados;' HCH016020 y presentándoselos a los pretores, dijeron: Estos hombres perturban nuestra ciudad, porque, siendo judíos, HCH016021 predican costumbres que a nosotros no nos es lícito aceptar ni practicar, siendo como somos romanos. HCH016022 Toda la muchedumbre se levantó contra ellos, y los pretores mandaron que, desnudos, fueran azotados con varas, HCH016023 y después de hacerles muchas llagas los metieron en la cárcel, intimando al carcelero que los guardase con cuidado. HCH016024 Este, recibido tal mandato, los metió en el calabozo y les sujetó bien los pies en el cepo. HCH016025 Hacia medianoche, Pablo y Silas, puestos en oración, cantaban himnos a Dios, y los presos los oían” HCH016026 De repente se produjo un gran terremoto, hasta conmoverse los cimientos de la cárcel, y al instante se abrieron las puertas y se soltaron los grillos. HCH016027 Despertó el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada con intención de darse muerte, creyendo que se hubiesen escapado los presos. HCH016028 Pero Pablo gritó en alta voz, diciendo: No te hagas ningún mal, que todos estamos aquí;' HCH016029 y pidiendo una luz se precipitó dentro, arrojándose tembloroso a los pies de Pablo y de Silas. HCH016030 Luego los sacó fuera y les dijo: Señores, ¿qué debo yo hacer para ser salvo? HCH016031 Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo tú y tu casa. HCH016032 Le expusieron la palabra de Dios a él y a todos los de su casa;' HCH016033 y en aquella hora de la noche los tomó, les lavó las heridas, y enseguida se bautizó él con todos los suyos. HCH016034 Subiólos a su casa y les puso la mesa, y se regocijó con toda su familia de haber creído en Dios. HCH016035 Llegado el día, enviaron los pretores a los carceleros con esta orden: Pon en libertad a esos hombres. HCH016036 El carcelero comunicó a Pablo estas órdenes: los pretores han enviado a decir que seáis soltados. Ahora, pues, salid e id en paz. HCH016037 Pero Pablo les dijo: Después que a nosotros, ciudadanos romanos, nos han azotado públicamente sin juzgarnos y nos han metido en la cárcel, ¿ahora en secreto nos quieren echar fuera? No será así. Que vengan ellos y nos saquen. HCH016038 Comunicaron los lictores estas palabras a los pretores, que temieron al oír que eran romanos. HCH016039 Vinieron y les presentaron sus excusas, y sacándolos, les rogaron que se fueran de la ciudad. HCH016040 Ellos, al salir de la cárcel, entraron en casa de Lidia y, viendo a los hermanos, los exhortaron y se fueron. HCH017001 Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de judíos. HCH017002 Según su costumbre, Pablo entró en ella, y por tres sábados discutió con ellos sobre las Escrituras, HCH017003 explicándoselas y probando cómo era preciso que el Mesías padeciese y resucitase de entre los muertos, y que este Mesías es Jesús, a quien yo os anuncio. HCH017004 Algunos de ellos se dejaron convencer, se incorporaron a Pablo y a Silas, y asimismo una gran muchedumbre de prosélitos griegos y no pocas mujeres principales. HCH017005 Pero los judíos, movidos de envidia, reunieron algunos hombres malos de la calle, promovieron un alboroto en la ciudad y se presentaron ante la casa de Jasón buscando a Pablo y a Silas para llevarlos ante el pueblo. HCH017006 Pero no hallándolos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos y los llevaron ante los politarcas, gritando: Estos son los que alborotan la tierra. Al llegar aquí han sido hospedados por Jasón, HCH017007 y todos obran contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús. HCH017008 Con esto alborotaron a la plebe y a los politarcas que tales cosas oían;' HCH017009 pero habiendo recibido fianza de Jasón y de los demás, los dejaron ir libres. HCH017010 Aquella misma noche los hermanos encaminaron a Pablo y a Silas para Berea. Así que llegaron, se fueron a la sinagoga de los judíos. HCH017011 Eran éstos más nobles que los de Tesalónica, y recibieron con toda avidez la palabra, consultando diariamente las Escrituras para ver si era así. HCH017012 Muchos de ellos creyeron, y además mujeres griegas de distinción y no pocos hombres. HCH017013 Pero en cuanto supieron los judíos de Tesalónica que también en Berea era anunciada por Pablo la palabra de Dios, vinieron allí y agitaron y alborotaron a la plebe. HCH017014 Al instante los hermanos hicieron partir a Pablo, camino del mar, quedando allí Silas y Timoteo” HCH017015 Los que conducían a Pablo le llevaron hasta Atenas, recibiendo de él encargo para Silas y Timoteo de que se le reuniesen cuanto antes. HCH017016 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, se consumía su espíritu viendo la ciudad llena de ídolos. HCH017017 Disputaba en la sinagoga con los judíos y los prosélitos, y cada día discutía en la plaza con los que le salían al paso. HCH017018 Ciertos filósofos, tanto epicúreos como estoicos, conferenciaban con él, y unos decían: ¿Qué es lo que propala este charlatán? Otros contestaban: Parece ser predicador de divinidades extranjeras; porque anunciaba a Jesús y la resurrección.' HCH017019 Y tomándole, le llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué nueva doctrina es esta que enseñas? HCH017020 Pues eso es muy extraño a nuestros oídos; queremos saber qué quieres decir con esas cosas.' HCH017021 Todos los atenienses y los forasteros allí domiciliados no se ocupan en otra cosa que en decir y oír novedades. HCH017022 Puesto en pie Pablo en medio del Areópago, dijo: “Atenienses, veo que sois sobremanera religiosos;' HCH017023 porque al pasar y contemplar los objetos de vuestro culto, he hallado un altar en el cual está escrito: Al dios desconocido. Pues eso que sin conocerlo veneráis es lo que yo os anuncio. HCH017024 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, ése, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por mano de hombre, HCH017025 ni por manos humanas es servido, como si necesitase de algo, siendo El mismo quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. HCH017026 El hizo de uno todo el linaje humano, para poblar toda la haz de la tierra; El fijó a los pueblos los tiempos establecidos y los límites de su habitación,' HCH017027 para que busquen a Dios y siquiera a tientas le hallen, que no está lejos de nosotros, HCH017028 porque en El vivimos y nos movemos y existimos, como algunos de vuestros poetas han dicho: “porque somos linaje suyo.” HCH017029 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad es semejante al oro o a la plata o a la piedra, obra del arte y del pensamiento humano. HCH017030 Dios, disimulando los tiempos de la ignorancia, intima ahora en todas partes a los hombres que todos se arrepientan, HCH017031 por cuanto tiene fijado el día en que juzgará a la tierra con justicia, por medio de un Hombre, a quien ha constituido juez, acreditándole ante todos por su resurrección de entre los muertos. HCH017032 Guando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se echaron a reír, otros dijeron: Te oiremos sobre esto otra vez. HCH017033 Así salió Pablo de en medio de ellos. HCH017034 Algunos se adhirieron a él y creyeron, entre los cuales estaban Dionisio Areopagita y una mujer de nombre Damaris y otros más. HCH018001 Después de esto, Pablo se retiró de Atenas y vino a Corinto. HCH018002 Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, recientemente llegado de Italia con Priscila, su mujer, a causa del decreto de Claudio que ordenaba salir de Roma a todos los judíos. Pablo se unió a ellos;' HCH018003 y como era del mismo oficio que ellos, se quedó en su casa y trabajaban juntos, pues eran ambos fabricantes de tiendas. HCH018004 Los sábados disputaba en la sinagoga, persuadiendo a los judíos y a los griegos. HCH018005 Mas luego que llegaron de Macedonia Silas y Timoteo, se dio del todo a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Mesías. HCH018006 Como éstos le resistían y blasfemaban, sacudiendo sus vestiduras, les dijo: Caiga vuestra sangre sobre vuestras cabezas; limpio soy yo de ella. Desde ahora me dirigiré a los gentiles.' HCH018007 Y salió, yéndose a la casa de un prosélito de nombre Ticio Justo, que vivía junto a la sinagoga. HCH018008 Crispo, jefe de la sinagoga, con toda su casa, creyó en el Señor; y muchos corintios, oyendo la palabra, creían y se bautizaban.' HCH018009 Por la noche dijo el Señor a Pablo en una visión: No temas, sino habla y no calles;' HCH018010 yo estoy contigo y nadie se atreverá a hacerte mal, porque tengo yo en esta ciudad un pueblo numeroso. HCH018011 Moró allí un año y seis meses, enseñando entre ellos la palabra de Dios. HCH018012 Siendo Gallón procónsul de Acaya, se levantaron a una los judíos contra Pablo y le condujeron ante el tribunal, HCH018013 diciendo: Este persuade a los hombres a dar culto a Dios de un modo contrario a la Ley. HCH018014 Disponíase Pablo a hablar, cuando Galión dijo a los judíos: Si se tratase de una injusticia o de algún grave crimen, ¡oh judíos!, razón sería que os escuchase;' HCH018015 pero tratándose de cuestiones de doctrina, de nombres y de vuestra Ley, allá vosotros lo veáis, yo no quiero ser juez en tales cosas. HCH018016 Y los echó del tribunal. HCH018017 Entonces se echaron todos sobre Sostenes, el jefe de la sinagoga, y le golpearon delante del tribunal, sin que Galión se cuidase de ello. HCH018018 Pablo, después de haber permanecido aún bastantes días, se despidió de los hermanos y navegó hacia Siria, yendo con él Priscila y Aquila, después de haberse rapado la cabeza en Cencreas, porque había hecho voto. HCH018019 Llegados a Efeso, los dejó y él entró en la sinagoga, donde conferenció con los judíos. HCH018020 Rogábanle éstos que se quedasen más tiempo, pero no consintió, HCH018021 y despidiéndose de ellos, dijo: Si Dios quiere, volveré a vosotros. Partió de Efeso, HCH018022 y desembarcando en Cesárea, después de subir y saludar a la iglesia, bajó a Antioquía. HCH018023 Pasado algún tiempo, partió, y atravesando sucesivamente el país de Galacia y la Frigia, confirmaba a todos los discípulos. HCH018024 Cierto judío de nombre Apolo, de origen alejandrino, varón elocuente, llegó a Efeso. Era muy perito en el conocimiento de las Escrituras. HCH018025 Estaba bien informado del camino del Señor y con fervor de espíritu hablaba y enseñaba con exactitud lo que toca a Jesús; pero sólo conocía el bautismo de Juan.' HCH018026 Este, pues, comenzó a hablar con valentía en la sinagoga; pero Priscila y Áquila que le oyeron, le tomaron aparte y le expusieron más completamente el camino de Dios.' HCH018027 Queriendo pasar a Acaya, le animaron a ello los hermanos y escribieron a los discípulos para que le recibiesen. Llegado allí, aprovechó mucho por su gracia a los que habían creído, HCH018028 porque vigorosamente contradecia a los judíos en público, demostrándoles por las Escrituras que Jesús era el Mesías. HCH019001 En el tiempo en que Apolo se hallaba en Corinto, Pablo, atravesando las regiones altas, llegó a Efeso, donde halló algunos discípulos;' HCH019002 y les dijo: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos le contestaron: Ni siquiera hemos oído del Espíritu Santo. HCH019003 Díjoles él: ¿Pues qué bautismo habéis recibido? Ellos le respondieron: El bautismo de Juan. HCH019004 Dijo Pablo: Juan bautizaba un bautismo de penitencia, diciendo al pueblo que creyese en el que venía detrás de él, esto es, en Jesús. HCH019005 Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús. HCH019006 E imponiéndoles Pablo las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban lenguas y profetizaban. HCH019007 Eran unos doce hombres. HCH019008 Entrando en la sinagoga habló con libertad por tres meses, conferenciando y discutiendo acerca del reino de Dios. HCH019009 Pero así que algunos endurecidos e incrédulos comenzaron a maldecir del camino del Señor delante de la muchedumbre, se retiró de ellos, separando a los discípulos, y predicaba todos los días en la escuela de Tirano. HCH019010 Esto hizo durante dos años, de manera que todos los habitantes de Asia oyeron la palabra del Señor, tanto los judíos como los griegos. HCH019011 Obraba Dios por mano de Pablo milagros extraordinarios, HCH019012 de suerte que hasta los pañuelos y delantales que habían tocado su cuerpo, aplicados a los enfermos, hacían desaparecer de ellos las enfermedades y salir a los espíritus malignos. HCH019013 Hasta algunos exorcistas judíos ambulantes llegaron a invocar sobre los que tenían espíritus malignos el nombre del Señor Jesús, diciendo: Os conjuro por Jesús, a quien Pablo predica. HCH019014 Eran los que esto hacían siete hijos de Esceva, sumo sacerdote judío;' HCH019015 pero respondiendo el espíritu maligno, les dijo: Conozco a Jesús y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?' HCH019016 Y arrojándose sobre ellos aquel en quien estaba el espíritu maligno, se apoderó de unos y otros y los sujetó, de modo que desnudos y heridos tuvieron que huir de aquella casa. HCH019017 Fue esto conocido de todos los judíos y griegos que moraban en Efeso, apoderándose de todos un gran temor y siendo glorificado el nombre del Señor Jesús. HCH019018 Muchos de los que habían creído, venían, confesaban y manifestaban sus prácticas supersticiosas;' HCH019019 y bastantes de los que habían profesado las artes mágicas traían sus libros y los quemaban en público, llegando a calcularse el precio de los quemados en cincuenta mil monedas de plata;' HCH019020 tan poderosamente crecía y se robustecía la palabra del Señor. HCH019021 Después de esto resolvió Pablo ir a Jerusalén, atravesando la Macedonia y la Acaya, porque se decía: Desde allí iré a Roma. HCH019022 Enviando a Macedonia dos de sus auxiliares, Timoteo y Erasto, él se detuvo algún tiempo en Asia. HCH019023 Pero hubo por aquellos días un alboroto no pequeño, a propósito del camino del Señor, HCH019024 ocasionado por un platero llamado Demetrio, que hacía en plata templos de Artemisa, que proporcionaban a los artífices no poca ganancia;' HCH019025 y convocándolos, así como a todos los obreros de este ramo, les dijo: Bien sabéis que nuestro negocio depende de este oficio. HCH019026 Asimismo estáis viendo y oyendo que no sólo en Efeso, sino en casi toda el Asia, este Pablo ha persuadido y llevado tras sí una gran muchedumbre, diciendo que no son dioses los hechos por manos de hombres. HCH019027 Esto no solamente es un peligro para nuestra industria, sino que es en descrédito del templo de la gran diosa Artemisa, que será reputada en nada y vendrá a quedar despojada de su majestad aquella a quien toda el Asia y el orbe veneran. HCH019028 Al oír esto, se llenaron de ira y comenzaron a gritar, diciendo: Grande es la Artemisa de los efesios. HCH019029 Toda la ciudad se llenó de confusión y a una se precipitaron en el teatro, arrastrando consigo a Gayo y Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. HCH019030 Quería Pablo entrar allá, pero no se lo permitieron los discípulos. HCH019031 Algunos de los asiarcas, que eran sus amigos, le mandaron recado rogándole que no se presentase en el teatro. HCH019032 Unos gritaban una cosa y otros otra. Estaba la asamblea llena de confusión y muchos no sabían ni por qué se habían reunido. HCH019033 En esto, empujado por los judíos, se destacó entre la multitud Alejandro, que con la mano hacía señas de que quería hablar al pueblo;' HCH019034 pero en cuanto supieron que era judío, todos a una levantaron la voz, y por espacio de dos horas estuvieron gritando: ¡Grande es la Artemisa de los efesios! HCH019035 Habiendo logrado el secretario calmar a la muchedumbre, dijo: Efesios, ¿quién no sabe que la ciudad de Efeso es la guardiana de la gran Artemisa y de su estatua bajada del cielo? HCH019036 Siendo esto incontestable, conviene que os aquietéis y no os precipitéis. HCH019037 Porque habéis traído a estos hombres que ni son sacrilegos ni blasfemos contra vuestra diosa. HCH019038 Si Demetrio y los de su profesión tienen alguna queja contra alguno, públicas asambleas se celebran y procónsules hay; que recurran a la justicia para defender cada uno su derecho.' HCH019039 Si algo más pretendéis, debe tratarse eso en una asamblea legal, HCH019040 porque hay peligro de que seamos acusados de sedición por lo de este día, pues no hay motivo alguno para justificar esta reunión tumultuosa. HCH019041 Dicho esto, disolvió la asamblea. HCH020001 Luego que cesó el alboroto, hizo Pablo llamar a los discípulos, y exhortándolos, se despidió de ellos y partió camino de Macedonia;' HCH020002 y atravesando aquellas regiones los exhortaba con largos discursos, y así llegó a Grecia, HCH020003 donde estuvo por tres meses; y en vista de las asechanzas de los judíos contra él cuando supieron que se proponía embarcarse para Siria, resolvió volver por Macedonia.' HCH020004 Le acompañaban Sópatros de Pirro, originario de Berea; los tesalonicenses Aristarco y Segundo, Gayo de Derbe, Timoteo y los asíanos Tíquico y Trófimo.' HCH020005 Estos se adelantaron y nos esperaron en Tróade. HCH020006 Nosotros, después de los días de los Ázimos, partimos de Filipos, y a los cinco días nos reunimos con ellos en Tróade, donde nos detuvimos siete días. HCH020007 El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para partir el pan, platicando con ellos Pablo, que debía partir al día siguiente, prolongó su discurso hasta la medianoche. HCH020008 Había muchas lámparas en la sala donde estábamos reunidos· HCH020009 Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en una ventana, abrumado por el sueño, porque la plática de Pablo se alargaba mucho, se cayó del tercer piso abajo, de donde lo levantaron muerto. HCH020010 Bajó Pablo, se echó sobre él y, abrazándole, dijo: No os turbéis, porque está vivo. HCH020011 Luego subió, partió el pan, lo comió y prosiguió la plática hasta el amanecer, y luego partió. HCH020012 Le trajeron vivo al muchacho, con gran consuelo de todos. HCH020013 Nosotros, adelantándonos a tomar la nave, zarpamos rumbo a Assos, donde habíamos de recoger a Pablo, porque él había dispuesto hacer hasta allí el viaje por tierra. HCH020014 Cuando se nos unió en Assos, lo tomamos en la nave, y llegamos hasta Mitilene. HCH020015 De aquí, hechos a la vela, pasamos al día siguiente en frente de Quío; al tercer día navegamos hasta Samos, y al otro día llegamos a Mileto.' HCH020016 Había resuelto Pablo, en efecto, pasar de largo por Efeso, a fin de no retardarse en Asia, pues quería, a ser posible, estar en Jerusalén el día de Pentecostés. HCH020017 Desde Mileto mandó a Efeso a llamar a los presbíteros de la iglesia. HCH020018 Guando llegaron a él, les dijo: “Vosotros sabéis bien cómo me conduje con vosotros todo el tiempo desde que llegué a Asia, HCH020019 sirviendo al Señor con toda humildad, con lágrimas y en tentaciones que me venían de las asechanzas de los judíos;' HCH020020 cómo no omití nada de cuanto os fuera de provecho, predicándoos y enseñándoos en público y en privado, HCH020021 dando testimonio a judíos y a griegos sobre la conversión a Dios y la fe en nuestro Señor Jesús. HCH020022 Ahora, encadenado por el Espíritu, voy hacia Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá, HCH020023 sino que en todas las ciudades el Espíritu Santo me advierte, diciendo que me esperan cadenas y tribulaciones. HCH020024 Pero yo no hago ninguna estima de mi vida, con tal de acabar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de anunciar el evangelio de la gracia de Dios. HCH020025 Sé que no veréis más mi rostro, vosotros todos por quienes he pasado predicando el reino de Dios;' HCH020026 por lo cual en este día os testifico que estoy limpio de la sangre de todos, HCH020027 pues os he anunciado plenamente el consejo de Dios. HCH020028 Mirad por vosotros y por todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, que El adquirió con su sangre. HCH020029 Yo sé que después de mi partida vendrán a vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño, HCH020030 y que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que enseñen doctrinas perversas para arrastrar a los discípulos en su seguimiento. HCH020031 Velad, pues, acordándoos de que por tres años, noche y día, no cesé de exhortaros a cada uno con lágrimas. HCH020032 Yo os encomiendo al Señor y a la palabra de su gracia; al que puede edificar y dar la herencia a todos los que han sido santificados.' HCH020033 No he codiciado plata, oro o vestidos de nadie. HCH020034 Vosotros sabéis que a mis necesidades y a las de los que me acompañan han suministrado estas manos. HCH020035 En todo os he dado ejemplo, mostrándoos cómo, trabajando así, socorráis a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que El mismo dijo: Mejor es dar que recibir.” HCH020036 En diciendo esto, se puso de rodillas con todos y oró;' HCH020037 y se levantó un gran llanto de todos, que, echándose al cuello de Pablo, le besaban, HCH020038 afligidos sobre todo por lo que les había dicho de que no volverían a ver su rostro. Y le acompañaron hasta la nave. HCH021001 Así que, separándonos de ellos, nos embarcamos, fuimos derechos a Cos, y al siguiente día a Rodas, y de allí a Petara, HCH021002 donde, habiendo hallado una nave que hacía la travesía a Fenicia, nos embarcamos y nos dimos a la mar. HCH021003 Luego dimos vista a Chipre, que dejamos a la izquierda, navegamos hasta Siria y desembarcamos en Tiro, porque allí había de dejar su carga la nave. HCH021004 En Tiro encontramos discípulos, con los cuales permanecimos siete días. Ellos, movidos del Espíritu, decían a Pablo que no subiese a Jerusalén. HCH021005 Pasados aquellos días, salimos, e iban acompañándonos todos con su mujeres e hijos hasta fuera de la ciudad. Allí, puestos de rodillas en la playa, oramos, HCH021006 nos despedimos y subimos a la nave, volviéndose ellos a su casa. HCH021007 Nosotros, yendo de Tiro a Tolemaida, acabamos nuestra navegación, y saludados los hermanos, nos quedamos un día con ellos. HCH021008 Al día siguiente salimos; llegamos a Cesárea, y entrando en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, nos quedamos con él.' HCH021009 Tenía éste cuatro hijas vírgenes que profetizaban. HCH021010 Habiéndonos quedado allí varios días, bajó de Judea un profeta llamado Agabo, HCH021011 el cual, llegándose a nosotros, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos con él, dijo: “Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón cuyo es este cinto, y le entregarán en poder de los gentiles.” HCH021012 Cuando oímos esto, tanto nosotros como los del lugar le instamos a que no subiese a Jerusalén. HCH021013 Pablo entonces respondió: ¿Qué hacéis con llorar y quebrantar mi corazón? Pues pronto estoy, no sólo a ser atado, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. HCH021014 No pudiendo disuadirle, guardamos silencio, diciendo: Hágase la voluntad del Señor. HCH021015 Después de estos días, hechos los preparativos necesarios, subimos a Jerusalén. HCH021016 Iban con nosotros algunos discípulos de Cesárea, que nos condujeron a casa de un tal Mnasón, chipriota, antiguo discípulo, en la cual nos hospedamos. HCH021017 Llegados a Jerusalén, fuimos recibidos por los hermanos con alegría. HCH021018 Al día siguiente, Pablo, acompañado de nosotros, visitó a Santiago, reuniéndose allí todos los presbíteros. HCH021019 Después de saludarlos, contó una por una las cosas que Dios había obrado entre los gentiles por su mano. HCH021020 Ellos, oyéndole, glorificaban a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos, y que todos son celadores de la Ley. HCH021021 Pero han oído de ti que enseñas a los judíos de la dispersión que hay que renunciar a Moisés y les dices que no circunciden a sus hijos ni sigan costumbres mosaicas. HCH021022 ¿Qué hacer, pues? Seguro que sabrán que has llegado. HCH021023 Haz lo que vamos a decirte: Tenemos cuatro varones que han hecho voto;' HCH021024 tómalos, purifícate con ellos y págales los gastos para que se rasuren la cabeza, y así todos conocerán que no hay nada de cuanto oyeron sobre ti, sino que sigues en la observancia de la Ley. HCH021025 Cuanto a los gentiles que han creído, ya les hemos escrito nuestra sentencia de que se abstengan de las carnes sacrificadas a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación. HCH021026 Entonces Pablo, tomando consigo a los varones, purificado con ellos al día siguiente, entró en el templo, anunciando el cumplimiento de los días de la consagración, en espera de que fuese presentada la ofrenda por cada uno de ellos. HCH021027 Cuando estaban para acabarse los siete días, judíos de Asia, que le vieron en el templo, alborotaron a la muchedumbre y pusieron las manos sobre él, HCH021028 gritando: “Israelitas, ayudadnos; éste es el hombre que por todas partes anda enseñando a todos contra el pueblo, contra la Ley y contra este lugar, y como si fuera poco, ha introducido a los gentiles en el templo y ha profanado este lugar santo.” HCH021029 Era que habían visto con él en la ciudad a Trófimo, efesio, y creyeron que Pablo le había introducido en el templo. HCH021030 Toda la ciudad se conmovió y se agolpó en el templo, y tomando a Pablo, le arrastraron fuera de él, cerrando enseguida las puertas. HCH021031 Mientras trataban de matarle, llegó noticia al tribuno de la cohorte de que toda Jerusalén estaba amotinada;' HCH021032 y tomando al instante los soldados y los centuriones, corrió hacia ellos. En cuanto vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo. HCH021033 Acercóse entonces el tribuno, y cogiéndole, ordenó que le echasen dos cadenas y le preguntó quién era y qué había hecho. HCH021034 Los de la turba decían cada uno una cosa, y no pudiendo sacar nada en claro a causa del alboroto, ordenó llevarle al cuartel. HCH021035 Al llegar a las escaleras, en vista de la violencia de la multitud, Pablo fue llevado por los soldados, HCH021036 pues la muchedumbre seguía gritando: ¡Quítalo! HCH021037 A la entrada del cuartel, dijo Pablo al tribuno: ¿Me permites decirte una cosa? El le contestó: ¿Hablas griego? HCH021038 ¿Pero no eres tú el egipcio que hace algunos días promovió una sedición y llevó al desierto cuatro mil sicarios? HCH021039 Respondió Pablo: Yo soy judío, originario de Tarso, ciudad ilustre de la Cilicia; te suplico que me permitas hablar al pueblo.' HCH021040 Permitiéndoselo él, Pablo, puesto de pie en lo alto de las escaleras, hizo señal al pueblo con la mano. Luego se hizo un gran silencio, y Pablo les dirigió la palabra en hebreo. HCH022001 Hermanos y padres, escuchad mi presente defensa ante vosotros. HCH022002 Oyendo que les hablaba en lengua hebrea, guardaron mayor silencio. Y prosiguió: HCH022003 Yo soy judío, nacido en Tarso de Gilicia, educado en esta ciudad e instruido a los pies de Gamaliel, según el rigor de la Ley patria, celador de Dios, como todos vosotros lo sois hoy. HCH022004 Perseguí de muerte esta doctrina, encadenando y encarcelando a hombres y mujeres, HCH022005 como podrá testificar el sumo sacerdote y el colegio de los ancianos, de quienes recibí cartas para los hermanos de Damasco, adonde fui para traer encadenados a Jerusalén a los que allí había, a fin de castigarlos. HCH022006 Pero acaeció que, yendo mi camino, cerca ya de Damasco, hacia el mediodía, de repente me envolvió una gran luz del cielo. HCH022007 Caí al suelo y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? HCH022008 Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues. HCH022009 Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. HCH022010 Yo dije: ¿Qué he de hacer, Señor? El Señor me dijo: Levántate y entra en Damasco, y allí se te dirá lo que has de hacer. HCH022011 Como yo no veía a causa de la claridad de aquella luz, conducido por los que me acompañaban entré en Damasco. HCH022012 Un cierto Ananías, varón piadoso según la Ley, acreditado por todos los judíos que allí habitaban, HCH022013 vino a mí, y acercándoseme me dijo: Saulo, hermano, recobra tu vista. Y en el mismo instante pude verlo. HCH022014 Prosiguió: El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conocieras su voluntad y vieras al Justo y oyeras la voz de su boca;' HCH022015 porque tú le serás testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído. HCH022016 Ahora ¿qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre. HCH022017 Guando volví a Jerusalén, orando en el templo tuve un éxtasis, HCH022018 y vi al Señor que me decía: Date prisa y sal pronto de Jerusalén, porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. HCH022019 Yo contesté: Señor, ellos saben que yo era el que encarcelaba y azotaba en las sinagogas a los que creían en ti, HCH022020 y cuando fue derramada la sangre de tu testigo Esteban, yo estaba presente, y me gozaba y guardaba los vestidos de los que le mataban. HCH022021 Pero El me dijo: Vete, porque yo quiero enviarte a naciones lejanas. HCH022022 Hasta aquí le prestaron atención; pero luego, levantando su voz, dijeron: Quita a ése de la tierra, que no merece vivir.' HCH022023 Y gritando tiraban sus mantos y lanzaban polvo al aire. HCH022024 En vista de esto, ordenó el tribuno que lo introdujeran en el cuartel, que lo azotasen y le diesen tormento, a fin de conocer por qué causa gritaban así contra él. HCH022025 Así que le sujetaron para azotarle, dijo Pablo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un romano sin haberle juzgado? HCH022026 Al oír esto el centurión, se fue al tribuno y se lo comunicó, diciendo: ¿Qué ibas a hacer? Porque este hombre es romano. HCH022027 El tribuno se le acercó y dijo: ¿Eres tú romano? El contestó: Sí. HCH022028 Añadió el tribuno: Yo adquirí esta ciudadanía por una gran suma. Pablo replicó: Pues yo la tengo por nacimiento. HCH022029 Al instante se apartaron de él los que iban a darle tormento, y el mismo tribuno temió al saber que, siendo romano, le había hecho atar. HCH022030 Al día siguiente, deseando saber con seguridad de qué era acusado por los judíos, le soltó y ordenó que se reuniesen los príncipes de los sacerdotes y todo el sanedrín, y llevando a Pablo se lo presentó. HCH023001 Pablo, puestos los ojos en el sanedrín, dijo: Hermanos, siempre hasta hoy me he conducido delante de Dios con toda rectitud de conciencia” HCH023002 El sumo sacerdote Ananías mandó a los que estaban junto a él que le hiriesen en la boca. HCH023003 Entonces Pablo le dijo: Dios te herirá a ti, pared blanqueada. Tú, en virtud de la Ley, te sientas aquí como juez, ¿y contra la Ley mandas herirme? HCH023004 Los que estaban a su lado dijeron: ¿Así injurias al sumo sacerdote de Dios? HCH023005 Contestó Pablo: No sabía, hermanos, que fuese el sumo sacerdote. Escrito está: “No injuriarás al príncipe de tu pueblo.” HCH023006 Conociendo Pablo que unos eran saduceos y otros fariseos, gritó en el sanedrín: Hermanos, yo soy fariseo e hijo de fariseos. Por nuestra esperanza, la resurrección de los muertos, soy traído a juicio. HCH023007 En cuanto dijo esto, se produjo un alboroto entre fariseos y saduceos y se dividió la asamblea. HCH023008 Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia de ángeles y espíritus, mientras que los fariseos profesan lo uno y lo otro. HCH023009 En medio de un gran griterío, se levantaron algunos doctores de la secta de los fariseos, que disputaban violentamente, diciendo: No hallamos culpa en este hombre. ¿Y qué, si le habló un espíritu o un ángel? HCH023010 El tumulto se agravó, y temiendo el tribuno que Pablo fuese por ellos despedazado, ordenó a los soldados que bajasen, le arrancasen de en medio de ellos y le condujesen al cuartel. HCH023011 Al día siguiente por la noche se le apareció el Señor y le dijo: Ten ánimo, porque como has dado testimonio de mí en Jerusalén, así también has de darlo en Roma. HCH023012 Cuando fue de día tramaron una conspiración los judíos, jurando bajo maldición no comer ni beber hasta matar a Pablo. HCH023013 Eran más de cuarenta los conjurados, HCH023014 y se llegaron a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciéndoles: Bajo anatema nos hemos comprometido a no gustar cosa alguna mientras no matemos a Pablo;' HCH023015 vosotros, pues, y el sanedrín rogad al tribuno que le conduzca ante vosotros, alegando que necesitáis averiguar con más exactitud algo acerca de él; nosotros estaremos prontos para matarle antes que se acerque.' HCH023016 Habiendo tenido noticia de esta asechanza el hijo de la hermana de Pablo, vino, y entrando en el cuartel se lo comunicó a Pablo. HCH023017 Llamó éste a un centurión y le dijo: Lleva a este joven al tribuno, porque tiene algo que comunicarle. HCH023018 El centurión lo llevó al tribuno, y dijo a éste: El preso Pablo me ha llamado y rogado que te trajera a este joven, que tiene algo que decirte. HCH023019 Tomándole el tribuno de la mano, se retiró aparte y le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme? HCH023020 El contestó: Que los judíos han concertado pedirte que mañana lleves a Pablo ante el sanedrín, alegando que tienen que averiguar con más exactitud algo acerca de él. HCH023021 No les des crédito, porque se han conjurado contra él más de cuarenta hombres de entre ellos, y se han obligado bajo anatema a no comer ni beber hasta matarle, y ya están preparados, en espera de que les concedas lo que van a pedirte. HCH023022 El tribuno despidió al joven, encargándole no dijese a nadie que le hubiera dado a saber aquello. HCH023023 Y llamando a dos centuriones les dijo: Preparad doscientos infantes para que vayan hasta Cesárea, setenta jinetes y doscientos lanceros para la tercera vigilia de la noche. HCH023024 Asimismo preparad cabalgaduras a Pablo, para que sea llevado en seguridad al procurador Félix. HCH023025 Y escribió una carta del tenor siguiente: HCH023026 “Claudio Lisias al muy excelente procurador Félix, salud: HCH023027 Estando el hombre que te envío a punto de ser muerto por los judíos, llegué con la tropa y le arranqué de sus manos, habiendo sabido que era un ciudadano romano;' HCH023028 y para conocer el crimen de que le acusaban, le conduje ante su sanedrín, HCH023029 y hallé que era acusado de cuestiones de su Ley, pero que no había cometido delito digno de muerte o prisión;' HCH023030 y habiéndome sido revelado que se habían conjurado para matarle, al instante resolví enviártelo a ti, comunicando también a los acusadores que expongan ante tu tribunal lo que tengan contra él. Pásalo bien.” HCH023031 Los soldados, según la orden que se les había dado, tomaron a Pablo y de noche le llevaron hasta Antípatris;' HCH023032 y al día siguiente, dejando con él a los jinetes, se volvieron al cuartel. HCH023033 Así que llegaron a Cesárea, entregaron la epístola al procurador y le presentaron a Pablo. HCH023034 El procurador, leída la epístola, preguntó a Pablo de qué provincia era, y al saber que era de Cilicia: HCH023035 Te oiré, dijo, cuando lleguen tus acusadores; y dio orden de que fuese guardado en el pretorio de Heredes.' HCH024001 Cinco días después bajó el sumo sacerdote Ananías con algunos ancianos y cierto orador llamado Tértulo, los cuales presentaron al procurador la acusación contra Pablo. HCH024002 Citado éste, comenzó Tértulo su alegato, diciendo: HCH024003 “Gracias a ti, óptimo Félix, gozamos de mucha paz, y por tu providencia se han hecho en esta nación convenientes reformas, que en todo y por todo hemos recibido de ti con suma gratitud. HCH024004 No te molestaré más; sólo te ruego que me oigas brevemente, con tu acostumbrada bondad.' HCH024005 Pues bien, hemos hallado a este hombre, una peste, que excita a sedición a todos los judíos del orbe y es el jefe de la secta de los nazarenos. HCH024006 Le prendimos cuando intentaba profanar el templo, y quisimos juzgarle según nuestra Ley;' HCH024007 pero llegó Lisias, el tribuno, con mucha fuerza, y le arrebató de nuestras manos, mandando a los acusadores que se presentasen a ti. HCH024008 Puedes, si quieres, interrogarle tú mismo, y sabrás así por él de qué le acusamos nosotros.” HCH024009 Los judíos, por su parte, confirmaron lo dicho declarando ser así. HCH024010 Pablo, una vez que el procurador le hizo señal de hablar, contestó: “Sabiendo que desde muchos años ha eres juez de este pueblo, hablaré confiadamente en defensa mía. HCH024011 Puedes averiguar que sólo hace dos días que subí a Jerusalén para adorar, HCH024012 y que ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad, me encontraron disputando con nadie o promoviendo tumultos en la turba, HCH024013 ni pueden presentarte pruebas de las cosas de que ahora me acusan. HCH024014 Te confieso que sirvo al Dios de mis padres con plena fe en todas las cosas escritas en la Ley y en los Profetas, según el camino que ellos llaman secta, HCH024015 y con la esperanza en Dios que ellos mismos tienen de la resurrección de los justos y de los malos. HCH024016 Según esto, he procurado en todo tiempo tener una conciencia irreprensible para con Dios y para con los hombres. HCH024017 Después de muchos años he venido para traer limosnas a los de mi nación y a presentar mis oblaciones. HCH024018 En esos días me encontraron purificado en el templo, no con turbas ni produciendo alborotos. HCH024019 Son algunos judíos de Asia los que deberían hallarse aquí presentes para acusarme, si algo tienen contra mí. HCH024020 Y si no, que estos mismos digan si, cuando comparecí ante el sanedrín, hallaron delito alguno contra mí, HCH024021 como no fuera esta mi declaración, que yo pronuncié en medio de ellos: Por la resurrección de los muertos soy juzgado hoy ante vosotros. HCH024022 Félix, que sabía bien lo que se refiere a este camino, difirió la causa, diciendo: Cuando venga el tribuno Lisias decidiré vuestra causa. HCH024023 Mandó al centurión que le guardase, dejándole cierta libertad y permitiendo que los suyos le asistiesen. HCH024024 Pasados algunos días, vino Félix con su mujer Drusila, que era judía, y mandó que viniese Pablo, y le escuchó acerca de la fe en Cristo. HCH024025 Disertando él sobre la justicia, la continencia y el juicio venidero, se llenó Félix de terror. Al fin le dijo: Por ahora retírate; cuando tenga tiempo volveré a llamarte.' HCH024026 Entretanto, esperando que Pablo le diese dinero, le hizo llamar muchas veces y conversaba con él. HCH024027 Transcurridos dos años, Félix tuvo por sucesor a Porcio Festo; pero queriendo congraciarse con los judíos, dejó a Pablo en la prisión.' HCH025001 Llegó Festo a la provincia, y a los tres días subió de Cesárea a Jerusalén, HCH025002 y los sumos sacerdotes y los principales de los judíos le presentaron sus acusaciones contra Pablo. HCH025003 Pidieron la gracia de que le hiciese conducir a Jerusalén. Hacían esto con ánimo de prepararle una asechanza para matarle en el camino. HCH025004 Festo les respondió que Pablo estaba preso en Cesárea y que él mismo había de partir en breve para allá: HCH025005 Así, pues, que los principales de vosotros bajen conmigo para acusar allí a ese hombre, si tienen de qué. HCH025006 Habiendo pasado entre ellos sólo unos ocho o diez días, bajó a Cesárea, y al día siguiente se sentó en su tribunal, ordenando presentar a Pablo. HCH025007 Presentado éste, los judíos que habían bajado de Jerusalén le rodearon, haciéndole muchos y graves cargos, que no podían probar, HCH025008 replicando Pablo que ni contra la Ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra el Cesar había cometido delito alguno. HCH025009 Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, se dirigió a Pablo y le dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén y allí ser juzgado ante mí de todas estas acusaciones ? HCH025010 Pablo contestó: Estoy ante el tribunal del César; en él debo ser juzgado. Ninguna injuria he hecho a los judíos, como tú bien sabes.' HCH025011 Si he cometido alguna injusticia o crimen digno de muerte, no rehuso morir. Pero si no hay nada de todo eso de que me acusan, nadie puede entregarme a ellos: Apelo al César. HCH025012 Festo entonces, después de hablar con los de su consejo, respondió: Has apelado al César, al César irás. HCH025013 Transcurridos algunos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesárea para saludar a Festo. HCH025014 Habiendo pasado allí varios días, dio cuenta Festo al rey del asunto de Pablo, diciendo: Hay aquí un hombre que fue dejado preso por Félix, HCH025015 al cual, cuando yo estuve en Jerusalén, acusaron los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo su condena. HCH025016 Yo les contesté que no es costumbre de los romanos entregar a un hombre cualquiera sin que al acusado, en presencia de los acusadores, se le dé lugar para defenderse de la acusación. HCH025017 Habiendo, pues, venido ellos aquí a mí, luego, al día siguiente, sentado en el tribunal, ordené traer al hombre ese. HCH025018 Presentes los acusadores, ningún crimen adujeron de los que yo sospechaba, HCH025019 sólo cuestiones sobre su propia religión y de cierto Jesús muerto, de quien Pablo asegura que vive. HCH025020 Vacilando yo sobre el modo de inquirir sobre semejantes cuestiones, le dije que si quería ir a Jerusalén y ser allí juzgado. HCH025021 Pero Pablo interpuso apelación para que su causa fuese reservada al conocimiento de Augusto, y así ordené que se le guardase hasta que pueda remitirlo al César. HCH025022 Dijo Agripa a Festo: Tendría gusto en oír a ese hombre. Mañana, dijo, le oirás. HCH025023 Al otro día llegaron Agripa y Berenice con gran pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y personajes conspicuos de la ciudad, ordenó Festo que Pablo fuera conducido. HCH025024 Y dijo Festo: Rey Agripa y todos los que estáis presentes: He aquí a este hombre, contra quien toda la muchedumbre de los judíos en Jerusalén y aquí me instaban gritando que no es digno de la vida. HCH025025 Pero yo no he hallado en él nada que le haga reo de muerte, y habiendo él apelado al César, he resuelto enviarle a él. HCH025026 Del cual nada cierto tengo que escribir al señor. Por esto le he mandado conducir ante vosotros, y especialmente ante ti, rey Agripa, a fin de que con esta inquisición tenga yo qué poder escribir;' HCH025027 porque me parece fuera de razón enviar un preso y no informar acerca de las acusaciones que sobre él pesan. HCH026001 Dijo Agripa a Pablo: Se te permite hablar en tu defensa. Entonces Pablo, tendiendo la mano, comenzó así su defensa: HCH026002 “Por dichoso me tengo, rey Agripa, de poder defenderme hoy ante ti de todas las acusaciones de los judíos;' HCH026003 sobre todo, porque tú conoces todas las costumbres de los judíos y sus controversias. Te pido, pues, que me escuches con paciencia. HCH026004 Lo que ha sido mi vida desde la juventud, cómo desde el principio he vivido en medio de mi pueblo, en Jerusalén mismo, lo saben todos los judíos;' HCH026005 de mucho tiempo atrás me conocen y pueden, si quieren, dar testimonio de que he vivido como fariseo, según la secta más estrecha de nuestra religión. HCH026006 Al presente estoy sometido a juicio por la esperanza en las promesas hechas por Dios a nuestros padres, HCH026007 cuyo cumplimiento nuestras doce tribus, sirviendo continuamente a Dios día y noche, esperan alcanzar. Pues por esta esperanza, ¡oh rey!, soy yo acusado por los judíos. HCH026008 ¿Tenéis por increíble que Dios resucite a los muertos? HCH026009 Yo me creí en el deber de hacer mucho contra el nombre de Jesús Nazareno, HCH026010 y lo hice en Jerusalén, donde encarcelé a muchos santos, con poder que para ello tenía de los sumos sacerdotes, y cuando eran muertos, yo daba mi voto. HCH026011 Muchas veces por todas las sinagogas los obligaba a blasfemar a fuerza de castigos, y loco de furor contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extrañas. HCH026012 Para esto mismo iba yo a Damasco, con poder y autorización de los sumos sacerdotes;' HCH026013 y al mediodía, ¡oh rey!, vi en el camino una luz del cielo, más brillante que el sol, que me envolvía a mí y a los que me acompañaban. HCH026014 Caídos todos a tierra, oí una voz que me decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro te es dar coces contra el aguijón. HCH026015 Yo contesté: ¿Quién eres, Señor? El Señor me dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. HCH026016 Pero levántate y ponte en pie, pues para esto me he aparecido a ti, para hacerte ministro y testigo de lo que has visto y de lo que te mostraré aún, HCH026017 librándote de tu pueblo y de los gentiles, a los cuales yo te envío HCH026018 para que les abras los ojos, se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, y reciban la remisión de los pecados y la herencia entre los santificados por la fe en mí. HCH026019 No fui, ¡oh rey Agripa!, desobediente a la visión celestial, HCH026020 sino que primero a los de Damasco, luego a los de Jerusalén y por toda la región de Judea y a los gentiles, anuncié la penitencia y la conversión a Dios por obras dignas de penitencia. HCH026021 Sólo por esto los judíos, al cogerme en el templo, intentaron quitarme la vida;' HCH026022 pero gracias al socorro de Dios he continuado hasta este día dando testimonio a pequeños y a grandes y no enseñando otra cosa sino lo que los profetas y Moisés han dicho que debía de suceder: HCH026023 Que el Mesías había de padecer, que siendo el primero en la resurrección de los muertos, había de anunciar la luz al pueblo y a los gentiles.” HCH026024 Defendiéndose él de este modo, dijo Festo en alta voz: ¡Tú deliras, Pablo! Las muchas letras te han sorbido el juicio. HCH026025 Pablo le contestó: No deliro, nobilísimo Festo; lo que digo son palabras de verdad y sensatez.' HCH026026 Bien sabe el rey estas cosas, y a él hablo confiadamente, porque estoy persuadido de que nada de esto ignora, pues no son cosas que se hayan hecho en un rincón. HCH026027 ¿Crees, rey Agripa, en los profetas? Yo sé que crees. HCH026028 Agripa dijo a Pablo: Poco más, y me persuades a que me haga cristiano. HCH026029 Y Pablo: Por poco más o por mucho más, pluguiese a Dios que no sólo tú, sino todos los que me oyen se hicieran hoy tales como lo soy yo, aunque sin estas cadenas. HCH026030 Se levantaron el rey y el procurador, Berenice y cuantos con ellos estaban sentados;' HCH026031 y al retirarse se decían unos a otros: Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la prisión. HCH026032 Agripa dijo a Festo: Podría ponérsele en libertad, si no hubiera apelado al César. HCH027001 Cuando estuvo resuelto que emprendiésemos la navegación a Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos en manos de un centurión llamado Julio, de la cohorte Augusta. HCH027002 Embarcados en una nave de Adramicia, que estaba para hacerse a la vela para los puertos de Asia, levamos anclas, llevando en nuestra compañía a Aristarco, macedonio de Tesalónica. HCH027003 Al otro día llegamos a Sidón, y Julio, usando con Pablo de gran humanidad, le permitió ir a visitar a sus amigos y proveer a sus necesidades. HCH027004 De allí levamos anclas, y, a causa de los vientos contrarios, navegamos a lo largo de Chipre, HCH027005 y atravesando los mares de Cilicia y Panfilía, llegamos a Mira de Licia;' HCH027006 y como el centurión encontrase allí una nave alejandrina que navegaba a Italia, hizo que nos trasladásemos a ella. HCH027007 Navegando durante varios días lentamente y con dificultad, llegamos frente a Gnido; luego, por sernos contrario el viento, bajamos a Creta junto a Salmón;' HCH027008 y costeando penosamente la isla, llegamos a cierto lugar llamado Puerto Bueno, cerca del cual está la ciudad de Lasca. HCH027009 Transcurrido bastante tiempo y siendo peligrosa la navegación por ser ya pasado el ayuno, les advirtió Pablo, HCH027010 diciendo: Veo, amigos, que la navegación va a ser con peligro y mucho daño, no sólo para la carga y la nave, sino también para nuestras personas. HCH027011 Pero el centurión dio más crédito al piloto y al patrón del barco que a Pablo;' HCH027012 y por ser el puerto poco a propósito para invernar en él, la mayor parte fue de parecer que partiésemos de allí, a ver si podríamos alcanzar Fenice e invernar allí, por ser un puerto de Creta que mira contra el nordeste y sudeste. HCH027013 Comenzó a soplar el solano, y creyendo que se lograría su propósito, levaron anclas y fueron costeando más de cerca la isla de Creta;' HCH027014 mas de pronto se desencadenó sobre ella un viento impetuoso llamado euraquilón, HCH027015 que arrastraba la nave, sin que pudiera resistir, y nos dejamos ir a merced del viento. HCH027016 Pasando por debajo de una islita llamada Cauda, a duras penas pudimos recoger el esquife. HCH027017 Una vez que lograron izarlo, ciñeron por debajo la nave con cables, y luego, temiendo no fuesen a dar en la Sirte, plegaron las velas y se dejaron ir. HCH027018 Al día siguiente, fuertemente combatidos por la tempestad, aligeraron, HCH027019 y al tercer día arrojaron por sus propias manos los aparejos. HCH027020 En varios días no aparecieron el sol ni las estrellas, y continuando con fuerza la tempestad, perdimos al fin toda esperanza de salvación. HCH027021 Habíamos pasado largo tiempo sin comer, cuando Pablo se levantó y dijo: Mejor os hubiera sido, amigos, atender a mis consejos: no hubiéramos partido de Creta, y nos hubiéramos ahorrado estos peligros y daños. HCH027022 Pero levanten los ánimos, porque sólo la nave, ninguno de nosotros perecerá. HCH027023 Esta noche se me ha aparecido un ángel de Dios, cuyo soy y a quien sirvo, HCH027024 que me dijo: No temas, Pablo; comparecerás ante el César, y Dios te ha hecho gracia de todos los que navegan contigo.' HCH027025 Por lo cual, arriba los ánimos, amigos, que yo confío en Dios que así sucederá como se me ha dicho. HCH027026 Sin duda, daremos con una isla. HCH027027 Llegada la decimocuarta noche en que así éramos llevados de una a otra parte por el mar Adriático, hacia la mitad de la noche, sospecharon los marineros que se hallaban cerca de tierra, HCH027028 y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y luego de adelantar un poco, de nuevo echaron la sonda y hallaron quince brazas.' HCH027029 Ante el temor de dar en algún bajío, echaron a popa cuatro áncoras y esperaron a que se hiciese de día. HCH027030 Los marineros, buscando huir de la nave, trataban de echar al agua el esquife con el pretexto de echar las áncoras de proa. HCH027031 Pablo advirtió al centurión y a los soldados: Si éstos no se quedan en la nave, vosotros no podréis salvaros. HCH027032 Entonces cortaron los soldados los cables del esquife y lo dejaron caer. HCH027033 Mientras llegaba el día, Pablo exhortó a todos a tomar alimento, diciendo: Catorce días hace hoy que estamos ayunos y sin haber tomado cosa alguna. HCH027034 Os exhorto a tomar alimento, que nos es necesario para nuestra salud, pues estad seguros de que ni un solo cabello de vuestra cabeza perecerá. HCH027035 Diciendo esto, dio gracias a Dios delante de todos, y partiendo el pan comenzó a comer. HCH027036 Animados ya todos, tomaron alimento. HCH027037 Eramos los que en la nave estábamos doscientos setenta y seis. HCH027038 Cuando estuvieron satisfechos aligeraron la nave arrojando el trigo al mar. HCH027039 Llegado el día, no conocieron la tierra, pero vieron una, ensenada que tenía playa, en la cual acordaron encallar la nave, si podían. HCH027040 Soltando las anclas, las abandonaron al mar, y desatadas las amarras de los timones e izado el artimón, iban con rumbo a la playa. HCH027041 Llegados a un sitio que daba a dos mares, encalló la nave, e hincada la proa en la arena, quedó inmóvil, mientras que la popa era quebrantada por la violencia de las olas. HCH027042 Propusieron los soldados matar a los presos, para que ninguno escapase a nado;' HCH027043 pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, se opuso a tal propósito y ordenó que quienes supiesen nadar se arrojasen los primeros y saliesen a tierra, HCH027044 y los demás saliesen, bien sobre tablas, bien sobre los despojos de la nave. Y así todos llegaron a tierra. HCH028001 Una vez que estuvimos en salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. HCH028002 Los bárbaros nos mostraron singular humanidad; encendieron fuego y nos invitaron a todos a acercarnos a él, pues llovía y hacía frío.' HCH028003 Juntó Pablo un montón de ramaje, y al echarlo al fuego una víbora que huía del calor le mordió en la mano. HCH028004 Cuando vieron los bárbaros al reptil colgado de su mano, dijéronse unos a otros: Sin duda que éste es un homicida, pues escapado del mar, la justicia no le consiente vivir. HCH028005 Pero él sacudió el reptil sobre el fuego y no le vino mal alguno, HCH028006 cuando ellos esperaban que pronto se hincharía y caería enseguida muerto. Luego de esperar bastante tiempo, viendo que nada extraño se le notaba, mudaron de parecer y empezaron a decir que era un dios. HCH028007 Había en aquellos alrededores un predio que pertenecía al principal de la isla, de nombre Publio, el cual nos acogió y por tres días amistosamente nos hospedó. HCH028008 El padre de Publio estaba postrado en el lecho, afligido por la fiebre y la disentería. Pablo se llegó a él, y orando, le impuso las manos y le sanó. HCH028009 A la vista de este suceso, todos los demás que en la isla padecían enfermedades venían y eran curados. HCH028010 Ellos a su vez nos honraron mucho, y al partir nos proveyeron de lo necesario. HCH028011 Pasados tres meses, embarcamos en una nave alejandrina, que había invernado en la isla y llevaba por enseña Dióscuros. HCH028012 Arribados a Siracusa, permanecimos allí tres días;' HCH028013 y de allí, costeando, llegamos a Regio, y un día después comenzó a soplar el viento sur, con ayuda del cual llegamos al segundo día a Pozzuoli, HCH028014 donde encontramos hermanos que nos rogaron permanecer con ellos siete días, y así nos dirigimos a Roma. HCH028015 De allí los hermanos que supieron de nosotros nos vinieron al encuentro hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y cobró ánimo. HCH028016 Cuando entramos en Roma permitieron a Pablo morar en casa particular, con un soldado que tenía el encargo de guardarle. HCH028017 Al cabo de tres días, convocó Pablo a los primates de los judíos, y cuando estuvieron reunidos, les dijo: Yo, hermanos, no he hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres patrias. HCH028018 Preso en Jerusalén, fui entregado a los romanos, los cuales, después de haberme interrogado, quisieron ponerme en libertad, por no haber en mí causa ninguna de muerte;' HCH028019 mas oponiéndose a ello los judíos, me vi obligado a apelar al César, no para acusar de nada a mi pueblo. HCH028020 Por esto he querido veros y hablaros. Sólo por la esperanza de Israel llevo estas cadenas. HCH028021 Ellos le contestaron: Nosotros ninguna carta hemos recibido de Judea acerca de ti, ni ha llegado ningún hermano que nos comunicase cosa alguna contra ti. HCH028022 Querríamos oír de ti lo que sientes, porque de esta secta sabemos que en todas partes se la contradice. HCH028023 Le señalaron día y vinieron a su casa muchos, a los cuales expuso la doctrina del reino de Dios, y desde la mañana hasta la noche los persuadía de la verdad de Jesús por la Ley de Moisés y por los Profetas. HCH028024 Unos creyeron lo que les decía, otros rehusaron creer. HCH028025 No habiendo acuerdo entre ellos, se separaron, y Pablo les dijo estas palabras: Bien habló el Espíritu Santo por el profeta Isaías a nuestros padres, HCH028026 diciendo: “Vete a ese pueblo y diles: Con los oídos oiréis, pero no entenderéis; mirando miraréis, pero no veréis;' HCH028027 porque se ha embotado el corazón de este pueblo y sus oídos se han vuelto torpes para oír, y sus ojos se han cerrado, para que no vean con los ojos ni oigan con los oídos, ni con el corazón entiendan y se conviertan y los sane.” HCH028028 Sabed, pues, que esta salud de Dios ha sido ya comunicada a los gentiles y éstos oirán. HCH028029 Dicho esto, los judíos salieron, teniendo entre sí gran contienda. HCH028030 Dos años enteros permaneció en la casa que había alquilado, donde recibía a todos los que venían a él, HCH028031 predicando el reino de Dios y enseñando con toda libertad y sin obstáculo lo tocante al Señor Jesucristo.
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